Sigue siendo, aun en el fracaso, un fenómeno. Lo obvio es
caer en el olvido, en el silencio. Pero este "elefante
blanco", a quien nadie se atreve predecir futuro, sigue
manoteando en la superficie de los comentarios ¿Será que
en realidad nunca importó mucho o que al fanfa porteño se
le perdona todo?
EXTRA: Vos perdiste en EE.UU. y todavía nadie te sintió
reconocer que eso era para vos una derrota.
BONAVENA: Yo perdí una batalla y no la guerra.
E.: Bueno, pero no sos el campeón mundial y estás lejos de
serlo... Concretamente, la derrota ¿te puso triste te
movió el piso?
B.: Me dejó muy triste.
E.: ¿Muy triste como qué?
B.: Y, triste. Como cuando se te muere un gatito. O como
cuando se te muere un familiar, y vos lo ves en el cajón y
decís "pucha, parece que estuviera vivo". Lo mismo yo:
parece que fuera campeón mundial. Tan cerca tuve la
oportunidad. Además no se me movió el piso porque perdí
con el campeón mundial. Y no cualquiera.
E.: Sí, efectivamente, no cualquiera queda con la cara
como te quedó a vos.
B.: Esas son pavadas. Lo único que me afecta es haber
perdido, porque a mí no me gusta perder en nada: ni cuando
juego al truco, a la bolita, o cuando boxeo. Pero claro,
siempre es bueno hacer un buen papel. Eso. Eso. Yo soy
como un buen actor que actuó en una película que salió un
bodrio. Pero me queda el consuelo que no lo hice gratis.
En esa pelea gané lo que muchos giles que me cargan no
ganan trabajando toda la vida.
E.: Hablando de giles, ¿después de la derrota notaste que
te sentías más solo o igualmente acompañado?
B.: No, me sentía igualmente acompañado, salvo los giles
que me cargaban por la calle.
E.: ¿Y qué fue lo peor que te dijeron?
B.: Y, el "te la dieron". Pero a mí los que me interesan
son los pibes, los viejitos que se me acercan, me sonríen,
me tocan y me dicen que rezan por mí. Para los otros, los
zonzos, los envidiosos, yo tengo la ruda.
E.: ¿Algunos llegaron a darte vuelta la cara?
B.: Capaz que soy yo el que da vuelta la cara. Además yo
no tengo amigos y en mi casa, mis familiares me tratan
siempre igual.
E.: ¿Creés que podés ser campeón mundial?
B.: Soy joven. Y hasta los 30 que pienso seguir peleando
faltan cuatro años. Además todo esto es un negocio. Ahora
gano una o dos peleas, borro la imagen del perdedor y me
dan la chance para pelear con Jimmy Ellis. el otro campeón
mundial reconocido. Y acá en la Argentina no me gana
nadie.
,E.: ¿Nadie?
B.: Sí; nadie es poco decir, ni dos juntos arriba del ring
me ganan.
Cuando entró al hall del Alvear, ese salón versallesco,
ametrallado de lujo historias cotizadas y dorado, de
columnas altísimas y pana de la de antes cubriendo los
sillones, de gente que estaba y otra que no estaba todo
pareció quedarse inmóvil. Había dejado el Mercedes Benz
color blanco estacionado sin prolijidad en la puerta mismo
de una de sus propiedades. Y ahora, seguido por un par de
amigos —guardaespaldas- , desparramaba su figura densa,
curiosa. Cuando indicaba el "Por aquí" destilaba cierto
tufillo de seguridad que hacía pensar —francamente— que
había nacido entre esas paredes. Y en la boca, de un lado
a otro de la boca, protegido por una horrible boquilla se
cocinaba un "White Owl" (Lechuza Blanca) unos cigarros
"que compré en Miami Me traje 10 cajas para ahuyentar los
malos espíritus. ¿Viste qué olor que tienen?" Si. Mucho
olor. Salió del ascensor y enfiló hacia la suite 209 del
Hotel Alvear. Cuando abrió todo era mucho mejor de lo que
podría suponerse.
—Parece un bulín...
—No, que bulín. Esto es para las horas tranquilas, el
lugar de concentración. Sentate.
Y allí comenzó un strip-tease que no paró hasta el final
de la entrevista. Primero empezó a desabrocharse los
botones de la camisa, chillona, espectacular, con motivos
negros y rojos. No invitó con nada y recién a la hora de
las despedidas atinó a disculparse.
Suena el teléfono en el Alvear y Ringo habla muy despacio.
Usa zoquetes rojos; hay algunas fotos, una bata de toalla,
un pequeño televisor, un acondicionador de aire
ronroneante. ¿Qué tendrá que ver Bonavena con el Alvear
Palace Hotel? ¿Qué hace allí, como niño mimado, este nuevo
rico?
Pero no es solamente el Alvear. Como boxeador showman
embolsó muchos millones de dólares y, al parecer, salvo
excepciones, los supo invertir sabiamente. Es titular de
15 propiedades (la mayoría de ellas ubicadas en el barrio
en donde nació. Parque de los Patricios); propietario del
Mercedes, de un avión Cessna-182 LV IRI que lo obligó a
seguir los cursos de pilotaje civil que ya está por
culminar y de Ringo II, una lancha de 12,80 metros de
eslora y 3,5 metros de manga, con 4 cuchetas, su más
flamante adquisición en la carrera que está disputando con
el status. "Tengo las 3 armas ahora —comenta — ; aire,
tierra y mar. Bueno, mar todavía no: río y gracias".
E.:¿Es cierto que tu familia y algunos amigos te "tragan"
todo lo que vos ganás repartiendo y recibiendo sopapos?
B.: No me doy cuenta al menos, no lo siento así. Te digo
más; en mi casa fueron siempre así, como son ahora, de
conformarse a muerte con lo que tienen. El único ambicioso
de la familia soy yo; a mí no me gusta estancarme. Vos
sabés que el agua estancada se pudre.
E.: ¿El boxeo en el país es un negocio sucio, deslucido
por las tramoyas?
B.: Desgraciadamente sí. Se arreglan peleas, hay trampas,
pero también las hay en todos los deportes, hasta en los
más bacanes. Se regalan peleas, se fabrican boxeadores. A
mí mismo me pusieron enfrente, tipos de mi categoría que
no podían ganar ni en sueños. Y esos knock out me
sirvieron para ascender.
Empezó a los 17 cuando era una indisciplinada bolsita de
papas, un empastado y forzudo manojo de grasas. Subió al
ring de Unidos de Pompeya y de un mandoble mal dado mandó
a dormir a su adversario. Luego de 4 peleas como
profesional sigue siendo el mismo charlatán y vanidoso de
entonces, cuando se ufanaba de ser "el más guapo de la
tribuna de Huracán". Cien veces prometió dejar de lado sus
arranques de fanfarronería, pero deben ser más fuertes que
él porque ni con las tundas se calma. No obstante el
papelón sigue orgulloso de ser quien es y cómo es. Este
muchacho no tiene superyo.
E.: ¿Alguna vez te psicoanalizaste?
B.:¿Con quién? ¿Con esos que roban la plata? El
psicoanálisis son todos grupos. Te juro que voy a lo de un
psicoanalista y salgo convenciéndolo a él.
E.: ¿Sos muy rico, no es cierto?
B.. En este país nadie es rico. Ni los que tienen miles y
miles de hectáreas. ¿Quién disfruta esa guita al fin?; las
vacas y los caballos. Ahora, justamente, ando necesitando
unos cuantos millones para gastar y seguir tirando.
E.: ¿Trabajaste mucho de pibe?
B.: No mucho. De carnicero casi todo el tiempo. Me lo
consiguió mi viejo en la carnicería de la vuelta.
E.: ¿Así echaste el cuerpo que tenés ahora?
B.: No; eso se lo debo a mi vieja. A los tallarines y
pucheros que me daba para morfar.
E.: ¿La querés a tu mama?
B :. Claro.
E.: ¿Y cómo la querés?
B.: ¿Y cómo quiere uno a la madre?
E.: Eso es lo que te pregunto. ¿Cómo?
B.: Y. distinto que al padre.
E.: ¡Sos fanfa, eh!
B.: ¿Yo, fanfa?¿A qué les llamás ser un fanfarrón?
E.: ¿Y vos?
B.: Yo le llamo fanfarrones a los que se divorcian y a los
que no quieren a sus hijos y no van a ver a la madre.
¿Para qué se casan si después se separan? Bueno, bah, la
verdad es que yo no me separé porque mi mujer no me echó
todavía
E.: Entonces no sos feliz en tu matrimonio. ..
B.; En parte, sí.
E.: ¿Pensás que te hubiera ido mejor soltero?
B.: Sería más libre.
E.: Hablas como un puritano.
B.: Tal vez, pero para mi la verdad en mujeres es mi
vieja.
E.: ¿Tu mujer no es como tu mamá?
B.: No; es más joven y está mejor.
E.: Muy gracioso. Pero, estás enamorado de tu mamá.
B.: Sí
E.: ¡¡¿¿SI?? ¿Con qué clase de enamoramiento?
B.: La quiero, le tengo cariño
E.: Ah, menos mal.
B.: Y qué, ¿acaso no quiere decir todo lo mismo? Hay tres
clases de cariños; el de la madre, el de la esposa y el de
la hija.
E.: De acuerdo Pero se te confunden y se te mezclan.
B . No; yo te voy a explicar. Mi mujer, por ejemplo, no
hace las salsas como la hace mi vieja. O los ravioles que
mi vieja los prepara con acelga y queso y mi señora los
hace sin acelga. Igual que el tuco: mi señora le pone
cebolla cortadita y a mi me parece estar comiendo en un
restaurante.
E.: ¿Y por qué no te divorciás? Podés alegar crueldad
gastronómica.
B.: Porque no tengo necesidad.
E.: O porque como dicen por ahí que tu mujer te domina.
B.: ¿Y qué mujer no domina al hombre? No es que me domine,
tampoco me hace escándalos, pero por ahí yo llego tarde y
a la mañana siguiente me dice a qué hora llegaste ayer. A
las dos y media, le digo. Mentiroso: llegaste a las
cuatro. ¿Ves, ves?, le digo; si sabés, para qué me lo
preguntás. La mujer es más astuta. Pero el hombre inventó
todo: decime una cosa que haya inventado la mujer.
E.:¿Sos macho, vos?
B.: (Se ríe, escéptico). No...
(Su frase preferida es "Soy un fenómeno". Se cree todo
cuando la mano viene cargada de elogios sobre su persona.
"Y claro que soy un fenómeno. No sé boxear; tengo un pie
más plano que el de un elefante; entrenarme no me gusta;
hablo de más y encima de eso llego a pelear por el título
mundial. Un verdadero fenómeno." Porque un día renunció a
su título de campeón argentino de la categoría máxima
también se endilga el adjetivo: "Renuncié porque no podía
pelear con Frazier siendo campeón argentino porque
Argentina está afiliada a la W.B.A. Pero ahora para pelear
con Jimmy Ellis salgo campeón argentino otra vez y chau".
Chau no: fenómeno.)
E.: ¿Es cierto que tu máxima ambición es llegar a ser
actor cómico?
B.: Y claro. Tengo condiciones: dije tres, cuatro pavadas
y todos ustedes se mataron de risa.
E.: Cuando cantaste más de tres o cuatro se murieron, pero
de pena...
B.: ¿Cuando canté? Ladré. Qué sé yo, me lo propusieron y
como a mí me gusta hacer de todo, agarré. ¿Acaso no
trabajé con Zulma Faiad en el teatro de revistas y levanté
la taquilla? Pero sabés qué pasa, que no me gusta
aprenderme los libretos de memoria. El buen cómico tiene
que improvisar.
E.: Y vos buen cómico sos. Tantas veces la tribuna del
Luna Park se puso de acuerdo para llamarte Payaso. ¿Te
gustaba?
B.: Y mejor que lo llamen Payaso a uno y no cobarde.
E,:¿Sos miedoso?
B.: Y a veces cuando estoy arriba del avión pienso si me
caigo me hago bolsa.
E.: ¿Sos supersticioso?
B.: En el boxeo. Mi vieja, para cada pelea, me da la ruda.
Son grupos, pero. Otras veces le pido a mi vieja que
me saque el ojeado. Estoy palmado, ¿no?, ella me dice yo
se lo saco quédese tranquilo y hay que creer o reventar;
me lo saca nomás.
E.: ¿Cuando estás arriba del ring te sentís a vos mismo; a
la gente; al boxeador que tenés enfrente?
B.: Lo único que reconozco que siento es que quiero ganar.
A la gente también la oigo, pero no sé, nunca pude
explicarme porqué se enardece tanto cuando hay un golpe
bueno. Grita como cuando festeja un gol, un desahogo. No
me doy cuenta que tengo un tipo enfrente. El boxeo, y no
te engañés, es un libreto. Lo practicás, lo estudiás y lo
recitás en el ring. Igualito que un actor.
E.: ¿En qué lugar te sentís más a gusto: aquí en el Alvear
o en la casa de tu mamá?
B.: En cualquier lado me siento bien.
E.: ¿No te sentís un poco ajeno en un lugar como éste?
B.: Yo me adapto a cualquier ambiente.
E.: ¿Cómo ves al país?
B.: De arriba cuando vuelo, muy chiquito.
E.: ¿Te interesa la política?
B.: Para nada. Eso sí, lo que no me gusta es que salga
plata de este país.
E.: Pero, ¿lo notas en avance o en retroceso?
B.: Creo que tiene un pequeño avance. Qué sé yo: sacaron
algunas villas miseria, arreglaron la avenida
Independencia...
E.: ¿Te gusta Onganía?
B.: ¿Pero qué te crees que soy: una mujer que me va a
gustar Onganía? Pero no, viejo; acá no se puede hablar de
política, porque no hay política. Acaso, ¿quién eligió al
presidente?
E.: ¿Eras peronista?
B.: Yo no, porque era muy chico pero Evita ayudó mucho a
mi mamá y en casa sí eran. Eva le consiguió trabajo a mis
hermanos. La política es todo conveniencia, todo negocio.
Es presidente el que más guita tiene. Yo con lo que tengo
no podría ser presidente ni de Huracán?
E.: ¿De qué te quejarías de tu país, entonces?
B.: Y, por ejemplo, que no hay buenos aeropuertos; en La
Rioja no pueden bajar los Caravelle; que la Argentina
sigue siendo Buenos Aires; que no hayan hecho un puente
para viajar al Uruguay sobre el río; que no hagan
amarraderos de yates en la Boca para que los que tienen
barco propio no tengan que costearse hasta San Fernando o
Tigre.
E.: ¡Todos problemas muy importantes!
B.: Para mí, si.
(A esta altura la camisa había volado y el pantalón estaba
a punto de cobrar altura. "Ahora viene el médico a
revisarme", explica.)
E.: ¿Soñás habitualmente?
B.: Sí. Que me corre un león y me quiere comer. Estoy en
la selva y siempre se me aparece.
(Ahora se saca los mocasines y los zoquetes color
bermellón, el reloj.)
E.: ¿Siempre es el mismo león?
B.: ¡Qué sé yo! Nunca tuve oportunidad de presentarme.
E.: Y dibujás mientras estás distraído.
B.: Sí.
E.: ¿Qué cosas haces?
B.: Firmo, firmo y firmo. Pongo Ringo, Ringo, Ringo,
Ringo, Ringo, Ringo, Ringo, hasta llenar la hoja.
(Tocan el timbre de la suite. Es el doctor. Ahora el
cuerpacho de Ringo apenas cubierto por el calzoncillo de
colores y dibujos diversos. "Doctor, ¿me va a revisar".)
DIEZ FRASES CELEBRES DIEZ
Bien pueden ser apócrifas, el empeñoso invento de algún
periodista (o humorista amigo). Pero detrás de todas ellas
vibra el apasionado descaro de este muchacho de barrio. ¿O
acaso en cualquier calle o cortada de Parque de los
Patricios no es fácil toparse con ejemplares que
reflexionen de esta manera, que desgajen ciertos costados
del mundo y la vida como, dicen, que alguna vez lo hizo el
inefable Bonavena?
•"Soy un fenómeno. Con diez argentinos como yo este país
se salva en una semana."
•En noviembre pasado llega a la boite "Afrika", del Hotel
Alvear en donde se realiza un concurso para elegir Miss
Afrika. De inmediato lo
incorporan al jurado, pidiéndole disculpas por tener que
ubicarlo al final de la mesa de selección. "Usted estará
al lado de la señora Malena Nelson de Blaquier, una dama
de nuestra sociedad." Bonavena llega a su sitio y vuelve a
preguntar a su acompañante: "¿Cómo me dijo que se llamaba
la que está al lado?"; "Malena Nelson..."; "Ah, bueno,
gracias. Che, Malena, corré el 'tacho'." "La primera vez
que oí la palabra Happening pregunté qué era y me
contestaron que era una fiesta en donde muchas personas se
tiran con masas, crema chantilly, champagne y otras cosas
para ensuciarse. ¿Y eso es nuevo?, dije yo. En mi casa,
mis hermanos y yo lo hacemos cada Navidad y cada Año
Nuevo."
•"Todos me la cantaban en el barrio: "Vos vas a ser
boxeador cuando seas grande" y me lo creí."
•"Hoy es más fácil encontrar una aguja en un pajar que una
mujer con una aguja en la mano. Quisiera que mi hija
supiera planchar, cocinar, coser, lavar. Como mi vieja..."
•Un día vuelve de un viaje y le regala un extracto
importado a la madre, con una recomendación: "Es perfume
de París, vieja, un extracto. Ponételo entero en la cabeza
y a lo mejor se te cura la presión".
•"¿Si soy católico? Y, sí. Algunas veces antes de pelear
digo: Che, viejo, haceme ganar si querés que sigamos
siendo amigos".
•"¿Cuántos somos de familia?: 9 hermanos vivos. Sí: 8
vivos que viven a costillas mías."
•Antes lo atendía un dúo de técnicos —los hermanos Rago—
que no acertaban en la conducción deportiva de Oscar. Esto
ocurrió en Alemania, un rato después que Bonavena le
ganara al peso pesado alemán Karl Mildenberger. Los Rago
no hacían otra cosa que echarse encima los laureles del
triunfo que su pupilo había logrado a sopapos arriba del
ring. En un momento Oscar los miró y les dijo: "¿Se van a
callar de una vez?; si ya se parecen a Pili y Mili".
•"¿Cuándo me voy a retirar? Qué sé yo; mañana mismo o
dentro de 10 años. Mi vieja siempre me dice: Larga, nene;
para qué te vas a
hacer seguir golpeando. Y golpear a otros muchachos que
también tienen madre. No quiero que sigas. A lo mejor un
día de éstos le hago caso a la vieja y largo."
__________
(Recuadro)
Algunas cosas que le ocurrieron en la vida le hacen
suponer que está facultado para opinar de lo que se le
ocurra, de lo que se le venga en gana. Bonavena es uno de
esos audaces y ante el latigazo de EXTRA, acerca de un
ramillete de cosas y personas que están cerca de su
espectro de intereses, respondió de la manera que sigue:
Periodismo Especializado: "Conveniencia; pura
conveniencia".
Eduardo Corletti: "Que vaya a pelear a Europa, porque en
Estados Unidos se la dieron" 'A vos también Ringo y en
forma'. "Si, pero yo peleé por el campeonato del mundo").
Doña Dominga: "Me hizo a mí. Imagínate: ella y yo somos
dos fenómenos".
El dinero: "Lo más lindo que hay, para gastarlo".
Héctor Ricardo García: "Un loco lindo".
Ulises Barrera: "El mejor de todos los comentaristas
argentinos".
Nicolino Loche: "Que guarde la plata".
Ramón La Cruz: "Le falta inteligencia".
Héctor Nesci (actual manager): "Un tipo sin maldad".
Cassius Clay: "Un negrito sonso" / ('Vos, por casualidad,
¿sos racista?' / "No; yo creo que los negros hay que
convivir. Lo que dije de ellos fue por publicidad, no por
malos sentimientos").
Gregorio Peralta: "Al final se hizo amigo mío".
Tu mejor amigo: "No podría elegir. Habría varios que se
pondrían celosos".
Alberto Lovell: "A cargar bolsas al puerto".
Hobbies: "Las buenas cosas de la vida" / '¿Cuáles?' /
"Todas. Me gustan todas".
Entrenamiento: "Dentro de poco lo reinicio en las playas
de Necochea".
Lectura preferida: "Revistas de historietas. Se pasan,
¿no?".
Los pies planos: "Ahora estoy mucho mejor. ¿Sabés lo qué
era de pibe? Ulises Barrera me dice que tengo los pies de
Carlitos Chaplin".
Revista Extra
febrero de 1969
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