Hair en Buenos Aires
Una tribu de hippies y un éxito
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Hair
El norteamericano Fred Reinglos tiene a su cargo la dirección de Hair, la comedia musical que luego de cuatro años de éxito mundial se presenta en Buenos Aires. Los miembros del elenco -cerca de treinta- ensayan una experiencia inédita en el teatro argentino
Por MARIO MASSOUH ELMIR

En Nueva York puede pasar cualquier cosa. Inclusive, que setecientos hippies se desnuden en pleno Central Park. Esa posibilidad dejó de ser tal, y de pertenecer a alguna utópica película nudista con movimientos de masas que pueda soñar algún nuevo y alucinado Cecil de Mille, para convertirse en algo real y existente.
Afortunadamente, era otoño en Nueva York.
Dos mil hippies protestaban contra la guerra de Vietnam. En medio de la marcha, los manifestantes hicieron una hoguera con sus libretas de enrolamiento, y bailaron frenéticamente mientras el humo y las llamas eran algo así como una ofrenda a los dioses del pacifismo. El espectáculo, curiosamente, se parecía bastante a las quemas de libros que, en siglos pasados —y algunos presentes— hiciera la Inquisición en sus diversas formas, lo que demuestra que los hábitos sociales subyacen, misteriosamente, a través de generaciones, y que afloran tanto a través del ropaje inflamado de los verdugos que quemaban brujas, como del alegre y colorido atuendo hippie.
La policía intervino, pero el pudor de los agentes pudo más que la orden de represión. Para hacerles frente, 700 hippies se desnudaron totalmente. Doscientos de ellos eran mujeres.
Afortunadamente, era otoño en Nueva York.
La crónica no dice el destino final de los setecientos nudistas. Pero la escena parece que sirvió para algo. Dos jóvenes escritores Gerome Ragni y James Rado —"experimentales", como ellos se denominan— participaban en la manifestación. Los desnudos, la fogata, el otoño, todo eso, aparentemente, fue el factor catalítico que les impulsó a redactar un largo poema Víctimas del repentismo literario —o de una inspiración poderosa— lo escribieron en una noche. Así nació "Hair", que quiere decir "Pelo".

* * *

Alucinada de San Francisco,
Oh, Donna, Oh, Donna
Oh, Oh, Oh, Busco a mi Donna.
No he visto a mi mujer virgen tatuada.
¿Saben que la encanaron por ser linda?
Oh. Oh, Oh, Oh. Oh, Oh.
("Hair". Letra de Ragni y Rado)

¿Qué es "Hair"? Una comedia musical de atrayente ritmo.
Al día siguiente de haber redactado su poema, Rado y Ragni se lo mostraron el crítico de Jazz Nat Shapiro, quien tuvo la brillante idea de enviar los originales a Galt Mac Dermont, el compositor de Africa Waltz, para que musicalizara todo. Así fue como "Hair" se trasformó en comedia musical. Pero el "Hair" que conoceremos pronto, aún estaba en estado de crisálida.
La primera etapa de Hair comenzó en marzo de 1966, en un teatrillo off Broadway, con actores vocacionales. Pero allá fue vista por el ex coreógrafo y ex actor Bertrand Castelli, y por Michael Butler, polista, inglés y multimillonario. Ambos convinieron en que la obra, si se modificaba, tendría "algo". Algo para dejar de ser una desmañada pieza de aficionados y convertirse en un brillante negocio. Hablaron con un animador de renombre, Tom O'Horgan. Se modificaron pasajes, edad de los personajes, situaciones. El "Hair" que conoceremos estaba pronto para el gran salto.

* * *

Fue un éxito. "Hair", versión definitiva, se estrenó el 10 de setiembre de 1967 en el Biltmore Theater. Y se estrenará dentro de unos días en Buenos Aires, en una historia que merece ser contada. Según sus autores, "Hair" es "uno de esos dramas eternos que marcan el paso de la adolescencia a la madurez. El ex director de la obra en la Argentina, Rubén Elena, añade algo: "Hair es una rapsodia mágica, un mundo al que no se puede penetrar con preconceptos estéticos. Exige actores de espíritu virginal. Eso si, deben creer en Dios y en el amor, porque la tribu cree en Dios y en el amor."

* * *

Lo quiero lacio, en rulos, en crenchas, mechas, ondas, motas, bucles, rizos, flecos, brillo, rayos, luces, crespo, liso, corto, trenzado pelos y también con plumas, entallarinados con harina, talco, grasa, pasto, flores.

* * *

Los protagonistas centrales de "Hair" son dos parejas. Los varones quieren afirmar su libertad dejándose crecer el pelo. Pero como viven en medio de una sociedad, lo real y concreto de ésta se hace presente repentinamente, y los enfrenta con problemas como la guerra, el dinero, sus padres. La guerra...
Para definirse ante ella, el protagonista principal quema su llamada bajo bandera. ¿Alegato antibelicista o mera crisis de conciencia cuya resolución se debate a lo largo de la obra? Sea lo que fuere, una problemática de tal naturaleza, posiblemente inserta en el contexto norteamericano con derecho propio, pero "bárbara" —en el sentido de extranjera— en nuestra sociedad argentina, ¿despertará idénticas resonancias? Un análisis del fenómeno del hippismo lleva a límites mucho más alejados de esta simple crónica, pero no podemos dejar de interrogarnos. Viet Nam, la sociedad de super consumo, los negros, los padres, el american way of life, todo eso está muy bien. ¿Córdoba, el barrio Norte, Troilo, Piazzolla y Bonavena ... dónde están?

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Viet Nam, Nixon, Sexo ya,
Café, libros, revistas, noticias y fasos.
Hollywood, TV, Burton, Taylor.
Pop Art, ropa pop, Piba Pop,
Pipa Pop, Popeye.
Selva y napalm con Inglaterra. Astronautas, Cristo, Aire, aire, aire, aire.

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Fue un Don Nadie —hasta ese momento— quien ganó la frenética carrera iniciada por varios empresarios argentinos para conseguir los derechos de "Pelo", acumulando oferta tras oferta. Pero ese Don Nadie, silenciosa y eficazmente, había logrado —sin tener un solo peso para respaldar su oferta— la exclusividad de la obra para Argentina, Uruguay y Chile. Rubén Elena (25 años) —triunfante sobre unos 30 empresarios locales— logró la hazaña. Sin profesión —hasta ese momento— Elena cuenta en su haber con la fundación de Che Teatro, un grupúsculo vanguardista que montó dos espectáculos, con no más de cien espectadores entre ambos. Es decir, prácticamente, nada. En Italia se encontró con Víctor Spinetti, quien estaba montando "Capello" en Roma. Eso lo decidió. Viajó a Nueva York —luego de vender en Roma su auto para pagarse el viaje— y se encontró con Ragni y Rado en un boliche hippie del Village. ¡Y lo consiguió!
Pero su triunfo duró poco. Elena ha pasado a integrar la extensa galería de aquellos que, en la Argentina, son simplemente "ex". Elena es ahora el "ex" director de Hair. Parece que su espíritu de identificación con la obra no involucraba la capacidad organizativa necesaria. Dicen. El caso es que Elena pasará a dirigir la obra en Chile. Su reemplazante es el norteamericano Fred Reinglas, asistente de dirección de Hair, versión Broadway, y director de la obra en varias ciudades de los Estados Unidos.
La versión argentina fue realizada por Roberto Villanueva y Agustín Cuzzani. Un coreógrafo norteamericano, Jerry Combs, encaminará al elenco, luego de lo cual será reemplazado por Marilú Marini; lo mismo sucederá con el director musical Steve Gillette, quien a su debido tiempo será reemplazado por Carlos Cutaia. Finalmente: la escenografía para la Argentina fue adaptada por Mario Vanarelli. Y alguien para supervisar todo: Daniel Tinayre.

* * *

Antes del estreno en Buenos Aires hicimos una experiencia cuyo adjetivo, para calificarla, buscamos cuidadosamente. Y que no encontramos. Pasamos todo un día con el elenco completo de "Hair" en una entanzuela cercana a la Capital. Digamos que los treinta varones y mujeres del elenco se portaron con naturalidad o "naturalismo". Se bañaron. Comieron. Cantaron. En una convivencia que nos permitió algunas preguntas.
—No fue fácil encontrar los tipos para Pelo —nos cuenta Elena. Busqué entre todos los hippies de Buenos Aires. No quería actores que compongan un papel, sino seres especiales, que sepan ser ellos mismos sobre un escenario.
—Sí, de acuerdo, pero hay cosas inexcusables. Afinación, entrada a tiempo en el compás debido, responsabilidad profesional para mantener el agotador ritmo de las representaciones diarias...
—Eso no será problema...
—¿Los autores de "Hair" ganaron muchos dólares con su obra?
—Unos setenta mil dólares semanales. (Veintiocho millones de pesos viejos.)
—Es mucho dinero. Casi, casi, estoy por pensar que han pasado de hippies, del anticonformismo y anticomunismo a ser potentados.
—Decididamente no.
—Pero el dinero no lo donan a la comunidad...
—Eso es cosa de ellos.
—¿Por qué no se puede presenciar ningún ensayo de Hair?
—Por disciplina. Es una disposición que no podemos romper.
No dejó de sorprendernos la palabra "disciplina" al lado de Paz, Amor, Tolerancia.
Un tam-tam obsesivo, africano, retumbaba en nuestros oídos. Vi a la tribu da hippies desplegar su estandarte en las ramas de un árbol. Tirados al sol, diversos grupos canturreaban. Para ellos, la vida no era tan dura.
Fotos: J. C. FRANCESCHINI
Revista Semana Gráfica
16.04.1971

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En una estanzuela cercana a la Capital el elenco de "Hair" ensaya una experiencia inédita en el teatro argentino

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Rubén Elena, 25, triunfó sobre treinta empresarios locales en la conquista de los derechos de la exitosa pieza "Hair"
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Los miembros del elenco son treinta, varones y mujeres; todos se portan naturalmente; son ellos mismos actuando