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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Los Violadores

El punk argentino le debe a Los Violadores su nacimiento, desarrollo y un éxito considerable. La banda liderada por Pil Trafa y Stuka transitó los años '80, tiempos de dictadura y democracia, e instaló para siempre un par de hits en la memoria popular. Nada peor para un grupo de punk argentino que nacer en su propio país en 1980 y llamarse Los Violadores.

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Revista Editorial Altaya

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Nada menos aconsejable para sobrevivir a la feroz dictadura militar reinante en esos años que cobrar notoriedad en los medios masivos por un concierto que terminó escandalosamente; con el público tirando los asientos al grito de guerra de "Represión" (el primer éxito de la banda) y con la policía sobre el escenario.
"Represión" era una radiografía exacta de los tiempos que corrían, a diferencia del tono elíptico que utilizaban otros artistas para referirse a la dura época de la dictadura con el fin de esquivar la fuerte censura del gobierno militar. Los Violadores salieron a enfrentar sin vueltas al enemigo.
La letra de "Represión" era elocuente: "Hermosas tierras de amor y paz / hermosa gente, cordialidad / fútbol, asado y vino / así es el pueblo argentino. / Censura vieja y obsoleta / en films, revistas e historietas, / fiestas conchetas aburridas. / ¿Dónde está la diversión perdida? / Represión a la vuelta de tu casa / represión en el kiosco de la esquina / represión en la panadería / represión las 24 horas del día." Una patada al hígado del sistema dictatorial, al hippismo, a una sociedad incapaz de movilizarse e intentar cambiar las cosas.
Nada peor que ser punk durante la dictadura militar, integrar (o ser fan de) una banda con el nombre de Los Violadores y criticar al poder sin mensajes solapados ni metáforas largamente estudiadas.
Sin embargo, si bien se observa, Los Violadores no fueron otra cosa que un producto de su tiempo. Nacidos a la sombra de la dictadura, encarnaron el rock pre Malvinas que no gozó de los "privilegios" de la ley que prohibía la difusión radial de música extranjera durante la guerra, ni fueron convocados al discutido Festival de la Solidaridad. Pero, finalmente, con los militares en retirada, ganaron un lugar preponderante en el obligado recambio de nombres del rock nacional.
El cuarteto reconocido como principal iniciador del punk en Argentina se formó a comienzos de 1980. Los nombres de los primeros integrantes eran Hari B. (Pedro Braum, 'el primer punk que existió en el país', lo definen muchos) en guitarra, Sergio Gramática en batería, Stuka (Gustavo Fossa) en bajo y Pil Trafa (Enrique Chalar) en la voz. Hari B. y Gramática fueron los propulsores de Violadores, a quienes luego se unieron Pil (que venía de una banda de rockabilly llamada Don Gato y su Pandilla) y Stuka, luego de su paso por Trixie & Los Maniáticos. Con esta formación se presentaron en junio de 1981 en la Universidad de Belgrano. El concierto terminó en un desastre que los medios amplificaron al grado de tragedia. Fue una oportunidad más que propicia para apuntar los cañones contra la mentada "violencia en el rock" y otros hechos de esa naturaleza que el gobierno militar, a través de sus órganos de propaganda, se encargaba de transmitir a la sociedad. Frente a ese panorama, a Los Violadores no les quedó otra que acomodarse a diversas presiones: en algunas actuaciones tuvieron que optar por anunciarse como Los Voladores para no despertar la ira de la policía, que consideraba el nombre de la banda como un evidente acto de provocación.
Debutaron junto a varios pesos pesados del rock nacional en septiembre de 1981 en el festival Prima Rock, realizado en las piletas populares de Ezeiza. El variado menú ofrecía a Dulces 16, Miguel Cantilo y Punch, Nito Mestre, María Rosa Yorio y Spinetta Jade, como número de cierre. Los Violadores tocaron durante la tarde, pero ni siquiera fueron anunciados en el programa del festival.
Durante la época del régimen militar, Los Violadores deambularon por el pequeño circuito under porteño, prácticamente en la clandestinidad. A tal punto que para publicar su primer disco tuvieron que esperar hasta 1983, año del regreso de la democracia a Argentina.
Entonces, un mes antes de que Raúl Alfonsin asumiera el poder como nuevo presidente democrático, Los Violadores pusieron su primer disco en la calle. Este hecho provocó la marcha de Hari B. del grupo, ya que consideraba que en democracia carecía de sentido la existencia de un grupo como Violadores. El alejamiento se cubrió con el ingreso de Robert "Polaco" Zelazek en bajo y Stuka pasó a ser el nuevo guitarrista. La primera obra de la banda contó con la producción artística de Michel Peyronel, de Riff, y apareció en el sello independiente Umbral. En esa placa grabaron "Represión" y se encargaron de dejar clara su actitud de rechazo ante cualquier resabio de hippismo, que todavía se podía encontrar dentro del rock local, en canciones como "Viejos patéticos" o la versión caricaturesca de "El extraño de pelo largo".
"En el invierno del 83, después del engaño de Malvinas, surgió una generación que se sentía estafada y perseguida, sumida en un no futuro versión criolla. El álbum debut de Los Violadores capta a la perfección esas sensaciones, con la velocidad y potencia de su punk-rock guitarrero como envase de letras que destripan el modelo de vida aceptable de la sociedad de sus mayores", decía la revista Rolling Stone en 1998 sobre el primer disco del grupo.
El siguiente álbum apareció en 1985 bajo el nombre de Y Ahora Qué Pasa, ¿Eh? y fue el responsable de que la fama del grupo creciera considerablemente, de la mano del hit "Uno, dos, ultraviolento". Esa canción instaló a Los Violadores en las discotecas y, además, marcó el inicio de la carrera de la banda en el exterior del país. Al tiempo que experimentaban un evidente alejamiento de la crudeza sonora de su primer disco (como resultado obtenían la aceptación popular). Los Violadores comenzaron a realizar frecuentes viajes a Chile y Perú, donde lentamente consiguieron seducir a un público cada vez más numeroso, en sintonía con la época de apertura de nuevos mercados latinoamericanos para el rock nacional que se dio a mediados de los '80. El éxito de "Uno, dos..." posibilitó la edición de un maxi titulado Uno, Dos, Ultravioladores (1986) y, con pocos meses de diferencia, el larga duración Fuera de Sektor.
Por entonces, ya habían hecho pie en Estados Unidos. Allí, un sello de Los Angeles incluyó dos canciones del grupo en un disco doble que compilaba varias bandas punk, entre las que aparecía Dead Kennedys. Sus actuaciones en la discoteca Palladium eran seguidas por una gran cantidad de público, que sobrepasaba ampliamente la capacidad del lugar. Hasta aparecieron tocando en vivo en una escena de la película Sobredosis de Héctor Olivera.
Fuera de Sektor marcó el final de los días de Los Violadores en las filas del sello Umbral. La multinacional CBS (luego Sony) los contrató, convencida de su poderío, que avalaba la importante trayectoria trazada por el grupo en el país y el extranjero. El nuevo contrato cajoneó la idea de publicar el primer disco en vivo de Violadores. En cambio, se concentraron en una nueva producción en estudio, otra vez con la producción de Michel Peyronel, que se tituló Mercado Indio (1987). A éste siguieron Y Que Dios Nos Perdone (1989), el demorado registro en vivo En Vivo y Ruidoso (1991) y Otro Festival de la Exageración (1991), con el que cerraron el capítulo más destacado del punk hecho en Argentina.
1983 fue un año clave en la vida de los argentinos. Después de siete años de dictadura militar, en octubre de ese año fue elegido un nuevo presidente constitucional mediante el voto popular. Por supuesto, el rock no permaneció ajeno a los cambios que se producían en el país. La ola democrática trajo para el rock nacional su consecuente y esperada renovación. Aquel año, una serie de grupos que venían desde hacía tiempo pidiendo a gritos un lugar en la escena, fueron masivamente conocidos. Tal es el caso de Virus, Los Abuelos de la Nada -aunque ambos ya hubieran publicado durante la dictadura-, Los Twist y Los Violadores. El grupo liderado por Stuka y Pil Trafa editó en el '83 su disco debut, que ya tenía listo desde el '81; el material era demasiado desafiante para un estado represor. Desde entonces. Los Violadores fueron creciendo en popularidad, tanto en el país como en el exterior, conforme los nuevos nombres se iban imponiendo en la primera línea del rock local. En 1987 se incorporaron al sello multinacional CBS, después de una trayectoria de cuatro discos en la compañía independiente Umbral.
El principio del fin de la historia de Los Violadores parece coincidir con el inicio de su relación contractual con la multinacional CBS. En aquel momento, las peleas entre Stuka y Pil Trafaya trascendían la intimidad de la banda y frecuentemente tomaban estado público. El primero en alejarse de la formación, que venían manteniendo desde 1983, fue el baterista Sergio Gramática, reemplazado por Sergio Valí. Entonces, Stuka, Pil, el Polaco y Sergio Valí grabaron Y Que Dios Nos Perdone, En Vivo y Ruidoso y Otro Festival de la Exageración. Recién iniciada la década de los '90, la relación entre Stuka y Pil se hizo insostenible y la banda se separó después de un show en Obras, en 1992. Pil inició un nuevo camino al frente de Pilsen, que también incluyó a Sergio Valí. Pilsen editó Bajo Otra Bandera en 1993 y Bestiario en el '94, producido por el Sex Pistols Steve Jones.

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Los Violadores sin Sergio Gramática. De izquierda a derecha Robert "polaco" Zelazek, Pil Trafa y Stuka. Hari B. había abandonado el grupo en 1983

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La notoriedad les llegó a Los Violadores a través de los escandalosos que realizaron durante la dictadura al grito de "represión"

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Anuncio de presentación "¿y ahora que pasa eh?"

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El inicio del contrato con la multinacional CBS (Sony) parece coincidir con el principio del fin de Los Violadores En 1992 se realizó un compilado.

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La figura de Alex, el personaje de La Naranja Mecánica obsesionó a Stuka. En 1996 Sony realizaría un compilado titulado: La Verdadera Historia

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Stuka, en tanto, formó Stukas En Vuelo y también en el '93 y '94 hizo lo suyo con Stukas En Vuelo e Interzona 66, respectivamente. Ninguno de los dos proyectos contó con el apoyo del público de Violadores y terminaron antes de lo planeado por sus creadores.
En 1996, alentado por el Polaco Zelazek, Pil encabezó una resurrección de Los Violadores sin la participación de Stuka. El disco del regreso se llamó Otra Patada en los Huevos y apareció editado por el sello BMG. Ni el track interactivo -en aquel tiempo toda una novedad- que incluye el disco, ni la nueva versión de "Uno, dos, ultraviolento", pudieron despertar alguna expectativa y el retorno terminó como una fallida experiencia artística y comercial. A pesar de parecer irreconciliables, Pil y Stuka volvieron a compartir un proyecto a fines de los '90. No echaron mano del nombre de Violadores, pero el espíritu del cuarteto fue convocado de manera implícita. Bajo la denominación Stuka@Pil volvieron a pisar un escenario juntos y a revivir las épocas en que el punk era la puerta de escape de una realidad asfixiante para mucha gente.

 

 

 

 

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