En medio del vendaval político de la última semana, el
descubrimiento de un caso de "espionaje económico" pasó
relativamente inadvertido e, incluso, encalló en cierto
difuso escepticismo. Sin embargo, era un hecho real y se
dispone de abundantes prueba.
En razón del desnivel que existe en el intercambio
argentino-checoslovaco, los auxiliares económicos de la
legación de ese país tenían interés en "detectar" las
necesidades de ciertos productos que la Argentina no
fabrica, y la producción de algunos materiales
estratégicos. En ciertos casos, se trata de información
reservada. De todos modos, una persona protegida por
estatuto diplomático no puede perseguir informaciones de
esa clase, y menos si, para lograrlas, corrompiera a
funcionarios argentinos o abusara de su buena fe.
Eso es, precisamente, lo que hicieron algunos
representantes de Checoslovaquia, y el gobierno argentino
consiguió establecerlo con toda evidencia. En realidad, se
trata de un sumario practicado por la justicia argentina y
las órdenes de arresto fueron dictadas por el juez en lo
criminal y correccional, doctor Jorge A. Aguirre.
Tres de los detenidos son miembros de la misión comercial
checoslovaca: Miroslav Holub, Jiri Vitek y Antonin Kobza.
Dos son argentinos: Jorge Oscar Jorge y Bertimiglio Pedro
Suetti; este último es director de la firma Skoda en
nuestro país. Estaba prófugo Jindrich Bula, jefe de la
sección comercial de la legación checa.
En cuanto al ministro de Checoslovaquia, Jaroslav Pscolka,
fue declarado persona no grata por haber dicho a los
periodistas frases como éstas: "Se trata de las medidas de
seguridad ordenadas por la OEA"; "Se me ha impedido todo
contacto con los detenidos" (naturalmente, estaban
incomunicados por orden del juez); "Yo deseaba averiguar
cuál era el estado físico de mis compatriotas". La
cancillería estimó que tales insinuaciones y sospechas
eran inadmisibles en boca de un diplomático.
Para comprender la delicada naturaleza de este caso —que,
según el coronel Quiroga, jefe del departamento GR (Guerra
Revolucionaria) de la SIDE, "hizo perder un punto a
nuestro país"—, conviene recordar la tesis comunista de
que la lucha con Occidente debe librarse ahora en el campo
de la competencia económica.
En esa perspectiva, las misiones comerciales del Este
ofrecen condiciones de intercambio ventajosas que la
Argentina, como otros países, no toma en cuenta por
estimar que persiguen designios políticos. Por
consiguiente, tales misiones procuran obtener una amplia
información económica, en busca de "brechas" para colocar
sus mercaderías y, en algunos casos, para averiguar el
volumen de ciertas exportaciones (uranio, bórax) a los
países occidentales. Por otra parte, las ventas comunistas
a Occidente revelan una misma tendencia: precios bajos
(contra los cuales se puede lanzar la acusación de
"dumping") y "know how". Estas dos palabras ("sepa cómo")
aluden al hecho de que los equipos de origen oriental, por
ajustarse a "standars" distintos de los de Occidente,
necesitan, para ser manejados, la presencia de técnicos
comunistas.
Los partidos comunistas estiman que estas actividades son
normales, sin considerar que los países gobernados por el
comunismo no las consienten, por cierto, y que a menudo
expulsan a diplomáticos occidentales por razones de
supuesto o real "espionaje económico".
Círculos comunistas locales se mostraban muy complacidos,
la semana pasada, con la versión de que Cuba enviaría a la
próxima reunión de la CEPAL, en Mar del Plata, una
delegación presidida por Ernesto "Ché" Guevara. Ese júbilo
sufrió un eclipse cuando la señora Celia de la Serna de
Guevara, madre del "número 2" de Cuba, fue arrestada
cuando volvía de la isla con abundante material de
propaganda. La reunión de la CEPAL debería servir, de
acuerdo con los planes comunistas, para una mejor
organización del servicio de "espionaje
económico" en el continente. Esos planes no podrían ser
obstruidos —se añadía— porque la CEPAL es una comisión de
las Naciones Unidas y Cuba es miembro de la organización
internacional.
Un oficial de informaciones, al comentar este caso con
PRIMERA PLANA, dijo: "En realidad, estos checos son unos
ingenuos. Si supieran leer bien los diarios, y sobre todos
los órganos especializados, no tendrían necesidad, casi,
de incurrir en estas prácticas escandalosas de espionaje.
Es sabido que hasta un 90 % de la información reservada
trasciende inadvertidamente a los medios normales de
difusión". También se coincide en que la tarea de espiar
se ha hecho virtualmente burocrática en todas las
embajadas y legaciones del mundo. El presidente Kennedy,
en 1962, previno severamente a los editores de USA que
deberían vigilar mejor el material que publican, puesto
que los enemigos de la nación recogían de diarios y
revistas mucha información que debería ser secreta.
En todo caso, el grado de responsabilidad internacional de
un gobierno se mide por el cuidado que pone en guardar
ciertos secretos que pueden afectar no sólo su seguridad e
intereses sino también los de sus aliados.
Un vocero autorizado indicó a un representante de PRIMERA
PLANA que "se había filtrado importante información
económica desde organismos estatales ubicados en alto
nivel", y que "las detenciones de hoy son resultado de una
larga y paciente investigación". Recordó que hace pocos
meses, en Suiza, funcionarios de la embajada checa "se
vieron comprometidos en un caso semejante", y aludió a "la
preocupación comunista por la disminución del intercambio
comercial de la Argentina con la Cortina de Hierro", que
en algún momento superó los 200 millones de dólares por
año, y ahora está reducido a 60 millones. Checoslovaquia
tiene interés en carnes, tanino y cueros, y es el país
oriental en mejores condiciones para intercambiar esos
productos con otros que la Argentina necesita. De ahí que
la legación checa realice una intensa actividad vinculada
con dichos intereses.
"Tenemos datos —expresó el coronel Quiroga— que nos
inducen a pensar que la empresa TAR S. A. mantenía
vinculaciones con el partido comunista argentino. No se ha
comprobado ayuda financiera, pero es muy probable. Cuando
allanamos sus oficinas, y a pesar de que nos esperaban,
hallamos papeles muy comprometedores."
En cuanto a los dos argentinos complicados en estas
tareas, ambos tienen una larga historia.
Jorge habría confesado que Suetti le entregó información
económica y de otra clase (seguridad nacional). Él, por su
parte, es católico practicante (seis hijos), y nadie
conocía sus ideas políticas: "Soy anticomunista", dice.
Añade que la información suministrada por él era de
carácter público. En realidad, este hombre revistó, bajo
el peronismo, en el servicio de informaciones que dirigía
el coronel Solveyra Casares, y más tarde sirvió en el
exterior a las órdenes del comodoro Pons Bedoya.
Aparentemente, durante sus viajes se vinculó con servicios
de inteligencia comunistas. Los estudiosos de estas cosas
afirman que "el espía espía siempre", y que "cuando pierde
su empleo busca empleo en la vereda de enfrente".
También se indica que fue funcionario público durante el
gobierno constitucional, y que, investigado y procesado
por contrabando, ello no le impidió llegar a ser miembro
del directorio de TAR S. A.
Acerca de Suetti, en círculos de la SIDE se admite que era
agente de dicho organismo. Según voceros del departamento
de Servicio Exterior de la SIDE. Suetti, en vez de recoger
información, habría trasmitido a Jorge, presionado por él,
elementos de juicio que no debían trascender. Parece que
Jorge ganaba más de 100.000 pesos mensuales (al técnico
checo Vitek apenas percibía 50.000, por su parte), pero no
consta que haya entregado dinero a Suetti.
El caso específico que permitió "situar" este dispositivo
se refiere, según el coronel Quiroga, a "un estudio muy
delicado sobre cierto aspecto de nuestro intercambio
comercial". Una de las personas que tenía acceso a esa
documentación fue "tocada" por Jorge, de !a empresa mixta
(argentino-checoslovaca) TAR S. A., con sede en Carlos
Pellegrini 27. Esa información fue entregada a la legación
checa.
A pesar de la hermeticidad que rodea las actuaciones, se
cree que estarían comprometidos algunos funcionarios de
varios organismos nacionales: Relaciones Exteriores,
ministerio de Economía, secretaría de Comercio y la propia
SIDE.
Los interrogatorios en Coordinación Federal, por parte de
funcionarios militares y policiales, se prolongarán aún
varios días, de modo que el sumario y los detenidos no
pasarán al juez Aguirre hasta los últimos días de esta
semana. En razón de les antecedentes de Jorge, se procura
establecer si hubo también contrabando.
La investigación puede cobrar derivaciones insospechadas.
Son 26 los técnicos y representantes de entidades
comerciales checas que se encuentran en el país sin
pasaporte oficial. De ellos, 3 están comprometidos en el
espionaje y 6 —uno de ellos, relacionado con el affaire—
trabajan en un organismo oficial (YCF). El total de
técnicos comunistas en el país es de 85 personas sin
pasaporte oficial. Un vocero de la Cancillería informó el
sábado último que no se romperían relaciones con
Checoslovaquia.
A fines de semana, varios organismos oficiales dudaban
todavía en responder a un cuestionario que presentó
PRIMERA PLANA y que puede compendiarse así:
• El espionaje, ¿se configuró realmente o sólo fue una
audaz tentativa?
• ¿Se trataba de verificar datos vinculados a un estudio
de la SIDE sobre nuestro intercambio con Checoslovaquia y
otros países comunistas?
• ¿O se quería establecer los cupos de las exportaciones
de materiales estratégicos (bórax, uranio) a USA y a
Francia?
• ¿O recoger datos sobre la SIDE, suministrados por Suetti
a Jorge y por éste a la legación?
• ¿Es verdad que este dispositivo funcionó durante un año
y que sólo fue investigado desde principios de 1963?
("Correo de la Tarde" denunció a Jorge en octubre de
1961.)
• Las empresas checas que trabajan en el país,
¿contribuían a las finanzas del comunismo local?
Revista Primera Plana
30 de abril de 1963
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