Balbín volvió a sonreír
La noche del sábado 3 estaba teñida de una cálida
humedad que se pegaba al cuerpo. Anselmo Marini
bailaba el tango Derecho Viejo, con pasos muy
marcados, dentro de una vieja escuela de floreo a
nivel de elegancia casi perfecta.
Su mujer sonreía viendo algunas caras de sorpresas de
las parejas que rodeaban al atildado gobernador de la
primera provincia argentina. Eran cerca de las 24 y
los salones del Plaza Hotel rebosaban de rotarianos
que celebraban un año más de su "estilo de vida"; es
decir, rotarse al servicio de la comunidad. Marini
estaba realmente satisfecho; su conducción gubernativa
en Bs. As no había sido enjuiciada por el Partido.
Sólo se dijo que había que afinarla socialmente para
los dos años que vienen. ¿No lo había hecho Marini?
Sí, pero no con intensidad. En ese sentido Ricardo
Balbín era el más ácido para referirse a la provincia;
"Con todo cuanto se hizo no podíamos perder Buenos
Aires —expresó en la intimidad el líder de la UCRP—
por 400.000 votos. Y la perdimos. Entiendo que es un
desastre. Entiendo que hubo incomprensión. Entiendo
que debemos corregirlo con urgencia".
Cuentan que cuando don Ricardo terminó esta parrafada
estaba evidentemente deprimido psicológicamente. Y
todos se dieron cuenta que "la provincia de Buenos
Aires" será la niña bonita del radicalismo en estos
próximos dos años. "Tendrá que ser una provincia
modelo", susurró Enrique Vanoli. Marini podía seguir
bailando en el Rotary el tango Derecho Viejo; sus
espaldas estaban bien cuidadas. Y, merecidamente, no
tenía la mortificación de dar excusas. Su
administración no tenía paso de tortuga, que es imagen
que ya mismo se quiere borrar.
A Madrid.
Esa misma noche, Carlitos Bramuglia llegaba a Asunción
para reencontrarse con Jorge Antonio después del
comicio. Encontró al magnate de muy
buen ánimo y con una resolución tomada; "Mirá,
Bramuglia, el martes te vas para Madrid. Allí arreglás
todo cuanto quieras con el viejo. Ya no hay problemas
para volver a España. Tenemos solucionada la visa. El
miércoles, desde Buenos Aires, saldrán para Madrid los
otros tres amigos: Vandor, Framini e Iturbe...".
Bramuglia se dio cuenta entonces, que en las próximas
horas en reunión de "alto nivel" Perón decidirá la
conducta del peronismo y fundamentalmente la del
bloque de diputados nacionales que se incorpora el 1º
de mayo. Por supuesto en diálogo con "tres de los
cinco grandes" y además, con "Carlitos", que puede ser
el presidente de la Unión Popular antes de fin de mes,
un partido que entrará a gravitar resueltamente. Con
todo, algunas dudas quedaron flotando y aseguran que
hubo este cierre de conversaciones:
Bramuglia.
— ¿Pero pueden entrar a España, Vandor, Iturbe y
Framini? ¿No los habían expulsado hace poco?
J. Antonio (sonriendo pícaramente). — Pueden entrar.
Ya tienen las visas.
Bramuglia. — ¿España, entonces, revisó la situación de
Perón?
J. Antonio. — Mirá, Carlitos: menos averigua Dios, y
perdona...
A estas horas, los cuatro deben estar reunidos en
Madrid con el viajero frustrado.
Sigilosamente, entre las sombras de la noche, el golpe
fue dado como lo mandan las reglas. Los efectivos
comprometidos, a las órdenes de sus mandos naturales,
ocuparon los lugares señalados y cumplieron su misión
disciplinadamente. Al amanecer, todas las boleterías
del subterráneo exhibían el bando cuyo conocimiento se
había reservado celosamente: el precio de los cospeles
subía un peso. Por primera vez cuesta más viajar en
subterráneo que recorrer una sección del transporte
automotor.
Por la misma fecha se anotaba otro cambio profundo.
Josefina Baker estuvo en la Casa Rosada y conversó con
el secretario general de la Presidencia, profesor
Ricardo Illia. No pudo hablar con el presidente, cosa
que espera hacer a su regreso de Chile. La en una
época sensacional bailarina recluta apoyo moral para
sus conocidas obras en favor de la infancia. Y el
signo del cambio fue éste: nadie le reprochó a la
misionera negra, como todavía ocurriera en una
anterior visita, el haber estado en la Argentina en
tiempos de Perón y haber encontrado bien ciertas obras
sociales.
Quienes el sábado último llegaban a Sarmiento 1731,
sede del Comité Nacional de la U.C.R.P., para asistir
por la mañana a la reunión del organismo y por la
tarde al diálogo con los presidentes de distritos
provinciales, percibían otro signo de cambio: las
señoras María B. de Gagniere y María Isabel V. de
Zurueta, presidente y secretaria de la Agrupación
Feminista Marcelo T. de Alvear, se quejaban de no
tener voz en la conducción partidaria y de votar
"mudas y ciegas" porque la junta electoral las
obligaba. "No podemos ser elegidas si no es por los
hombres, y eso, a su gusto." ¿La solución? Conocida y
característica de una época denostada por las señoras
radicales del Pueblo: creación de la rama "Partido
Femenino de la UCRP".
Lo curioso es que simultáneamente con la adhesión
radical a una estructura política típicamente
peronista, una declaración del bloque todavía
"neoperonista" calificaba de "vicios organizativos
internos" la "artificiosa división" en "tercios":
"política, gremial y femenina". Es decir que unos
reclaman lo que otros abandonan. Tendencia confirmada,
asimismo, por la Comisión Juvenil de Acción Social de
la UCRP, que en el corazón de San Telmo reunió a
representantes de las circunscripciones de la Capital
y el Gran Buenos Aires para habilitar servicios de
ayuda a los niños pobres y organizar donaciones de
libros y revistas a los habitantes de "villas
miseria". Lo que importa seguir, aunque sea
parcialmente y comprometiendo menos recursos, la línea
de la Fundación Eva Perón.
Mikado.
Balbín estuvo de moda en este comienzo de abril, que
ya encuentra a todo el mundo regresando de las
vacaciones y encarando con dedicación los negocios y
la política. La visita de la misión comercial japonesa
dio pie para que los humoristas apelaran profusamente
al apodo del presidente del comité nacional. Y aún sin
el refuerzo del sol naciente, Balbín tiene en estos
momentos legítima notoriedad. Porque todos los
senderos a recorrer por el gobierno en los próximos
dos años, por lo menos, pasan por la sala de Sarmiento
1731.
Balbín está en situación de privilegio. Su derrota no
es juzgada, por ejemplo, como la de Páez Molina.
Mientras este último, en Córdoba, soporta los embates
implacables de la juventud partidaria, encabezada por
Hormaeche y Cabral, y de amplios sectores adultos,
Balbín ha pasado sin aparente deterioro por la derrota
en su propia provincia y en el orden nacional. Era
lógico, al parecer, perder aritméticamente en todo el
país y en Buenos Aires. Incluso es admisible la
victoria municipal peronista en la Capital Federal sin
que Rabanal se conmueva. Balbín aparece respaldado por
el cumplimiento de su promesa: la UCRP aumentaría sus
votos. Lo consiguió y ahora pasa a la ofensiva. Su
objetivo: orquestar al partido para pelear mejor las
próximas elecciones.
Balbín es discreto. Pero un conjunto de
manifestaciones tangenciales revela su estrategia. La
reunión del sábado en el Comité Nacional se cumplió
bajo una única presión de base: radicalización del
gobierno. ¿Y qué se entiende por "radicalización"? El
Movimiento de Intransigencia y Renovación de la
Capital Federal distribuyó profusamente una
declaración reclamando para los afiliados la función
pública, excluyendo a las figuras "extrapartidarias"
cuya fidelidad a la obra del gobierno cuestiona.
Segundo Naredo, presidente del Movimiento, sostiene
que "el triunfo de hoy" (sic) no debe transformarse en
"la derrota de mañana". Su método consiste en alejar a
los ministros y funcionarios que contrarían las
disposiciones del partido.
Esa presión se ejercía también sobre los presidentes
de distrito que iban llegando, desde el movimiento
juvenil que orientan Gonzalo F. de Azcárate y Carlos
O. Suárez. "Cumplir el programa y radicalizar el
gobierno" es su lema. Se quejaban de no haber sido
escuchados, de haber sido "radiados por la
incomprensión prejuiciada e ignorante" en favor de
'los jactanciosos de la técnica sin alma, de los
aprovechados que lucran y perviven con todos los
gobiernos".
La campaña para aumentar el poder de Balbín tiene el
apoyo por coincidencia del Movimiento Independiente de
Juan Trillas, que durante la semana previa a la reunión
del comité nacional agitó el ámbito partidario con el
argumento de que la UCRP debe proveer al gobierno de
todos los hombres que ejerzan el poder, dejando de ser
"meros espectadores".
Desde el interior también llegaban voces reclamando la
concentración del poder en el radicalismo. Gregorio
Estévez, desde Córdoba, se dirigía a Maivecin Ferrer,
presidente del congreso partidario, solicitándole la
convocatoria del cuerpo para conseguir que "el
gobierno se rodee de auténticos radicales".
El clamor se anunciaba también en el Senado, donde,
bajo otro signo, se trabajaba para obtener una cesión
de poder.
La lucha.
Sobre este telón de fondo se inició el examen de
realidades y proyección hacia el futuro. La
preocupación por los resultados electorales recientes
no deja de entroncarse con la prueba que algunos ya
califican de "inminente", aunque para 1967 falten dos
años.
¿Perón más uno? En un tiempo se rechazó esta fórmula.
El senador Acuña, reclamando la acción mancomunada con
el peronismo y sosteniendo que el pronunciamiento de las
urnas respalda al gobierno con el 80 por ciento del
electorado, parece indicar que ahora el tiempo es
otro. El diputado León,
artífice de un halagador crecimiento en el Chaco,
confirmó la evolución con su reciente ataque al
legislador y correligionario Garófalo, "ángel
exterminador" del peronismo hasta que salió de hablar
con Illia y cambió su tono de sorprendente manera.
Estos hechos influyeron, visiblemente, la deliberación
del sábado en Sarmiento 1731. Y aunque proviniera del
campo adversario, también impactó la rápida
integración de los sectores parlamentarios peronistas.
Los miembros del comité nacional interpretaron que,
sin una declaración expresa en tal sentido, el
peronismo ortodoxo había avalado la conducta anterior
de los "neos". Esto supone admitir numerosos actos de
colaboracionismo y cancelar los reproches que
especialmente el sector gremial había dirigido a los
negociadores de la primera hora. Consecuentemente, el
comité nacional y los presidentes de distrito
analizaron esta posibilidad: la unión de los dos
peronismos significa una síntesis de posiciones que,
en definitiva, aumenta el contacto con el gobierno.
¿Cómo opera esa tesis? Sencillamente: es difícil que
los hasta ayer "neos", campeones del diálogo y de la
institucionalización del movimiento, se plieguen a una
acción vocinglera que sólo sirva de caja de resonancia
a la subversión callejera o social. La formación del
bloque único importará una disciplina celosamente
cuidada. Los golpes al plexo del régimen liberal
podrán, en consecuencia, ser compartidos. Serán
suaves, aunque persistentes.
En el comité no se consideraron, obviamente, las
implicaciones audaces del senador Acuña, por lo menos
en su forma práctica. Pero sin admitirlo, se trazó
toda una línea de coincidencias con el peronismo. El
cauce común está dado por el enfoque económico. La
proclamación del acceso partidario al gobierno importa
la decisión de dirigir, controlar y accionar todo en
función de dos fechas fundamentales: 1967 y 1969. ¿En
oposición al peronismo? Esta oposición puede darse,
por necesidades cívico-aritméticas, en un sorprendente
plano de competitiva semejanza. Que ya se dio en el
apoyo "neo" al "quórum" requerido por el gobierno para
maniobrar legalmente mayores disponibilidades de
dinero.
Esta tesitura jaqueará, manifiestamente, la solidez
del equipo económico de Illia. El acrecentamiento del
poder partidario sobre el gobierno, si se consigue
como lo quiere Balbín como prenda para comprometerse a
un mayor lucimiento electoral en 1967, robustecerá la
posición de Pugliese. Y debilitará el panorama de
posibilidades basadas en la refinanciación de la deuda
exterior y el trato con el F.M.I., el B.I.D. y en
general los inversores extranjeros.
¿Cómo se conciliará la agravación de la situación
económica que es de prever, y el aumento de las
tensiones sociales emergente de la misma, con la
satisfacción de las necesidades populares en que se
basarán tanto la estrategia radical del Pueblo como la
peronista?
Este es otro problema.- Y no pudo ser resuelto el
sábado en Sarmiento 1731, por lo que seguirá
discutiéndose allí y en otros lugares. Como comenzó a
debatirse en el Senado el martes último. Porque
también los "padres de la patria" (que tienen la
facultad constitucional de suspender al presidente,
pero no la usarán, por lo menos por ahora), reclaman
acción a Illia. Detrás de ellos apenas se advierte la
inspiración de Perette, que ha logrado una dorada
penumbra para su desenvolvimiento en la política
menuda, prefiriendo destacar su imagen en los asuntos
de mayor vuelo. Perette ha sido tan persuasivo, según
comentan sus colaboradores inmediatos, que ha logrado
modificar la posición del senador Bas-si, antes tan
semejante a la de Garófalo. Ahora Bassi acompaña a la
corriente que reclama acción social, con controles
tipo Cabiche, aunque haya semejanzas con determinadas
campañas de la época peronista. Y también admiten
negociaciones en todo nivel con los justicialistas,
abandonando la tesitura represiva o proscriptiva.
La concurrencia de los presidentes de distrito
provincial a Sarmiento 1731 ha sido, según los
informantes más autorizados, un mero episodio del
proceso oficialista y gubernamental. Allí no hubo
definiciones, sino simple exposición de supuestos
errores, atribuidos casi siempre a falta de
atribuciones propias y a entorpecimientos ajenos.
También se arriesgaron recetas para ganar las próximas
elecciones. Pero ninguna de ellas convenció del todo.
Y Balbín no soltó la suya. Pero se le vio sonreír. No
estaba derrotado como él mismo creyó.
Drama mídico.
El camino que parece imponerse en el radicalismo del
Pueblo coloca una espada de Damocles sobre la
popularidad de la acción del MID. El partido de
Frondizi está condenado a asumir las actitudes
realistas, basadas en sólidos pero no gratos esquemas
económicos. Y cuanto mayor es el deterioro causado por
el estancamiento y la improvisación, mayores serán los
sacrificios y más urgentes las prioridades
excluyentes. En su línea técnica, el MID corre el
riesgo de identificarse excesivamente con la derecha
económica, por similitud de crítica, aunque en
definitiva intente quebrar las estructuras del
privilegio y la dependencia, según declara en sus
documentos.
Los legisladores del MID estudiarán a fondo su
actuación antes de hacer su debut parlamentario.
Frondizi los reunirá tantas veces como sea necesario.
Mientras tanto, las autoridades partidarias tratan de
llevar adelante la organización por circuitos,
considerada el mejor antídoto contra la acción de los
caudillos parroquiales. Asimismo se ajustarán resortes
en ciudades y provincias en que el registro de
afiliados resultó más numeroso que las boletas puestas
en las urnas.
La entrada de Frigerio al MID ya ha sido asimilada.
Hombres del sector "integracionista" como Camilión y
Allende trabajan cordialmente con Etchepareborda y
Brenna en el desarrollo de la vocación frentista, que
pese a la falta de resultados concretos sigue siendo
la esperanza del MID.
Un dirigente de este sector declaró a TODO que la
lucha por el poder dentro del radicalismo del Pueblo
desatará una crisis entre los peronistas: "Balbín
—dijo— defiende a Pugliese y al equipo que le responde
en Agua y Energía. Esto ocurre cuando el gobierno
envía hombres al exterior a pedir plata. ¿Cómo va a
hacer el gobierno para equilibrar su presupuesto,
estabilizar la moneda y resolver las cuestiones
pendientes con las empresas petroleras, requisitos
indispensables para que sus negociadores sean
escuchados? No podrá y la crisis resultará agravada".
Para este dirigente las coincidencias estatistas de la
UCRP con el peronismo se romperán en ese momento. "Aun
sin el triunfo peronista —agregó— este gobierno
estaría en crisis. Perette lo comprende y trata de
actuar por intermedio de los senadores para lograr
agilidad y fluidez, pero sólo en el terreno político.
Balbín procura, a su vez, acentuar las tendencias
estatistas que cierran la salida económica. Illia, en
el medio, representa la tentativa de durar sin
definiciones. El peronismo, que está muy matizado, se
verá solicitado por enganches colaboracionistas o por
rechazos de inspiración infantilmente izquierdista.
Pero la crisis del gobierno será la crisis del país y
el peronismo salvará su unidad manteniéndose alejado
del gobierno".
Para ese momento, claro está, el dirigente del MID
insistió ante TODO con la fórmula conocida: frente
nacional y popular. Pero no pudo definir su mecánica
operativa.
"¡BASTA...!"
La voz tumultuoso de César Saravia (salteño, 50 años,
empresario/ vendía boletos de ómnibus en su
adolescencia, tiene una fábrica modelo en Chascomús)
partió del televisor como un rayo: "No va a entrar un
solo vagón japonés mientras yo pueda seguir luchando.
Estamos importando desocupación. En la Argentina se
fabrican los mismos vagones que pretenden
vendernos..." En los círculos políticos, tan sensibles
a este requerimiento de orden nocional, este tipo de
denuncia soliviantó ánimos. Saravia es figura
escuchada en altos círculos, inclusive suele mantener
largas conversaciones con el doctor Illia. No pocos
militares con vocación de estudio socio-económico
tienen frecuentación con él. Siguen su lucha; leen su
discutidísimo aviso que con el título de ¡BASTA!
publicó en todos los diarios de la Capital Federal, y
que conmovió también en su momento. Lo cierto es que
en las próximas horas esta acusación empresario
encontraría eco en alguna actitud política que
llevaría al Parlamento el problema o la disyuntiva.
TODO Nº 27
08-04-1965