crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Pese al anillo protector que habían construido a su alrededor, los papistas refugiados en Sinforoad no pudieron soportar el asedio de quienes protestaban armados con fusiles automáticos Smith&Wetstones. Lo cual provocó un desesperante pedido, aparentemente absurdo: los papistas sinforosos exigieron a gritos la intervención de las tropas suigenerianas, mientras vociferaban "¡muera el rey!" (John y Paul Soyhampón) y "¡muera la policía!" a la vez que a lo lejos de las defensas se escuchaban las huestes socorristas acercarse al son de su clásico entreé:
"Para hacer esta armonía es preciso un nuevo ser, capaz de nacer mil veces sin crecer,
cuatro notas separadas y la oscuridad total,
ya no queda tiempo de mirar atrás. Dama de colores, lávame la cara y llévame tan alto como para ver todo mi mal. Diosa y heroína, dejame la llave antes de ir, no esperes a la muerte aquí."
Enfrente, corroídos por un odio igualmente vetusto, los Wetstones prostateontes respondían "¡muera el papa!", "¡al diablo con el papa sinforoso!". Una impresionante caravana de papistas, reducidos a la ruina, huyó a Itizaingó del Sur, la otra zona en que está dividido el país, independiente de la Gran Avenida Rivadiense (mayoritariamente católica a la altura de la brigada ramense). Pero la furia era empedernida: los hombres llevaban a sus mujeres e hijos hasta los campamentos que había instalado en la frontera el ejército de Ciudadela del sur, que habían acudido a atender los heridos. Se despedían de sus familiares con un beso y luego volvían sobre sus pasos hacia las barricadas y la pelea entonando cánticos salvajes de persecusión y furia:
yo sangraba en la calle
y nadie pudo ayudarme,
el patrullero estaba ya sobre mí.
encontraron poco pero nada más,
encontraron poco pero nada más,
igual me hicieron la cama,
mientras el puntero estaba ya lejos de ahí.
cuando pude ver algo más
ya estaba en la brigada,
pidiendo un poco de agua para vivir.
es muy fuerte ver como en ese lugar
al rico no le hacen nada
mientras el pobre va en cana
por robar un pan...
"Mataremos a los bastardos papistas", aullaban detrás de las barricadas ciertos jovenzuelos a la orden del principito mayor Don Andrés Calamar de la Calamarettería. "Madre de Dios lucharemos hasta el fin" respondían centenares de enardecidos papistas a la vez que sobre sus cabezas, lozanas gárgolas vociferaban imitando calandrias y zorzales. La batalla sería cruenta, era un hecho. Solo restaba ver como transcurrían los acontecimientos. El rey, ciego por las esquirlas de una granada de mano que había provocado la roturas de sus cristales automáticos, no se percató que a sus espaldas hurdía el complot. Las cucas papistas se habían entrometido entre sus huestes y bajo la promesa de ponerlo al mando treinta naves provenientes de Pointaznhar se producía la ferviente seducción a uno de los duques del reinado. Bastó una comida, donde los panqueques servidos de postre causaron el malestar necesario para que un reguero de gases, producto de la inestabilidad estomacal del duque, esparciera algo más que confusión entre los Wetstones, dandole al duque la salida de aire suficiente para el escape del territorio santo rumbo al puente de Diasveles donde se centraría la batalla principal. Se lo veía al duque Wetpank corriendo sobre el puente rumbo al río matanza, manos en la entrepierna, aullando. En la cima del puente era recibido por quien devendría en duquesa de los Gargolas Pank de la Iglesia de los Dragones Aznarianos. El puente había sido tomado por las naves de la duquesa, quien con un mordaz y abarcador agarrón tomó la mágica flauta que Pank llevaba sorprendiendo al duque con los sonidos que sus deformes labios extraían. Fue así como le dedicó su primer simple, montado en su corcel negro, bailando un desenfrenado, rocanrol
soy el cowboy, nena
te voy montando en la arena
como un alma en pena
me voy quedando sin venas
no me ves?
hoy nadie lo hace como yo
tu vestido quema
parece un árbol de levas
tus zapatos, vieja
se rompen como la seda
no me ves?
hoy nadie lo hace como yo
Lo que no conocía la Gargola era que las virtudes se reiteran para lograr la santidad pero también lo hacen los defectos, que convierten cualquier flauta mágica en un en una calandria que solamente imita sonidos que no le son propios. Al tomar contacto con los influjos magnéticos del duque su voz flauta fue convirtiéndose poco a poco en una horrenda imitación de siniestros cuervos. Luego sería ella la traicionada. De ahí la inscripción en la base peneal que sostiene los burletes del puente: "el dragón no sabe que un diablo cabe en la nave". Frase genial y anónima que quedó grabada mientras los Wetstones veían el ardiente espectáculo que ocurría en el puente a la par que entonaban dulcemente acompañando los movimientos pélvicos del duque la apocaliptica advertencia (salmo 69):
no es un extraño
todo el mundo sabe
(está bien casado)
cambia de nave
solo quiere darte
la canción que escuches
cuando te llame
cambia de nave
cuando te acabe
cuando te acabe
El espectáculo era contagioso, y las huidas hacia lo más alto del puente era cada vez mayor. Ambas fuerzas iban perdiendo adherentes. Los papistas protestaban, los wetstones descolgaban los trapos deshilachados por la lucha. Los nuevos colonos se otorgaban títulos a medida que transitaban por el puente. Las advertencias de los mas cautos, solamente estimulaban los gestos y ademanes y la danza iba transformandose en un ritual beligerante y aunque parezca paradójico los sollozos de alegría se escuchaban. La discordia encontraba en los colonos del puente mas adeptos en tanto las apedreadas empezaban a llegar de ambos lados. Tanto papistas como wetstones no soportaban el dantesco espectáculo. Algunos que no sabían porque habían subido saltaban al vacío al grito de "no sé por qué lo hago...no sé... ". Otros pedían respeto por los menores. Los mas papistas enviaban sus secretarios a condenar los hechos. El puente iba cediendo. Diasveles iba camino a convertirse nuevamente en una avenida con barreras. Algunos bajaban del tren. Otros huían despavoridos. Las barricadas eran abandonadas. Demasiados seres en un débil lugar. En otras zonas de la ciudad se hacían eco de los rumores, y resonaban intermitentes balazos de ambos lados. "de aquí no me echa nadie" gritaba desesperada la Gargola..."yo sigo hasta acabar acá".
Fué lo último que se escuchó. El puente cedió ante los ojos desorbitados de los bandos y los inesperados transeúntes que no cesaban de preguntarse por qué ocurrían esas cosas. Miles de almas volaron. Cientos de niños quedaron huerfanos. Las vías del ferrocarril destruídas. Avenida Rivadavia diezmada. Las casas vecinas destruidas. No había sobrevivientes aparentes. Los sinforosos, los wetstones y los papistas desaparecieron, dando paso a una nueva colonia mayoritariamente charlysta. No hubo un solo spinettiano presente, huyeron hacia alemania. Todo parece desolación, pero... cuidado, cuentan quienes vivieron la experiencia que mientras caían los que se habían apoderado del puente, la frenética Gargola alcanzó a vomitar dos especies que hoy día deambulan por el cyberspace causando desmanes junto a sus adeptos. ¿Sus nombres?. Se hacen llamar Gargolezanar y Pedorrín... tengan cuidado, suelen entonar esta dulce melodía para engañar a los participantes
Mucha risa por aquí pero ninguna es para mi
sube la espuma sobre el cristal
yo cambio de forma para atacar
solo una vez mas,
como enlace
lleno de problemas voy a dar a una playa con una modelo
ella está lista quiere empezar
cambio de forma para atacar
solo una vez mas, como enlace
solo como enlace, una vez mas
no me gusta este lugar
vestidos y perfumes sin estilo
saco mi arma voy a empezar
cambio de forma para atacar
solo una vez mas, como enlace
solo como enlace, una vez mas
mucha risa por aquí
pero ninguna es para mi
sube la espuma sobre el cristal
cambio de forma para atacar
solo una vez mas, como enlace
solo como enlace, una vez mas.

"Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos vale a sus ojos alguna frase que le enseña algo que ignora" Mariano José de Larra