Estuvimos poco más de una hora con Arturo Frondizi.
Afuera, en la calle, se comentaban las declaraciones de
Oscar Alende,, crujientes de denuncias; la agresión
pública de Jorge Daniel Paladino al régimen que vivimos,
la voz más dura que nunca de José Rucci, en una carrera
para ver quién golpea más y mejor. El ex presidente
contestó 26 preguntas que intentan ir hasta la última
gota. Aquí están:
Pregunta: ¿A 4 años y 7 meses de Illia, se puede decir hoy
que "los políticos" tienen la culpa?
Respuesta: No creo que el problema pueda considerarse en
términos de culpa, Sin embargo, en este largo lapso los
políticos se han retraído, o la acción que han cumplido
(algunos de ellos) careció de relevancia, desde que ni
logró eco en la sensibilidad popular, ni influyó en la
esfera del Poder. De todos modos la responsabilidad por el
punto en que nos encontramos nos incumbe a todos, en la
medida en que no se ha advertido que vivimos una verdadera
guerra en la que los monopolios internacionales avanzan
sin pausa.
Pregunta: ¿Está ajada la estructura militar que rige la
Revolución Argentina?
Respuesta: La responsabilidad que incumbe a las Fuerzas
Armadas por presidir esta política no puede menos que
repercutir en sus filas. Pienso que uno de los graves
males que estamos soportando es esta pérdida de solidez de
un sector que por su cohesión interior, su disciplina y su
difusión a lo largo del país y sus fronteras constituye
factor esencial de unidad.
Pregunta: Si tenemos políticos desacreditados por los
militares y militares desacreditados por su fracaso en el
Poder, frente al peligro de una izquierda loca, ¿no
conviene ensayar ya mismo la implantación de una
democracia total y desde ahí ensayar la Revolución
Profunda?
Respuesta: La democracia no se impone por decreto, ni por
pactos, es el resultado de un proceso histórico. En la
Argentina hay que consumar la Revolución, para hacerlo,
emprender el cambio estructural que libere nuestra
economía. Una nación soberana es inevitablemente
democrática.
Pregunta: ¿Usted cree que loe argentinos tenemos vocación
democrática?
Respuesta: Por supuesto. Toda nuestra historia lo
demuestra así.
Pregunta: ¿Por qué nunca la practicamos, entonces?
Respuesta: No se puede decir que nunca la practicamos, Sus
frecuentes violaciones y las notorias imperfecciones que
se advierten en los períodos en que se ensayaron
aproximaciones más o menos netas son resultado de esta
tremenda lucha entre la vieja estructura y una nueva que
trata de aparecer para dar bases de soberanía a la Nación
y de justicia al pueblo.
Pregunta: ¿Por qué Insiste en creer que desde un Poder
conducido por el "Partido Militar" se puede profundizar la
Revolución y no desde la democracia, ahora que todos han
aprendido?
Respuesta: No creo que hacer la revolución le corresponda
al "Partido Militar", ni que el país esté dividido entre
civilistas y militaristas. La tarea revolucionaria compete
a todos los sectores sociales y a todos los argentinos.
Vuelvo a repetir; se trata de una genuina unidad del
pueblo argentino luchando contra un enemigo —los
monopolios internacionales— y sus aliados en el país, que
constituyen una minoría. Por eso cuando se habla de
soluciones que excluyen a un sector social se trabaja
contra la solución nacional.
Pregunta: ¿Cómo vive el hecho de que Krieger Vasena sea
ministro, 60 días después director de Deltec y luego,
ahora, se radique en Paris? ¿No marca que en vez de servir
al país tuvo que servir para alcanzar estas otras
servidumbres?
Respuesta: Prefiero no hacer calificaciones. Pienso, sí,
que K. V. fue el más talentoso exponente de la política
del statu quo, es decir, del "no cambio" y de
consolidación de la estructura colonial. Que quienes lo
hayan sucedido se expresen en otro lenguaje no quiere
decir que más allá de sus intenciones no estén sirviendo
la misma política.
Pregunta: Frondizi fue el primero que tuvo la "osadía" y
el pionerismo de negociar con Perón, Hoy lo hacen desde
Balbín hasta Rawson Paz. ¿No cree que es un paso positivo,
aunque resulte 15 años después?
Respuesta: Es positivo, como muestra de superación de
antinomias, pero significa muy poco si no pone tras suyo
un proyecto de liberación nacional. La osadía de 1958
consistió no en la realización de un pacto electoral sino
en la concertación de una alianza de clases y sectores
sociales para cumplir una etapa de la revolución nacional.
Esa alianza se selló en las urnas a favor de
circunstancias coyunturales favorables, entre las que
computo la claridad de las direcciones partidarias
populares para ver el problema en toda su profunda
grandeza.
Pregunta: ¿Usted no cree que el día 8 de junio, cuando fue
destituido Onganía, debió dictarse un decreto dando por
terminada la Revolución Argentina?
Respuesta: Hubiera sido una tontería, porque la Revolución
no había comenzado entonces, ni comenzó todavía.
Pregunta: La actitud económica de Krieger Vasena obtuvo
entonces el apoyo de no pocos centros de poder. Hoy,
Ferrer se enfrenta con los temas básicos de la vida
nacional: petróleo, por vía de la decisión de la política
"de los crudos" que desarrollará YPF; carnes, con la
actitud de no respaldar al Swift en la trampa del "precio
social"; bancos, al nacionalizar sus actividades; Fiat, al
enfrentar el proceso de "lock-out" patronal bajo los visos
de "dirigentes gremiales que faltan el respeto". Mucha
gente se pregunta: ¿usted se opone a lo de Ferrer porque
doctrinariamente está equivocado o porque justamente
arrebata sus banderas sobre desarrollismo y aquí no se
trata de que haya desarrollo sino que ese desarrollo lo
haga Frondizi?
Respuesta: Las banderas que enarbolo no son de mi
propiedad sino del Movimiento Nacional, y quien quiera que
las levante tendrá mi entusiasta apoyo. Me separa de la
actual conducción el hecho de que no ataca el núcleo del
problema nacional, tal como se nos presenta hoy. Cuando la
economía del país se encuentra postrada (estancamiento,
quiebras, concentración monopólica, desnacionalización del
crédito) hacen falta medidas revolucionarias que sean
aptas para cambiar el signo del proceso. No basta un seis
por ciento de aumento de los salarios, ni los paños tibios
que se aplican aquí y allá. En cuanta a las medidas
concretas que usted enuncia, poco tienen que ver con
cualquier cosa que sea revolucionaria. Así, por ejemplo:
no se trata de refinar los crudos sino de extraerlos
rápidamente. La política sobre carnes se arregla en el
contexto de una política nacional que permita al país
comercializar sus saldos exportables como tales, es decir,
que éstos sean el remanente de un consumo interno sólido,
sostenido por una economía integrada. La convocatoria del
Swift ha revelado, entre otras cosas, hacía dónde se
dirigen los ahorros nacionales, en forma de créditos.
Tampoco el problema social "se arregla" con una actitud en
un conflicto determinado. Sin salir de esa área
específica, le ^puedo señalar dos déficit: en el plano
social, la total insuficiencia de los aumentos salariales;
en la zona de industria automotriz, la batalla que se
libra para congelar la competencia a través del sistema de
franjas y el ensayo de poner a toda ella bajo el dictado
monopólico al forzar una integración regional.
Pregunta: Estamos en vísperas de asistir a otro "asalto al
Poder"', esta vez con el pretexto muy lúcido de "volver
cuanto antes a la democracia". Los observadores calculan
que en los próximos 45 días habrá en esa materia una puja
y una definición. ¿Qué hará Arturo Frondizi? ¿Estará con
el "general de la democracia" o seguirá creyendo que
Levingston debe profundizar la Revolución?
Respuesta: La alternativa no es válida, y los apellidos
sobran. Hay que profundizar la Revolución. Y ésa es la
tarea de todos. Todos los sectores sociales y todos
nosotros. Usted y yo, por ejemplo.
Pregunta: ¿Usted cree que es más factible una revolución
de liberación nacional dentro del juego actual
semiconstitucional que en el marco de las Instituciones
tradicionales?
Respuesta: Otra vez estamos en la trampa de las formas.
Todos los caminos son válidos. A condición de hacer la
Revolución. Para ello, acometerla en donde se abre una
brecha del proceso liberador.
Pregunta: Si usted coincide con Ferrer en lo que hace a
las industrias básicas, ¿cuáles son los sustantivos que
los alejan?
Respuesta: Y otra vez las palabras y los hechos. No se
"hace" el acero, cuando se sostiene una política que
invierte los términos del problema y nos obliga a importar
arrabio. No se hace celulosa y papel de diario cuando se
licitan plantas en lugar de crear las condiciones para que
se instalen quienes quieran realmente hacerlo. No se
integra el país cuando se mantiene El Chocón para el
Litoral en lugar de desarrollar la Patagonia ¿Dónde está
la coincidencia sustantiva, adjetiva o lo que sea?
Pregunta: Usted y Álvaro Alsogaray critican el "instante
económico actual". ¿Por iguales razones?
Respuesta: ¿Le parece? Hay economistas con profuso acceso
a la televisión que dicen que el desarrollismo incurrió en
pecado de sobreinversión y que todavía estamos
dirigiéndola. Pues bien, nosotros proponemos más
inversión, bien orientada. Y otra vez, más inversión.
Pregunta: ¿Cuatro años y 7 meses después, usted cree que
la llamada Revolución Argentina aún puede despertar fervor
y producir la declamada Revolución? ¿Se pueden producir
grandes transformaciones desde ningún contexto político,
desde el descrédito o la pasividad indiferente de las
grandes masas?
Respuesta: Una cosa es derrotar a la contrarrevolución que
se encaramó de inmediato en la Revolución Argentina y
otra, con ese pretexto, dejar "para mejor oportunidad" la
Revolución Nacional, que debemos hacer para no
convertirnos definitivamente en colonia.
Pregunta: El Gobierno apela a las generaciones
intermedias. ¿Usted cree que en 1971, a 4 años y 7 meses
del aislamiento, se puede hacer frondizismo sin Frondizi,
peronismo sin Perón y radicalismo sin Balbín?
Respuesta: Estoy seguro que tanto Perón, como Frondizi y
Balbín son los primeros que están dispuestos a apartarse
de cualquier pretensión de cargo público y aun de la
conducción política. Su papel en el proceso nacional sería
muy pobre si no hubiera para ellos plurales sucesores, no
de sus posiciones concretas, sino de las tendencias que
marcaron y marcan. Pero no se trata de eso, ni de
problemas generacionales. Se trata de una toma de
conciencia nacional del riesgo de desintegración en que
nos encontramos. Frente al mismo, las reuniones de
palacio, con lápiz y papel haciendo planes formales,
resultan un chiste de muy mal gusto.
Pregunta: Si coinciden en la salida electoral —y
coinciden— Perón, Balbín, los sectores empresarios, la CGT
y una joven generación que ya no quiere que tres
comandantes en Jefe le cambien a cada rato el presidente,
¿no teme quedarse solo en el proceso, usted que siempre
"la vio primero"?
Respuesta: Este es un juego en el que no entré nunca. No
se trata de verla primero, sino de servir al país, y del
Movimiento Nacional, que es su instrumento adecuado.
Aunque parezca jactancia, no le temo a la soledad, porque
mi compañía natural es el pueblo.
Pregunta: ¿Su gran olfato político no le dice que ya la
gente, aunque sea irracionalmente, no cree que el actual
régimen sepa, pueda o se anime a desembocar en la
Transformación Nacional? ¿Por qué persiste en acompañar el
fracaso aunque sea desde una posición crítica?
Respuesta: ¿Me permite una pregunta? ¿Leyó los documentos
que vengo dando sobre el proceso contrarrevolucionario al
que asistimos? Y otra más: ¿Cómo puede ser que esté
equivocado al no compartir los puntos de vista de la
actual conducción económico-social y al mismo tiempo me
equivoque porque se supone que acompañe a su fracaso? Y
una tercera: ¿No le parece que en todo esto hay alguna
contradicción?
Pregunta: ¿Usted cree que sí un día, pronto, hay
elecciones las Fuerzas Armadas volverán a consentir
proscripciones?
Respuesta: No creo que sean posibles más proscripciones.
Pregunta: ¿Tiene usted conciencia de que es el hombre
político más escuchado inclusive por quienes discrepan con
usted? ¿Comprende su enorme influencia aunque la gente
dude de su capacidad electoral? ¿Por qué entonces en vez
de seguir empujando hacia las pautas económicas del cambio
no presiona por una salida electoral limpia que ya en sí
supone toda una Revolución? Mi generación Jamás vio un
presidente libremente elegido por el pueblo ser
reemplazado por otro presidente libremente elegido por el
pueblo. ¿No será la hora?
Respuesta: Para que esa hora llegue tenemos que trabajar
con pasión e inteligencia. Pienso que ella está mucho más
cerca de lo que los intelectuales creen. Y más cerca
todavía de lo que suponen los políticos al "uso nostro",
que por puro pesimismo creen que es necesario "arreglar la
torta".
Pregunta: ¿Argentina, internacionalmente, no tendría que
estar junto a Bolivia y Perú en este instante?
Respuesta: Por supuesto que sí. Nada es peor para el país
que transformarse en gendarme que reprime las revoluciones
nacionales de los países vecinos.
Pregunta: ¿No cree que Argentina debe tener un estado
nacional fuerte para negociar bien con los oligopolios
internacionales?
Respuesta: Tal es una de las primeras prioridades.
Pregunta: ¿Usted cree que hoy las Fuerzas Armadas,
consideradas desde el punto de vista Institución y no
"hombre por hombre", tienen espíritu revolucionario?
Respuesta: Estoy profundamente convencido. Los hechos
objetivos así lo demuestran y sería un enorme infortunio
perder tal valor.
Pregunta: Siguiendo así, ¿no cree que estamos dejando el
país en manos de la irritación, la frustración y la mufa?
¿No es peligroso insistir en ver sí el general que viene
va a cumplir sus sueños de revolución desarrollista? Y no
me diga que la revolución soñada se hace con todos los
sectores nacionales, porque ése es el reino de la utopía y
no lo convocan nunca.
Respuesta: ¿No le parece que la pregunta puede formularse
con igual énfasis referida a la posición contraria? Esta
paradoja es posible porque en una y otra se escapa el
núcleo de la realidad. No se trata de este general o de
este otro; como no se trata de una elección digitada o una
teóricamente libre: se trata de hacer la Revolución. En
Perú la ensayan, sin elecciones; en Bolivia, al que hable
de elecciones lo rechazan; en Chile, creen haber
encontrado el camino por el comicio. En cualquiera de los
tres casos la Revolución ensaya sus pasos; ellos serán
tanto más firmes no según sean los comicios que convoquen
sino en virtud del cambio estructural que los libere de la
dependencia. Y ésta no es una utopía. Es una tarea
concreta y posible en la actual coyuntura mundial. Está
inscripta en la historia de nuestros días; sólo que no es
un juego sino una genuina lucha que hay que librarla a
brazo partido, con el corazón entusiasta y la cabeza
despejada.
Pregunta. Usted es un gran analista político. ¿Por qué no
me predice las próximas horas argentinas?
Respuesta: Porque si lo hiciera dejaría de ser un analista
político y, lo que es más grave, un político práctico, que
es lo que realmente soy: un político práctico al servicio
de la Revolución Nacional.
Pregunta: En esta misma edición publicamos lo que supone
ser el testamento político del señor Juan Perón. Así
parece que Perón y Frondizi firman el libro de la historia
inscribiendo sus renuncias a liderar el tiempo que viene
¿Qué le parece la actitud? ¿Otros los imitarán?
Respuesta: Me parece muy importante. Perón vuelve a tener
una posición nacional. Diría, como siempre. Es un acto de
desprendimiento y de comprensión.
Arturo Frondizi había ya gastado 65 minutos. Afuera, un
grupo de jóvenes quería discutir con él. Sonrió y se
fue... a "hacer política".
Revista Redacción
junio de 1971
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