Pérez Companc
historia de un candidato
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En una de las ya famosas visitas que el doctor Carlos Alberto Pérez Companc realizó a las secretarías militares, uno de los secretarios le preguntó cómo había surgido la idea de su candidatura.
—Para decirle la verdad —contestó Pérez Companc— se me ocurrió a mí conversando con un grupo de amigos. Estaba convencido de que el país necesitaba un hecho nuevo.
Esta es una de las tantas versiones sobre a quién se le ocurrió proponer a Pérez Companc como candidato a presidente. Pero sobre lo que no hay duda es que desde el nacimiento del Frente Nacional, se hizo consciente en todos sus integrantes que el candidato presidencial debía ser aceptado por el PAF (Perón, azules, Frondizi) a través de sus cabezas visibles. A fines de semana se sabía que las tres cabezas (es decir, Onganía, Perón y Frondizi) habían dado su aprobación o, por lo menos, no habían vetado la iniciativa. Para interpretar esto, hay que considerar también que siempre el Frente había considerado que su candidato debía reunir, además, las siguientes condiciones:
•No representar a ninguno de los socios del Frente, para que ninguno tuviera preeminencia.
•Garantizara una política de impulso a la economía nacional.
•Asegurara la amistad entre el Estado y la Iglesia Católica.
•Fuera absolutamente solidario con Occidente y con el país que represen tara el liderazgo de la causa tal, los Estados Unidos.
Pérez Companc, evidentemente, reunía todos esos requisitos. Y, a pesar de que hace solamente dos semanas "estalló la bomba", desde hace tres meses su figura está siendo cautelosamente estudiada por alguno de los servicios de informaciones, ya que, tratándose de un empresario, las Fuerzas Armadas, antes de admitirlo, tenían que tener seguridad sobre un manejo claro de sus propios negocios. La semana última, el Servicio de Informaciones de Ejército informaba así, reservadamente, que la fortuna personal del doctor Pérez Companc había sido bien habida y que no había objeciones que formular. El secretario de Industria, doctor Gottheil, explicaba las razones económicas y financieras por las que se había adjudicado "Petroquímica E. N." a Pérez Companc, y mientras un sector de obreros de la empresa expresaba su oposición, otro estimaba que se había acordado la mejor solución, ya que garantizaba las inversiones futuras necesarias para mantener en marcha la empresa.
Por otra parte, a fines de semana comenzaban a llegar noticias confidenciales sobre las importantes entrevistas que Pérez Companc sostuvo en Washington. La llegada del eventual candidato frentista a Nueva York tuvo, por otra parte, características inusitadas. Muchas personalidades importantes llegan diariamente al aeropuerto de Idlewild (jefes de gobierno, delegados a la UN, representantes ante los organismos internacionales), por lo que no es común ofrecer recepciones especiales. Pero Pérez Companc recibió honores de la policía neoyorquina. "Un espaldarazo de Kennedy", se comentó entonces.
Noticias provenientes de Bariloche permitían avalar el esquema. Por los mismos datos que dejó trascender Alende, es fácil deducir que Frondizi no quiso discutir con el ex gobernador de Buenos "Aires el problema de las candidaturas, pero reiteró que la UCRI debía permanecer dentro del Frente y aceptar sus decisiones. Evidentemente, Frondizi estaba dispuesto a enfrentar a Alende si éste discutía los acuerdos finales frentistas.
A pesar de esta situación, aparentemente ideal para Pérez Companc, dentro del propio Frente Nacional comenzaba la semana pasada una ofensiva contra su candidatura. La misma se insinuó con algunos "slogans" del tipo de "con vino es vida, Companc es agua", y tendió luego a cobrar algún cuerpo. Esa ofensiva era iniciada por aspirantes fallidos a la presidencia y por quienes no tuvieron parte en la tramitación de la candidatura. Entre los primeros se contaba Bengoa, que señaló que Pérez Companc no era el candidato de Perón, Onganía y Frondizi, sino simplemente de Rogelio Frigerio. Entre los segundos —los marginados por la decisión— está Jorge Antonio, quien, a través de Raúl Matera y los peronistas de la presunta "línea dura" (Jonch, Borro y Jornet), exigía una libertad absoluta para el movimiento justicialista, sabiendo que esa actitud significaba la proscripción y la posibilidad de una dictadura. En esos medios se creía que la dictadura podría ser "nasserista". Quizá en ese sentido pudieron haber sido utilizados los fondos que tres dirigentes gremiales "duros" obtuvieron en Egipto durante su reciente visita a El Cairo.
Ese cuadro hizo que algunos dirigentes peronistas amenazaran con secuestrar a Matera si intentaba pronunciar su discurso por televisión, que habría redactado el dirigente trotskista Esteban Rey. Ese discurso no fue nunca prohibido por Rauch sino, por el contrario, había contado con el aval y el aliento del ministro del Interior (si hubiera sido prohibido, Matera habría entregado —como es habitual—. copias a los diarios). Pero Iturbe no lo conocía y, por lo tanto, no lo autorizó.
Esta era, hasta el mediodía del sábado, la situación de la candidatura más novedosa de las últimas décadas de política argentina.
En cuanto a los antecedentes de Pérez Companc, pueden resumirse en pocas líneas: es abogado; tiene 50 años; estudió Derecho para ganar un pleito (recuperar tierras de su padre en la Patagonia) que, efectivamente, ganó. Todo lo hizo en el campo económico en colaboración con su hermano Jorge, médico, que murió hace dos años. Soltero, gusta siempre decir que "se casó con la República". Pero la Crónica no podría concluir sin un interrogante: si Pérez Companc es el candidato del Frente para la campaña electoral, ¿lo es también para el colegio electoral?
14 de mayo de 1963
PRIMERA PLANA

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