La propuesta de un legislador justicialista procura
proteger, en los casos en que el romance se frustre, a los
novios que hubieran adquirido bienes muebles o inmuebles
para ser utilizados en su futura vida matrimonial
Días atrás, muchos de los que pertenecen a la categoría de
ex novios —de ambos sexos, claro— sintieron que un
escalofrío les contraía la espalda. Otros, en cambio,
experimentaron un codicioso renacer de esperanzas
perdidas. Todos ellos pensaban en lo mismo: en aquellos
regalos que habían sido intercambiados a lo largo del
idilio y que —naturalmente— no habían sido devueltos luego
de la ruptura. La preocupación no era casual: varios
diarios capitalinos se habían encargado de asegurar que,
sí se aprobaba un proyecto presentado por el diputado
justicialista Edgar Cossy Isasi, esos presentes debían ser
inexorablemente restituidos.
Una posibilidad que despertó no pocas crisis emocionales,
y que, además, permitió el vuelo de las imaginaciones
ociosas. Las preguntas que surgieron fueron, por supuesto,
interminables: ¿A qué clase de regalos se referirá la ley?
¿Se podrán reclamar tanto las cartas de amor y los
románticos mechones de pelo como los collares de perlas,
las heladeras y los juegos de dormitorio? Ya que algunas
parejas se prodigan obsequios desde el mismo día en que se
conocen, ¿cuándo se considera que la relación deja de ser
una amistad expectante y pasa a convertirse en un noviazgo
hecho y derecho?
Para esclarecer esos interrogantes, Siete Días concurrió
al primer piso del sector Diputados del Congreso Nacional,
donde funciona el bloque de la rama política del FREJULI.
Allí, el diputado por Entre Ríos Edgar Cossy Isasi (48,
tres hijos, un nieto) procuraba habituarse a su repentina
popularidad. "Yo ya he presentado en la Cámara 25
proyectos, muchos de mayor trascendencia que éste
—evaluó—; entre ellos uno que modifica el derecho
sucesorio, ya incorporado al Código Civil, y otro que
propone volver a la ley de divorcio sancionada durante el
segundo gobierno del general Perón. Sin embargo, ninguno
de ellos recogió tanta publicidad como éste." Pero el
legislador no titubeó en arriesgar una explicación: "En
todo esto hubo una mala interpretación —se lamenta—.
que terminó por distorsionar el sentido de mi proyecto. Yo
jamás hablé de devolver regalos, eso seria irritativo,
dado nuestro modo de ser".
En efecto: basta ojear el texto del proyecto para
comprobar que allí se alude exactamente al destino de los
obsequios: "Cuando los promitentes no celebraren el
matrimonio —establecería, en caso de ser aprobado, el
propuesto artículo 1242 bis del Código Civil—, sea cual
fuere la causa, cada uno de ellos queda obligado a
restituir al otro los bienes que hubiere recibido de él
por cualquier título, con motivo y en vista de la unión
matrimonial no concretada".
Lo cual quiere decir, según el diputado Cossy Isasi, que
lo que debe ser devuelto es aquello que fue adquirido para
ser utilizado en común. "Este proyecto se refiere, sobre
todo, a los inmuebles y muebles de gran valor —explica
ECI— que, adquiridos por uno de los novios, se encuentren
en poder o a nombre del otro." Una alternativa que, según
parece, no deja de ser bastante frecuente: "En un momento
de idilio no van a tener desconfianza entre sí
—generaliza—; todos piensan que los problemas del mundo
terminan allí. Y si no me cree —anacroniza— pregúnteles a
los zaguanes".
DE NOVIOS Y ABUELOS
Pero no hace falta recurrir a esas incómodas encuestas:
basta echar una mirada a los antecedentes que invoca el
autor del proyecto: "El último caso que se registró fue en
Bahía Blanca —recuerda—: allí, el padre de la novia le
regaló un departamento a la hija, y el novio se hizo cargo
de ponerlo en condiciones, para lo que gastó unos cuantos
millones de pesos. Después, la pareja se disolvió, y el
joven reclamó la restitución del dinero invertido. El
problema terminó llevándose a juicio y, por supuesto, el
fallo favoreció al novio".
Es que, según asegura el legislador, son ya numerosos los
casos en que los jueces actuaron en casos similares,
haciendo lugar a la demanda. "En realidad, la idea no es
nada nueva —afirma Cossy Isasi—; además de la abundante
jurisprudencia sentada en nuestro país, numerosos códigos
extranjeros incluyen artículos semejantes al que yo
propuse; entre ellos, el Código Civil de México, el
alemán, el italiano de 1942, el Código de Matrimonio de
Suecia y el de Etiopía, que es uno de los más modernos del
mundo. Este último, además, hace lugar a las demandas de
terceros, cuando se exige la devolución, por ejemplo, de
los regalos de casamiento en los casos en que la boda no
se realiza".
No es la primera vez, por supuesto, que el diputado Cossy
Isasi —miembro de seis comisiones de la Cámara. Baja y del
Parlamento Latinoamericano, un cuerpo integrado por
legisladores de todos los países ubicados al sur de los
Estados Unidos— se ocupa de problemas familiares: otra de
sus inquietudes se materializó en un proyecto que procura
reconocer el derecho de los abuelos a ver a sus nietos,
aun cuando los padres se opongan; una circunstancia que, a
veces, se verifica en casos de matrimonios separados.
"Además, como complemento de mi proyecto sobre restitución
de bienes —agrega el diputado—, pienso proponer la
creación de un registro de inmuebles en vista de
matrimonio, donde deberán inscribirse, precisamente, las
propiedades que adquieran los novios."
En general, la mayoría de los abogados locales parece
estar de acuerdo en elogiar la intención del proyecto; sin
embargo, algunos letrados insisten en advertir ciertos
flancos poco convenientes: además de la dificultad de la
prueba —evalúan—, el método podría producir una cantidad
interminable de juicios y trámites farragosos. Una
posibilidad que no preocupa a Cossy Isa-si: "Dadas las
características de nuestro temperamento —prevé—, sólo un
25 por ciento de las parejas que se encuentren en esas
circunstancias iniciaría juicio".
Revista Siete Días Ilustrados
09.12.1974
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