Difusión
Como silenciar a los opositores
Neustadt entrevista a Frondizi
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En medio de las confusas y dramáticas conversaciones que el secretariado de la CGT realizaba la semana pasada para decidir las alternativas del plan de lucha, tuvo tiempo, sin embargo, para emitir un comunicado en el cual acusaba a la profesora Nélida Baigorria (ex diputada de la UCRI, volcada al oficialismo actual) de montar una campaña de acción psicológica para confundir a la opinión pública sobre la actividad de la central obrera.
La profesora Nélida Baigorria conduce la comisión administradora de radios y televisión: en síntesis, maneja las radios aún en manos del gobierno, que incluyen las importantes emisoras Belgrano, Splendid y El Mundo, y el Canal 7 de televisión, de Buenos Aires.
Simultáneamente, la cadena oficial de emisoras se lanzó a una serie de reportajes a figuras del gobierno o sus aliados sobre el tema del petróleo, y posibilitó así que los testigos y diputados que actuaban en una misma línea en la comisión investigadora del Congreso continuaran a través de radios y televisión difundiendo su posición. Pero el hecho más sugestivo es que ningún vocero de la posición contraria contó con igual oportunidad.
Se cumplía así la advertencia que el ex secretario de Prensa formulara al presidente Illia. Emilio Parodi había subrayado más de una vez en la Casa de Gobierno que la constitución de una cadena oficial con un espíritu sectario entrañaba crear un clima peligroso por las consecuencias que acarrearía: monopolio de la opinión. Más aún, uno de los motivos de su renuncia fue el haber comprobado que ya nada podía hacer para evitar el proceso iniciado por Nélida Baigorria.
Como ocurre generalmente en estos casos, el ejemplo oficial es muchas veces seguido por las empresas privadas, especialmente aquellas que necesitan por diversas razones el favor oficial. Y más papistas que el Papa, llevan el monopolio de la opinión a límites que exceden la convivencia democrática.
En la semana pasada, algunos entretelones de la presentación del ex presidente Frondizi en un programa televisado (ver página 7 de esta edición) hicieron por momentos vivir un clima casi olvidado.
El periodista Bernardo Neustadt decidió invitar a su ciclo "Incomunicados" (Canal 9, los martes a las 23) a Arturo Frondizi. Por la audición ya habían pasado el gobernador Marini, Alsogaray, José Alonso, de la CGT, e infinidad de políticos oficialistas y opositores. La dirección del Canal 9 pensó que un reportaje al ex presidente, en los actuales momentos, era "inoportuno". Neustadt solicitó que esa opinión de la dirección del Canal se le suministrara por escrito pero, sin que eso ocurriera, Canal 9 informaba a los diarios que el programa no saldría al aire por los motivos de "inoportunidad" que ya había transmitido al periodista.
Evidentemente, Canal 9 se mostraba preocupado por la repercusión que podría tener el reportaje, y derivaba esa preocupación hacia sus gestiones, avaladas por promesas de Ricardo Balbín, de obtener créditos por 70 a 120 millones de pesos de los bancos oficiales.
Neustadt recurrió entonces al mismo gobierno, pero no en el nivel de los funcionarios menores, sino que solicitó una entrevista con quien parece ser el más fuerte baluarte de las libertades públicas en la actual administración: el ministro del Interior, Juan Palmero. Por curioso que parezca, el ministro pensó que, por el contrario, era sumamente oportuno que Arturo Frondizi pudiera difundir sus opiniones, pero no entendía bien cómo podía obligar a un canal privado a actuar en un sentido o en otro. Neustadt sugirió que bastaba que la dirección de Canal 9 conociera esa opinión del gobierno. El presidente Illia, que recibió por un momento a Neustadt junto con el ministro Palmero, coincidió en la necesidad de que Frondizi se expresara libremente. Se pensó, entonces, que una llamada del secretario de Comunicaciones, Pagés Larraya, al director de Canal 9 aclararía las cosas. Consultado Pagés Larraya por el subsecretario del Interior, señor Vesco, el secretario de Comunicaciones también coincidió en la oportunidad del reportaje a Frondizi, y así se lo hizo saber a Canal 9. Entonces, el reportaje pudo salir al aire; aunque 'Incomunicados' quizá no se transmita en junio: Canal 9 informó al patrocinante que probablemente no habría espacio, el mes próximo, por razones de programación.
Mientras tanto, la CGT y algunos partidos opositores seguían comprobando que se consolidaba la cadena de radios y TV y que parecía absurdo que para cada ocasión en que quisieran expresarse debieran recurrir a Palmero o a Illia. El problema llegó al Congreso: la semana pasada, la Cámara de Diputados decidió trata: un pedido de informes al Poder Ejecutivo del legislador Tarulli (UCR alendista, Tucumán), sobre las numerosas cesantías en estaciones de radio y de TV. Al reclamar su consideración, el diputado Torreiro (Democristiano) calificó a Nélida Baigorria: "Es una persona que no siente el menor interés por las inquietudes de la Cámara."

Página 7
Declaraciones
Frondizi devuelve algunas pelotas

Pocas veces un político está en condiciones de explicar todos los entretelones de su acción. Se supone que en el caso de un político tan complejo como Arturo Frondizi, las dificultades llegan al infinito. Sin embargo, la semana pasada, en la segunda presentación en la televisión de Buenos Aires desde su ya lejano derrocamiento, Arturo Frondizi logró producir uno de los principales impactos de los últimos días y convertirse nuevamente en tema de discusión e interpretación.
Quizás el principal éxito logrado por el ex presidente en los 93 minutos que duró el interrogatorio a que lo sometió el periodista Bernardo Neustadt, fue el de mostrar a un Frondizi casi desconocido: jovial, incluso alegre, juvenil, sumamente informado, dinámico. La frase con la cual cerró la audición, pero que no se escuchó por fallas técnicas, fue demostrativa de ese hecho: "Quiero darles un consejo: no se equivoquen, Frondizi no está muerto." Al menos, de algo puede estar seguro el líder del MIR: quienes fueron espectadores de esa audición, están más que convencidos de que no ha muerto.
Pero también otro beneficio obtuvo Frondizi de la audición política más inesperada y espectacular de los últimos meses: logró responder a una serie de interrogantes que desde la época de su presidencia estaban profundamente establecidos en la mente de la opinión pública, incluso de sus amigos más cercanos. Uno de sus colaboradores comentó después de la audición: "Ahora sé cómo contestar a muchas preguntas que nos hacen a los frondizistas, y para las cuales hasta ahora no había podido encontrar respuesta adecuada." A sabiendas o no, el periodista Neustadt fue una gran ayuda para lograr esto, ya que le planteó todas las preguntas que en la opinión pública constituyen las cosas inexplicables del gobierno de Arturo Frondizi. Algunos ejemplos:
• ¿Por qué anuló las elecciones del 18 de marzo? Según la explicación, factible de ser comprobada en los diarios de la época, no anuló las elecciones, algo que nadie recordaba. Intervino las provincias en que habían triunfado los Peronistas. Esta intervención debía durar hasta que se constituyese el Congreso Nacional, un mes y medio después. Con esto se debía detener la ofensiva de algunos sectores militares que deseaban aplicar un escarmiento al peronismo, y al mismo tiempo dejar pasar el tiempo suficiente para que los ánimos se aplacasen, quedando la decisión final sobre la asunción del mando de los gobernadores peronistas al mismo Congreso de la Nación que se inauguraba el 1º de mayo de 1962.
• ¿Por qué fue tan tumultuoso su gobierno, con tantas perturbaciones? Hay quienes creen que su estilo de gobierno era perturbador. La respuesta de Frondizi sirvió esta vez no sólo para definir su gobierno sino también el de Illia. "Yrigoyen —expresó— toma el poder en el año 16; desde 1916 hasta 1922 ocurre toda clase de cosas en la República Argentina: semana trágica, sucesos en el Sur, grandes huelgas y perturbaciones. Termina Yrigoyen y toma el poder Marcelo T. de Alvear, también de origen radical como el actual presidente. No ocurre nada en el país; es un gobierno de estancamiento; tiene el apoyo de los conservadores, que ahora obtienen embajadas. Termina Alvear en el 28: empiezan otra vez las huelgas, las conspiraciones e Yrigoyen va a Martín García. Yo, la verdad, desde el punto de vista sentimental, si algo desearía a Illia es que fuera como Yrigoyen y no como Alvear." La comparación encerraba una obvia tesis: los grandes intereses no crean perturbaciones en un período de estancamiento.
• Dos respuestas produjeron revuelo en la Casa de Gobierno y en las filas de los legisladores oficialistas. Frondizi afirmó categóricamente que Illia está renegociando los contratos petroleros y que el presidente no se equivoca sobre qué hay que hacer en la materia. "Hay muchos en el gobierno —agregó— que saben lo que tienen que hacer. Lo que ocurre es que no se animan a enfrentar a los que tienen que enfrentar."
La segunda respuesta se refiere al golpismo, y aún hoy, una semana después, nadie se atreve a afirmar si Frondizi es golpista o no. "Yo he insistido siempre —dijo— en que la legalidad es un medio, y no un fin. Mi preocupación fundamental en este momento de la vida argentina es qué país queremos construir. Queremos hacer una Patria grande. La queremos hacer a través de las formas institucionales. Pero si las formas institucionales no resisten esa posibilidad, la Patria grande va a ser lo mismo realizada."
• Sobre el permanente tema de la calumnia política en la vida argentina formuló algunas revelaciones que, por lo inesperadas, crearon una nueva medida del valor de esas calumnias o de las acusaciones en general.
La actual campaña contra los contratos petroleros —observó— tiende a inhibir al presidente para que los renegocie. Después, hizo memoria con respecto a las comisiones investigadoras: la primera fue nombrada por la asamblea del año 13. Los investigados fueron Saavedra, Mariano Moreno, Bernardino Rivadavia. Sobre Rivadavia, un testigo había dicho ante la comisión investigadora que alguien le había manifestado que en un café había escuchado que Rivadavia había mandado a Córdoba a un obispo porque le habían pagado. San Martín tampoco escapó de calumnias que, inclusive, fueron creídas por amigos del Libertador. El mismo Lavalle —recordó Frondizi— le había escrito a un general Martínez diciéndole: "Ríase: San Martín acaba de hacer un giro de cien mil pesos a Londres y ahora va a viajar hacia Europa con la excusa de llevar a su hija."
• Por último, entre sus principales observaciones, una endulzó en algo la amargura que entre sus partidarios creó el derrocamiento y la aparente indiferencia con que asistió el país a ese hecho: ningún grito en favor de su gobierno en la calle, ningún intento de manifestación o resistencia. El 6 de setiembre de 1930, evocó, miles de personas gritaron "Muera Yrigoyen" en las calles de Buenos Aires, le asaltaron la casa, destruyeron los muebles, arrojaron sus papeles a la calle. Tres años después, un millón de personas acompañó a su cadáver por las mismas calles. Al menos, comentó, si nadie opuso resistencia a su caída, tampoco nadie gritó muera.
En definitiva, un hecho concreto: Frondizi no sólo no está muerto sino que parece dispuesto a demostrarlo en forma nada pasiva.
PRIMERA PLANA
26 de mayo de 1964

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Frondizi y Neustadt

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