Hace pocos días, un matrimonio norteamericano que pasó
una temporada en Buenos Aires decidió llevarse, como
recuerdo de su excursión, algunos artículos de cuero.
En la vidriera de un negocio céntrico seleccionaron de
primera intención un bolso de señora, una valija y un
maletín. Cuando entraron a comprarlos supieron, con
sorpresa, que no eran de cuero. "Son de 'primitrón'
—les informó la vendedora, subrayando las ventajas de
un material sobre otro—. El 'primitrón' no se mancha
ni se raya, es prácticamente indestructible y se
limpia con agua y jabón."
Mucho más se hubieran asombrado al enterarse de la
definición técnica de ese material: simplemente, un
fuerte tejido de algodón con recubrimiento vinílico.
Su nombre deriva de la empresa que lo produce:
Primicia S.A.I.C., una fábrica de bolsos y artículos
de equipaje en general, cuyo primer establecimiento
fue instalado por José Kasitzky en 1925, primeramente
en Avellaneda. "Primitrón es una síntesis de nuestra
marca de fábrica y de las denominaciones propias de la
era electrónica", informa el director gerente, Samuel
Palonsky.
Primicia inició sus actividades en una modesta escala
de manufactura doméstica. "En aquel entonces
—recuerdan sus directivos—, se comenzó fabricando
bolsas para mercado, de esas que las señoras llevan a
sus compras diarias, y se siguió con los bolsones de
playa, que eran de hule en colores vivos." José
Kasitzky y sus hijos David y León (este último actual
presidente del directorio de la empresa) encararon
desde el principio su labor con sentido de
investigación y superación constantes. "Conocer lo que
se hace en otros lugares, explorar el gusto argentino
y perfeccionar las maquinarias" son, según explica el
presidente de la empresa, las bases sobre las cuales
Primicia evolucionó hasta transformarse en el primer
establecimiento de su género en la Argentina. A esas
consideraciones habría que agregar otra, igualmente
importante: la medida en que los productos de la
fábrica fueron, al mismo tiempo, modelando el gusto
del público argentino, capacitándolo para exigir y
apreciar diseños cada vez más funcionales, materiales
cada vez más novedosos.
La empresa, que provee a muchas de las casas más
calificadas de todo el país, nunca necesitó viajantes
ni intermediarios. "Yo fui —comenta Palonsky,
sonriendo— el primer viajante de Primicia y el
último." La verdad es que la demanda fue siempre
superior a la producción, y esto aseguró una sólida
evolución a lo largo de la vida de la empresa.
"Hace seis años —informa el director gerente—, nos
independizamos del cuero." La independencia se
concretó en la utilización del primitrón, que la
propia empresa elabora en su establecimiento de
Burzaco, con la experiencia que ya había adquirido en
la producción de telas vulcanizadas —o "telas
capota"—, utilizadas para maletines, bolsos de
gimnasia, bolsas marinero, etc. El establecimiento de
Burzaco fue el segundo paso de una etapa iniciada
cuando Primicia se trasladó, diecisiete años atrás, a
su sede de Barracas, en la calle San Antonio. Allí
tiene, en 1.200 metros cuadrados cubiertos; allí se
manufacturan el distribución (textual en la crónica) y
salones de venta.
El establecimiento de Burzaco se despliega sobre 1.800
metros cuadrados cubiertos; allí se manufacturan el
primitrón y los accesorios metálicos que requieren los
bolsos, valijas y similares. Además, se cortan las
piezas de tela y se elabora la mayoría de los
productos Primicia. La fábrica posee su propia fuerza
motriz (150 HP instalados, más 150 de reserva,
suministrados por SEGBA), sus calderas y su taller
mecánico y de mantenimiento. Una inmensa máquina
alemana de 43 toneladas de peso —única en América
latina— ejecuta por sí sola todas las operaciones que
se resumen en el término spreading (del inglés to
spread, desparramar). El spreading es el proceso que
transforma la tela reforzada de algodón en primitrón,
mediante el agregado de resina vinílica a la que se
adiciona una sustancia plastificante.
A través de inmensos rodillos se desliza la tela,
sobre la cual se va extendiendo una capa de resina
vinílica previamente pigmentada con el color deseado.
El doctor Andrés Valdez, químico encargado de esa
sección en el establecimiento de Burzaco, explica que,
una vez impregnada la tela, se la "gelifica" en un
horno o túnel, siempre dentro de la misma máquina, a
250 grados de temperatura. "Esto es lo que asegura
—dice Valdez— la cristalización definitiva de la
resina y la transformación de la tela en primitrón. Al
abandonar las zonas caloríficas, el producto recibe
—pasando por otros rodillos— el tipo de impresión que
se desee, ya sean los poros y rugosidades del cuero,
por ejemplo, o bien la trama de un tejido de rafia,
etcétera."
En la planta superior de Burzaco se elaboran bolsos
(entre otros, para las principales compañías de
aviación que operan en la Argentina) y valijas. Un
dato curioso de este establecimiento es su alta antena
de radio, mediante la cual se comunica con la central
en Buenos Aires o con sus fábricas de Chascomús.
Primicia posee en dicha ciudad un taller de costura y
armado que abarca 1.200 metros cuadrados cubiertos y
también una fracción de 21 hectáreas en el kilómetro
121, sobre la ruta a Mar del Plata. Por el momento se
utilizan sólo 1.400 metros cuadrados, para un
establecimiento en el que se efectúa el proceso de
vulcanización y donde se tejen los materiales de
fantasía —rafia, sisal, yute y rayón—, destinados a
los artículos de verano.
Prácticamente, Primicia se basta a sí misma, de lo que
deriva el precio accesible de sus artículos; fabrica
algunas de sus máquinas y posee una flota de camiones.
Palonsky resume las bases de la empresa de esta
manera: mano de obra seleccionada (muy a menudo
formada en los mismos talleres), constante
actualización de modelos y técnicas, conducción
dinámica y moderno sentido social de las relaciones
laborales. Este último punto constituye uno de los
aspectos más interesantes de Primicia: todas las
personas que están al frente de las secciones de la
fábrica integran el directorio, y muchos de los
empleados y obreros obtienen, además de sus
retribuciones, acciones de la empresa que se denominan
"de colaboración".
Cuando se le pregunta al director gerente por los
planes de Primicia, responde: "Estamos constantemente
empeñados en superar la calidad y aumentar la
producción, como medio para poner nuestros productos
al alcance de un público cada vez mayor y, asimismo,
responder a las exigencias de los viajeros, cuyo
número crece año a año." En este sentido, el
primitrón, material exclusivo de Primicia, asegura
valijas, maletines y bolsos livianos y elegantes, de
duración prácticamente indefinida.
Página 53 - PRIMERA PLANA
2 de junio de 1964