LA PERSONALIDAD
INICIACION POLITICA
MIGUEL ROSEMBERG
Es hijo de un maestro de escuela rural y ya hace años que
sabe ganarse el sustento. Todo tiene hálitos sarmientinos.
Pensaba el estudiante que el pueblo había sido burlado una
vez más. Meditaba el porvenir sombrío que aguardaba al
país, dirigido por grotescos remedos criollos de los
totalitarismos europeos.
Pensaba que la nacionalidad auténtica había recibido un
duro golpe. Meditaba que el país ya no sería para los
argentinos. El sueño del petróleo, la economía, los
bancos, transportes, se diluía en el duro materialismo
entreguista de los nuevos administradores. Pensaba que la
única esperanza argentina estaba en el partido, acéfalo
momentáneamente, pero con suficiente vitalidad para
demostrar que el cuartelazo había sido una burla.
Elecciones del 5 de abril. Ya había tenido el joven Alende
su experiencia en la acción con la brega universitaria,
llegando a vicepresidir la Federación Universitaria de La
Plata. No está ajeno el flamante Dr. Oscar Alende a la
lucha por la democracia en el resto del mundo.
Cuando la naciente República Española es arrasada por las
bárbaras hordas nazifascistas de Franco, funda y actúa, en
su pueblito de Bánfield, el Comité de Ayuda a España
Republicana.
En el doctor Alende se había formado una sólida conciencia
democrática, tonificada por el desastroso espectáculo que
ofrecían los gobiernos conservadores en el país. El
fraude, la prebenda, constituían la arquitectura
fundamental del régimen.
Así llegamos al año 1936 en que el doctor Alende se afilia
a la Unión Cívica Radical y comienza su actuación oficial
en el partido histórico.
El revisionismo
El radicalismo no es para Alende un movimiento político
aflorado a la escena pública del país accidentalmente,
acompañando las diversas tónicas de la política argentina.
Su esencia está enraizada profundamente en lo nacional, en
el federalismo, en las fórmulas llanas y democráticas de
las viejas comunas hispanas. Sus fuentes emanan del pueblo
mismo, nutriéndose en el recorrido de todas las formas de
la democracia auténtica. El radicalismo de Alende es
popular, tumultuoso. Profundas fuerzas telúricas socavan
su interior, gestando hombres de proyecciones místicas,
como han sido Alem e Yrigoyen.
Muchos lebreles de la política olieron la presa radical y
se lanzaron presurosos al cortejo del triunfo cuando llegó
1916. Hombres que no eran radicales auténticos, pero que
se pusieron la máscara partidaria para subir.
Lamentablemente llegaron y las fuerzas disolventes que
ellos llevaban consigo pronto empezaron a actuar en el
Partido Radical, creando disensiones, banderías y otras
mezquindades más. El radicalismo, en proyección dinámica,
siguió avanzando y arrastrando consigo esos elementos
corrosivos. De esta manera se explica que en la
trayectoria radical haya habido hombres que fácilmente
burlaron su presunta fe democrática y de austeridad
republicana. Así existieron "negociados" hechos por esos
seudorradicales; también hubo fraude y, por sobre todas
las cosas, una ambición personal desmedida que complotó
siempre contra el partido y el país mismo.
Al incorporarse el doctor Alende al Partido Radical, en
1936, encontró en plena efervescencia a esos elementos
falsos del radicalismo, estimulados por el régimen
imperante, que tan bien se avenía a sus interiores
designios. El doctor Alende rompió el fuego muy pronto
contra esos elementos. Prestigiosas figuras se plegaron a
la renovada posición radical: Cetrá, Maciel, Balbín,
Lebensohn y otros.
Aparece así en el panorama radical "El movimiento
Revisionista", que postula: "Con la vista puesta en el
porvenir del partido, en su fortalecimiento y unidad
espiritual para vencer el retraimiento y desánimo de la
masa radical." Esta actitud de rebeldía auténticamente
radical, no va a ser tolerada pasivamente por los
elementos regresivos del partido.
En 1941 escribe Alende una carta al comité de Lomas de
Zamora renunciando a un cargo a raíz del famoso y
escandaloso "negociado" de la CADE en que participaron
hasta ese entonces "calificados elementos radicales". Reza
el documento: "La opinión pública del país ha visto
consternada cómo algunos titulados representantes del
pueblo traicionan desde las bancas de sus cargos electivos
la confianza que alguna vez en ellos depositara el honesto
pero no siempre feliz de nuestra patria, a veces burlado
por el fraude de la oligarquía, a veces burlado por los
apetitos sin freno de aprovechados delincuentes." Por
desgracia en cada nuevo escándalo se destacan en primer
plano figuras hasta ayer calificadas de nuestro partido.
Delincuentes doblemente peligrosos cuando las doctrinas
totalitarias huronean entre los vicios de la democracia,
para, al disecarlos, crear ambiente en su tentativa ya
preparada de arrebatarnos la libertad de crear, pensar, de
producir; delincuentes que el partido debe excluir de su
seno como la célula cancerosa que infiltra todos los
tejidos y al final termina con la vida misma de quien la
ha irrigado complaciente... La reacción no se hizo esperar
y estas actitudes de valentía costaron al doctor Alende
sanciones disciplinarias por parte de los presuntos
"radicales" que dominaban el partido.
La Intransigencia
En la misma continuidad histórica, el Movimiento
Revisionista gesta la Intransigencia Radical, que llega a
nuestros días revitalizada y embanderando hombres como
Alende, del auténtico radicalismo, popular, democrático,
contrario a las "trenzas políticas", contubernios y demás
formas de fraude al electorado; además revolucionario y
patrióticamente abstencionista, si los intereses de la
patria lo reclaman.
La lucha con el peronismo
Corre el año 1943: trece años de burla al pueblo argentino
y negociado como única política han llevado al país al
movimiento revolucionario del 4 de junio. Empiezan a
gestarse o, mejor dicho, a aflorar, fuerzas políticas y
humanas contenidas tantos años.
El doctor Alende envía una carta al presidente del
revisionismo de contornos proféticos: "El hombre de hoy
está contemplando la transformación económica más profunda
que ha vivido la civilización humana contemporánea.
"En este instante crucial es imposible predecir lo que
vendrá, pero sabemos sí lo fundamental, y es que una
profunda conmoción ha de reducir el universo en procura de
un ajuste en el mecanismo social que asegure la felicidad
de la mayoría y garantice por sobre todo la retribución y
la mejor existencia de los que trabajan."
Luego se define Alende contrario al régimen que se perfila
en la persona del entonces futuro dictador.
El mérito de estas palabras reside en la sagaz visión
política del doctor Alende, contrario al régimen, y por
sobre todo la actualidad que cobra en este momento,
superada la dictadura. Llegamos así al día 17 de octubre
de 1945. Tal vez no seamos nosotros los protagonistas
quienes tengamos autoridad para juzgar los hechos y
hombres de ese día. La historia sentará juicio definitivo
con la objetividad que sólo pueden dar el tiempo y la
meditación desapasionada. Pero lo cierto es que ese día
pasaron muchas cosas; entre otras hubo pueblo en la calle,
hubo obreros; engañados ambos durante quince años y en
vísperas de ser nuevamente defraudados otros diez años
más. La prensa histérica del régimen lanzó chillidos
estridentes de alarma y condenación. Se llamó al pueblo
canalla criminal y hasta un periodista extranjero habló de
los obreros de los frigoríficos, "que salieron a la calle
manchados de sangre y esgrimiendo grandes cuchillos". Todo
era vituperio. No sabían que con la "política del
avestruz" de esconder la cabeza iban al suicidio
electoral, y los hechos lo demostraron.
Es entonces que Oscar Alende desde el diario "Nuevos
Tiempos" publica un editorial, humano, lleno de
comprensión, que comienza con estas palabras; "Escucha,
joven amigo, ...que desfilaste el día 17 cuadras y cuadras
y gritaste hasta enronquecer y creíste encontrar en el
marco confuso y desordenado de la algarabía conducida un
desahogo para tus rebeldías de hace tanto tiempo
contenidas, escucha: Sé quién eres, inocente víctima de
una sociedad descompuesta"...
Era la palabra radical, con el pueblo siempre, generosa de
solidaridad humana. Y en esta democrática posición de
lucha continuará Alende durante los diez años de dictadura
y oprobio. Como diputado provincial en 1948, luego en el
Congreso Nacional en 1951. Los años de dictadura no fueron
estériles para Oscar Alende, que siguió templándose desde
la adversidad y calmando el dolor ajeno en su noble
profesión de médico en su retiro de Bánfield.
Posición actual
La Revolución Libertadora de 1955 sorprende a Oscar Alende
debatiéndose en la Cámara de Diputados frente a los
ridículos corifeos del peronismo. Con la creación de la
Junta Consultiva Nacional pasa el doctor Alende a
representar el Movimiento Intransigente Renovador en el
seno de la misma. Aquí hace oír de nuevo su voz
auténticamente radical y democrática. Se opone a todo lo
que atente contra el salario obrero. Apoya la movilización
en materia de petróleo y transportes. Pretende hacer
influir la recuperación nacional sobre los sectores
fuertemente capitalizados y no sobre el presupuesto
obrero. Por último conviene transcribir unas palabras del
doctor Alende, dichas en 1945, que vuelven a tener
actualidad y que aclaran el fondo del verdadero
argentinismo que guía la política radical.
"Somos demócratas genuinos, no los de pacotilla que han
originado la guerra, demócratas y ayudistas en lo externo,
pero oligarcas fraudulentos y explotadores del pueblo en
el país.
"Somos nacionalistas auténticos, que hemos repudiado el
totalitarismo nazifascista extranjerizante con el aliento
y la vocación argentinista que nos viene del fondo mismo
de la historia, apegados a lo vernáculo sí, porque no hay
pueblo alguno en el concierto de las naciones que pueda
enorgullecerse como el argentino, libertador y no
conquistador de hermanos, de sus limpios blasones
simbólicos."
Revista Mundo Argentino
9 de mayo de 1956
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