Nacionalistas
Otra vez las siglas ALN en las calles
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A principios de la semana pasada hicieron su imprevista reaparición en el centro de Buenos Aires las siglas ALN. Muchos ciudadanos de la Capital argentina recordaron entonces que esas mismas siglas se habían visto, por última vez, en las cercanías de las calles Corrientes y San Martín, en los días anteriores al derrocamiento de Perón, en 1955. Entonces habían aparecido en los brazaletes de un grupo de jóvenes armados que se encargaban de ejecutar acciones de choque contra núcleos civiles opositores. Esta vez, las siglas figuraban más modestamente al pie de unos volantes (se imprimieron 750.000) donde se señalaba que "los agentes de la reacción fascista siguen secuestrando y torturando a obreros", en una clara alusión al caso del gremialista Pedro Roberto Huergo.
Las siglas ALN reaparecían así políticamente. Las iniciales, sin embargo, habían pasado a indicar otras palabras: Alianza para la Liberación Nacional, que reemplazaban a Alianza Libertadora Nacionalista. Destruida durante los sucesos de setiembre de 1955 la sede de la calle San Martín, las actividades del núcleo que orienta nuevamente quien fuera su jefe desde 1953 hasta 1955 —Guillermo Patricio Kelly— comenzaron ahora a desarrollarse en el local ubicado en Tacuarí 237, de Buenos Aires.
Por de pronto, las siglas ALN aparecen como marca de una editorial de esa tendencia, que comenzará publicando un libro de Kelly sobre su experiencia de "19 años de lucha en el peronismo". El jefe de la Alianza, en tanto, ha formado su nuevo estado mayor con hombres jóvenes que habían actuado en distintos grupos nacionalistas: Miguel Sued (33 años); Humberto Guido (28 años); Fino Fontaiño (30 años); Ricardo Orlo (24 años, a cargo de la Juventud del movimiento); Roberto Medela (28 años); Salvador Catalona (42 años, gremialista, con actuación en la Unión Tranviarios Automotor), y José de Bandi (45 años, viejo activista nacionalista). Las antiguas fuerzas de choque no fueron reconstituidas, pero Kelly expresa que se reorganizará el movimiento para "luchar decididamente contra los contrarrevolucionarios".
La historia de Guillermo Patricio Kelly —57 veces preso— aparece llena de hechos espectaculares. Nacido en Avellaneda hace 42 años, se casó en 1941, para separarse diez años después. De su matrimonio tuvo dos hijos: Guillermo Alberto, de 15 años, y Martha Beatriz, de 20. Ingresó a la Alianza en 1942; en 1953, el 18 de abril, tomó en una acción violenta su comando luego de regresar de Bolivia, donde había concurrido invitado por Paz Estenssoro, y desplazó a la "vieja guardia", cuyo liderazgo ejercía Juan Enrique Ramón Queraltó. Un mes después dio a conocer un comunicado de la Alianza repudiando "a todas las formas de nacionalismo extranjerizante, y, muy especialmente, a aquellos atados a odios raciales y religiosos". Fue la espectacular ruptura de la hasta entonces antisemita Alianza con el antisemitismo. En seguida disolvió el Comando Nacional y expulsó a la "vieja guardia". La antigua agrupación fascista pasaba a ser, simplemente, un núcleo activista del peronismo nacionalista.
Esa "ocupación" de la Alianza no había dejado de tener dramáticos antecedentes: como "jefe de la oposición" al comando entonces vigente en esa organización, Kelly había sido secuestrado por la policía pocos meses antes. Según piensa denunciar en su libro, el responsable de la acción habría sido el coronel Jorge Osinde, entonces jefe de Coordinación Federal, y el propósito —siempre según la denuncia de Kelly— habría sido eliminarlo físicamente: una orden de Perón lo impidió a tiempo y poco después tomaba la conducción del movimiento, hasta el 20 de setiembre de 1955, fecha del famoso "bombardeo" a la sede de la Alianza Libertadora Nacionalista.
Media hora antes del bombardeo, Kelly había sido detenido en la esquina de San Martín y Corrientes. Luego se tiraron contra el local 21 cañonazos de tanques Sherman, múltiples ráfagas de ametralladora y tiros de mortero pesado. La imaginación popular habló entonces de 400 aliancistas muertos. Lo cierto es que, pese a lo espectacular de la operación, no murió nadie en el procedimiento y sólo se registraron dos heridos: la doctora Varela y un activista de apellido Beceiro. El resto de los ocupantes del local se habían refugiado en una habitación que estaba fuera del alcance de la línea de fuego, debido al vértice del mismo. Por lo demás, en ese momento sólo había 17 personas en el local de San Martín y Corrientes. Kelly, entre tanto, estuvo preso desde entonces hasta 1957, en que se fugó de Rio Gallegos. Ese año recorrió diversos países, y en el departamento donde vivía, en Caracas (en el 5º piso, departamento 13º, del moderno edificio River Side, en la colina Bellamonte), se reunieron Perón, Frigerio y John William Cooke para firmar el famoso pacto electoral. Regresó al país clandestinamente, fue otra vez detenido a principios de 1958 y recién se lo liberó 15 de agosto de 1963. En diciembre del mismo año —hace un mes— inició la reorganización de la Alianza, labor que suspenderá próximamente por un tiempo para viajar al Estado de Israel: una forma simbólica, quizá, de demostrar que la nueva Alianza no tendrá nada que ver con la organización racista anterior a 1953.
4 de febrero de 1964
PRIMERA PLANA

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Guillermo Patricio Kelly e hijos