|
1940 A los 35 años,
Fidel ya era lo que los verseadores de la época denominaban un porteño típico.
Elegante, siempre a la moda, por la tarde frecuentaba los billares de la Avenida de Mayo o
de la calle Corrientes. Luego hacía de animador en lugares nocturnos, donde decía las
clásicas glosas de entonces antes de presentar a algún intérprete de tango. Esos fueron
sus comienzos artísticos. Atrás quedaban las épocas de bancario y empleado de correos,
y un sueño que nunca pudo cumplir: cantar.
1942 Fidel se convierte
en actor. Un fugaz paso por grupos de teatro experimental y sus trabajos en radio Callao
lo llevan al cine. Aquí lo vemos en "Novio, marido y amante", su primera
película, cuyo elenco encabezaban Enrique Serrano y Tilda Thamar. La fama que fue
logrando le permitió conocer a uno de sus más grandes ídolos. Enrique Santos
Discépolo, quien, según Fidel, le hizo el mejor chiste sobre su nariz al decirle:
"Che, ¿no me alquilas un agujero para vivir?"
1946 Ya en aquellos anos Fidel Pintos
era un nombre reconocido y muy querido por todos. Sus amigos eran muchos, pero uno de los
que más lo apreciaban era Jorge Lanza (junto a él en la foto). En ese entonces Fidel
también había comenzado a trabajar en teatro de revistas. Su debut fue en 1945, en el
Maipo, llevado de la mano por Carlos A. Petit, quien recién empezaba a escribir y a
dirigir en el género.
1947 Con Alberto
Castillo, en "Un tropezón cualquiera da en la vida", una película de Manuel
Romero que luego quedaría corno su primer gran éxito cinematográfico. En ese momento se
empezó a invertir una frase que el mismo Fidel había pronunciado tiempo atrás:
"Tengo la nariz más grande que el talento". Luego, en sus casi 40 años de vida
artística, llegó a filmar alrededor de sesenta películas, en las que interpretó a todo
tipo de personajes. Sin embargo, su gran éxito a nivel popular llegaría anos más tarde
con los personajes de la televisión.
1948 Fidel en la radio. Junto a Carlos
Gines conducía "El mundo al revés", un programa ideado por Ignacio de María.
A través de esa audición el país comenzó a saber de su gracia, de su humor, de su
picardía. Una picardía adquirida en sus años de calle y amigos. Aún hoy sus hijos
recuerdan su particular filosofía, su habilidad para enseñar las cosas de la vida con
pocas palabras pero actitudes firmes, basadas en los hechos y la experiencia. |
1949 Su foto favorita. Hincha apasionado
de River y de Defensores de Belgrano (club del cual llegó a ser padrino), Fidel guardaba
entre sus más gratos recuerdos esta foto con Juan Carlos Muñoz, José Manuel Minella y
Félix Loustau. El chiquilín es Luis Fernando, su hijo menor, que hoy es médico de la
Asociación del Fútbol Argentino. Luis Femando fue, desde pequeño, compañero
inseparable de las andanzas de Fidel.
1950 Nace Monsieur Canesú, quizá el
personaje que con más cariño recuerda su público. Un modisto de señoras que era capaz
de aconsejar cosas como ésta: "...y junto a esta presillitaaaa, coloquen un botón
pequeño. Y atención, que dije un botón pequeño, no un vigilante petiso". En la
foto, junto a Luis A. Meaños, su libretista y amigo, y Juan Carlos Mareco,
"Pinocho", que frecuentemente lo visitaba en la radio.
1951 Otro de sus personajes más
inefables lo realizó en "Ué paesano", una película en la que, entre otros, lo
acompañó Nelly Láinez (con él en la foto). Con ella Fidel salía a saludar en el
cuadro final de la revista del teatro Astros, donde trabajó hasta pocas horas antes de su
muerte. Entonces, como hoy, Fidel se caracterizaba por su gran habilidad para componer
tipos.
1952 "Mujeres que bailan", una
de las películas donde Fidel Pintos también supo hacer de las suyas. En la foto lo vemos
entre Nini Marshall y Fany Navarro, dos grandes del cine de aquellos años. Otras
películas que filmó en esa época fueron "Alma de bohemio", con Alberto
Castillo y Lilian Valmar. y "El zorro pierde el pelo."
1953 "La vida color de rosa".
Una cara desusada en Fidel: sin su sonrisa, sin sus gestos que tanto lo caracterizaron, en
un personaje que no estaba para nada de acuerdo con el tamaño de su nariz. Pero a Fidel
nunca le importó el tipo de personajes que le tocó hacer. Para él lo único importante
era poder hacer lo que le gustaba: ser actor cómico. La fama y el dinero siempre ocuparon
un lugar secundario en su vida.
1959 "¡Qué
decís, corazón de orión?" ¿Quién no se acuerda de esta frase? Fue otra de las
tantas que el país pronunciaba como suyas. Era la época de "Calle Corrientes",
uno de sus éxitos radiales donde inmortalizó otro personaje bien porteño:
"Place", un simpático burrero que siempre tenia la "precisa", pero
que nunca salía de perdedor, y solía decir: "Yo fumo un paquete de rubios y otro de
negros. Para cambiar de tos, ¿sabes?" |