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Reportaje realizado en
Página 12
http://www.pagina12.com.ar
A fines de los 50, en la
prehistoria del rock nacional, una bizarra banda nueva llamada Los de Fuego tenía poco
que imitar fronteras adentro. Apenas dos tibios precedentes en su estilo: uno duro, Eddie
Pequenino, y el otro blando, Billy Caffaro. Y, pese a que también existían diversos
grupos catalogados como rockeros Los Duques de Tanguito, Jackie y los Ciclones o Los
Pick Ups, ninguno de ellos tenía las intenciones transgresoras del primer guarro
argentino, por entonces conocido como Roberto Sánchez. Sandro, líder de Los de Fuego,
irritó como nadie al pacato statu quo cultural de la época, mientras Pappo y Moris eran
aún niños de pecho. Desde los suburbios de Valentín Alsina, Sandro desarrolló un
estilo salvaje más emparentado a la actitud corrosiva de Gene Vincent que al rulo ingenuo
de Bill Haley. Por supuesto, no podía haberlo hecho solo: sus secuaces del barrio le
pusieron música a su actitud. El era el líder indiscutido y nosotros los locos que
aprobábamos sus locuras, introduce Miguel Tito Vázquez, guitarrista de
Los de Fuego.
Enrique Irigoitía y Héctor Centurión, los otros cincuentones que charlaron con
Página/12, también fueron parte del elenco que recorrió los suburbios junto a Sandro
entre 1961 y 1963. Y ambos, a diferencia de Tito, participaron de los cinco discos que
grabaron Los de Fuego en aquellos años (los mismos que este diario ofrece a sus lectores
los domingos), Enrique como guitarrista y Héctor como bajista: Lo pienso y no lo
puedo creer, tocábamos todos los días menos los lunes. El ritmo era infernal, ir a
despertar a Sandro para tocar era un ritual cotidiano, rememora Héctor.
¿Cómo conocieron a Sandro?
Enrique Irigoitía: Me lo presentó un amigo, Bernabé Gutiérrez, en el bar Pancho
de Valentín Alsina, en 1959. Sandro ya cantaba con su barra de amigos y al enterarse de
que yo tocaba la guitarra me propuso hacer algo con él. Le enseñé los primeros tonos y
al poco tiempo formamos un dúo llamado Los Caribe. Hacíamos boleros, interpretaciones de
Los Fernando como Sigamos pescando y cosas por el estilo. La cosa duró hasta
que me tocó la colimba. En ese momento, yo también cantaba en un grupo llamado Los Reyes
del Swing, hacíamos shows en algunos clubes de Villa Diamante y, cuando me tocó la
colimba, le dejé mi lugar a Roberto. Cantó todo el año con ellos y, cuando volví, me
encontré con una sorpresa: me llevó a la casa y me mostró tres guitarras, un bajo,
equipos y una batería. Fueron los primeros instrumentos de Los de Fuego.
¿Hicieron rock and roll desde el principio?
E.I.: Sí. Yo tocaba la primera guitarra, él la rítmica, Héctor el bajo y Armando
Luján la batería. En un momento también se unieron Armando Quiroga y Juan José Sandri.
Miguel Vázquez: Mientras Enrique estaba en la colimba, la historia siguió. Roberto
tenía muchísimos amigos en el barrio: con algunos tocaba, con otros iba a bailar...
Venía a mi casa porque yo tenía una guitarra, y existían pocas guitarras eléctricas en
el país. Había una en Casa América que la mirábamos con la ñata contra el vidrio. El
primer bajo lo hicimos con una guitarra criolla a la que le cambiamos las cuerdas por unas
de acero. Y el primer equipo que tuvimos estaba hecho con un tocadiscos viejísimo que
teníamos que probar para ver de qué lado pateaba, porque nos podíamos quedar pegados.
No teníamos plata para comprar equipos y tocar rock. Y vivíamos en el Distrito 15 de
Lanús, un lugar castigado por peronista.
¿Cómo se les ocurrió adoptar una actitud transgresora, reñida con el sentido
común de la época?
M.V.: Básicamente mirando a Elvis. Al principio fue duro, la gente de Valentín
Alsina no nos soportaba. Era un barrio tanguero, de gente trabajadora, y nadie nos
entendía. Pero no sólo éramos mal mirados en el barrio: cuando fuimos a tocar a
Escala musical con musculosas agujereadas, el canal se alborotó. Los
productores estaban acostumbrados a ver chicos lindos...
¿De qué manera reaccionaba la gente al verlos tocar así vestidos y haciendo una
música anormal para aquella sociedad?
M.V.: Causábamos estupor en las familias. Cuando tocamos en el Luna Park, la gente
se volvió loca. Nos tiraron de todo y después nos echaron. Nuestros shows provocaban una
reacción de furia contenida. Eran muy chocantes y servían para que la gente
exteriorizara sus broncas cotidianas. Eran una especie de circo romano. El público
explotaba por todo lo que no había explotado en la semana.
¿Y cómo fueron ganando adeptos en ese contexto complicado?
Héctor Centurión: A través de la publicidad boca a boca. No teníamos propaganda
en los medios y las radios pasaban muy poco nuestros temas. Es más, no vendíamos discos.
Pero contábamos con la ventaja de la gran cantidad de gente que nos venía a ver.
Antes de grabar el primer disco eran Los de Fuego, a secas. ¿Había diferencias
entre ustedes y Sandro respecto de las cuestiones de liderazgo?
M.V.: No. Nosotros nos definíamos como sus secuaces. Roberto era el personaje
especial, el que le ponía al grupo una esencia de fuego. Era el líder y nunca hubo dudas
en eso.
¿Qué los diferenciaba de otros rockeros de la época como Los Duques o Los Pick
Ups?
M.V.: Ellos actuaban y se vestían de una manera que no condecía con lo que era el
rock and roll para nosotros. El rock tenía que levantar a la masa de alguna manera,
sacándole todo lo que tenía adentro. La nuestra era una actitud más visceral. Roberto
lloraba, gesticulaba y hacía cosas que contagiaban a la gente. De hecho, el éxito que
tiene hoy no surgió por generación espontánea. Sandro era una máquina de ideas y
nosotros éramos muy locos también. Lo seguíamos en todo y ninguno se oponía a sus
ideas.
¿A qué nivel de locura llegaron?
E.I.: A tirarnos al piso con él. Cuando deliraba en el suelo con el micrófono para
arriba, nosotros nos arrodillábamos y gritábamos alrededor.
M.V.: Escala musical hacía un programa donde mostraba lo fantástico de
la juventud: todos los chicos bien arregladitos, las chicas con colitas de caballo... y
nosotros tocamos ahí con camisetas quemadas con cigarrillos.
H.C.: Una vez grabamos un show para la TV disfrazados de Los Beatles. Y nos echaron
porque nos pasamos el día saltando por arriba de los lujosos sillones que había en el
estudio.
¿Tuvieron problemas con la policía?
M.V.: No. A lo sumo, la gente podía llegar a tirar una silla o a pelearse, pero la
violencia era muy distinta. Nada que ver con lo que pasó después con Jim Morrison o los
Stones. Acá todavía existían las familias italianas y españolas, a las que les
resultaba muy chocante vernos, pero no pensaban en matarnos o en matarse entre ellos. Era
puro griterío.
H.C.: Viajábamos en colectivo en ojotas y con una guitarra desenfundada al hombro.
El chofer dudaba entre llevarnos, tirarnos a la calle o entregarnos a la policía.
Hay mucha leyenda respecto de la actitud de Los de Fuego. ¿Qué pasaba realmente en
el escenario?
M.V.: Es cierto que no contagiábamos tranquilidad, el rock and roll te lleva, te
energiza. No es precisamente una música para escuchar sentado. Si a eso le agregás que
estaba bien tocada y que la imagen de Sandro era puro fuego... era un escenario en llamas.
H.C.: Había mucha energía, pero no se llegaba a un extremo violento. Una vez que
se terminaba el show, se terminaba todo. Nuestro público era efervescente: gritaba,
saltaba, pero pensaba de otra manera.
E.I.: Un día de 1961 nos contrataron para tocar en Obras, que en esa época era muy
bacán, muy petitero. Y los muchachos no podían ver a Sandro. Empezaron a llover monedas,
y me rompieron la guitarra y la cara. En un momento, Roberto se agachó, agarró una
moneda y le dijo al público: Esta moneda a mí no me sirve, ¿por qué no la ponen
en una alcancía de ALPI, que ahí va a dar más resultado?. Hicimos un tema más y
nos fuimos. Se habían calentado porque se empezó a mover descaradamente y en ese lugar
la gente era muy conservadora. Los novios lo agredían y las novias lo disfrutaban.
¿Cómo era la reacción de las mujeres?
M.V.: El hecho de ver en el escenario a un tipo que rompía con las estructuras,
vestido de cuero negro y pintado cuando la moda eran los saquitos petiteros, era imposible
de entender. Hacía los mismos movimientos pélvicos que Elvis y eso, en aquel contexto,
ejercía una atracción muy fuerte. Primero por curiosidad y después por seducción. Las
mujeres iban a los shows porque Sandro contravenía todas las reglas y tenía un aspecto
sexual muy definido. Se volvían recontralocas. Era el macho. Era el James Dean argentino.
E.I.: La energía que irradiaba era tal que una vez nos prohibieron en
Sábados Circulares por movimientos obscenos. Zafamos gracias al director del
programa, pero estuvimos tres meses sin laburo. Creo que el hombre se dio cuenta de que no
éramos degenerados y que las chicas enloquecían, vibraban disimuladamente.
H.C.: Mancera había llegado de Francia de ver a Johnnie Halliday y cuando se
encontró con nosotros no lo podía creer. Acá pasaba lo mismo que en Francia, y por eso
nos contrató para tocar todos los sábados.
¿Los iban a buscar las mujeres después de los shows?
E.I.: Eran más disimuladas, pero hacían lo mismo que ahora.
¿Ya les tiraban bombachas?
E.I.: Todavía no. Lo que sí sucedió una vez fue que Sandro le tiró a la gente
una guitarra nuevita en el Club Ameghino y a los dos minutos se la mostraron en pedacitos.
¿De dónde sacaban las ideas musicales?
H.C.: Ibamos a una disquería especializada en rock y nos pasábamos horas y horas
escuchando temas de Little Richard o Gene Vincent que conocíamos nosotros solos.
M.V.: Juntábamos plata para comprar revistas extranjeras, habitualmente francesas,
y copiábamos la estética de los músicos.
¿Cuáles eran los temas que más agitaban al público?
E.I.: Precisamente, Hay mucha agitación, que era nuestro caballito de
batalla. Con ese tema cerrábamos todos los shows.
H.C.: También hacíamos lentos, como Los brazos en cruz. Se volvían
locas cada vez que Roberto caía en el piso con los brazos cruzados.
¿Qué visión tenían respecto del contexto que los rodeaba en la época, del Club
del Clan y todo eso?
E.I.: Cada uno hacía lo suyo.
M.V.: A mí me gustaba Billy Caffaro. El tipo era un transgresor. En cambio, los del
Club de Clan imitaban una música que se veía en películas. Eran una cosa armada al
estilo Canal 13, tenían que ser lindos y esas cosas. Nosotros éramos más reos, de
barrio.
Algo así como el rock chabón de los primeros 60.
M.V.: Se nos asociaba más con el pueblo. Nosotros éramos Gene Vincent y ellos Paul
Anka. Estábamos más consustanciados con la bronca popular.
H.C.: Enrique fue el primer argentino en gritar en un tema de rock. Eso, obvio, lo
hacían los rockeros yanquis. Pero acá no se conocía.
E.I.: Fue cuando fuimos a dar la prueba a CBS. Probamos Hay mucha
agitación y el director de la compañía rogó que el tema quedara así, y salió
con los gritos primales.
¿Cómo fue la separación de Los de Fuego? La historia oficial cuenta que a Sandro
le recomendaron dedicarse a la música melódica...
E.I.: Y fue así. Recién a los tres meses de haberse separado de nosotros triunfó
con Quiero llenarme de ti. Muchos buscaban que cambiara su actitud.
H.C.: Se desenvolvía bien en varios géneros. Ya había cantado boleros y le daba
para hacer música melódica. Nosotros lo veíamos venir.
¿Qué hicieron después de la separación?
H.C.: Bueno... empezaron a aparecer bandas distintas como Almendra o Manal, y
nosotros nos tiramos a hacer música orquestada sin cantante.
M.V.: Yo seguí aferrado al rock. Trabajé como manager de El Reloj...
¿Y cómo fue la relación con Sandro?
M.V.: Siempre supo separar a Sandro de Roberto, y nosotros siempre estuvimos de
ambos lados.
E.I.: Pero sería muy lindo que, cuando termine con los shows del Gran Rex, se junte
a tocar con nosotros y cante aunque sea sentado.
M.V.: Pero Sandro piensa que lo pasado es pasado, y no hay regreso. |
Lito y Hector
en canal 7
en 1961
Dice la leyenda que el grupo Los Caniches de Oklahoma grabó un
demo con un tema de Sandro, que llevaba el sugestivo título de "Comiendo rosquitas
calientes alrededor de Puente Alsina". En 1962 Los Caniches de Ok1ahoma se
convirtieron en Los de Fuego. Durante un tiempo el cantante fue el bajista Héctor
Centurión, mientras Roberto era la primera guitarra. Lo otros integrantes eran el
baterista Armando Cacho Quiroga, Miguel Lito Vázquez en guitarra
rítmica y Carlos Ojeda en piano o percusión.
Son muchos los que aseguran haber presenciado presentaciones de estos grupos en diversos
lugares del Gran Buenos Aires, pero las versiones suelen ser contradictorias o exageradas.
Se habla de una actuación en la que un grupo de tangueros destrozó los instrumentos del
grupo, de un recital en el Luna Park en la que fueron obligados a retirarse del escenario
a fuerza de monedazos, etc. Lo concreto fue que en una de esas presentaciones realizada a
fines de 1962, probablemente el 6 de Diciembre, Héctor se quedó sin voz y Sandro ocupó
su lugar, con excelente repercusión en el público.
Durante una actuación en el club Bomberos Voluntarios de Ramos Mejia los escuchó Mario
Naom, representante de Jackie y Los Ciclones, que les consiguió en 1963 la ocasión de
grabar "en serio". CBS probó al grupo y decidió darle una oportunidad... a
Sandro, como solista. El 13 de Septiembre registró un simple con las versiones
castellanas de "¿A esto le llamas amor?" (de Paul Anka) y "Eres el demonio
disfrazado" (gran éxito de Elvis), acompañado por Milo (seudónimo de José Carlí)
y su Conjunto. El disco pasó desapercibido.
Grabó luego dos hermosos temas: "Bésame Pronto", otro hit de Elvis (que
registró en la misma época Johny Tedesco en RCA) y "Choza de Azúcar", éxito
de Jimmy Gilmer & The Fireballs. Ambos fueron incluidos en el EP "Presentando a
Sandro", cuyo título y diseño sirvieron para el CD, que incluye los dos temas en
sus versiones originales y en versiones stereo inéditas. Completaban el EP "¿A Esto
le Llamas Amor?" y "Polka Rock".
Tras mucho insistir, Sandro logró convencer a los directivos de CBS para grabar con Los
de Fuego, que habían tenido varios cambios de integrantes. El 28 de Febrero de 1964 Juan
José Sandri (guitarra), Enrique Irigoytía (guitarra rítmica) Héctor Centurión (bajo)
y Sandro (voz) grabaron su primer tema como Sandro y los de Fuego: "Hay Mucha
Agitación" (el célebre Whole Lotta Shakin' Goin' On que consagró a Jerry Lee
Lewis). Fue publicado en un simple con "Las Noches Largas", tema italiano
popularizado por Adriano Celentano, y ambas canciones se incluyeron en el EP "Al
Calor de Sandro y los de Fuego" (posteriormente título de su segundo LP), con
"Twist de Mama Gansa" (de Teddy Randazzo) y "Viajero Solitario", un
tema folk no muy difundido, con versiones del Kingston Trio y de The Weavers.
extraído de la rockola http://rockolamusic.com.ar/Sandro.htm
del libro Historias del Rock de Acá de Ezequiel Abalos
fragmento del reportaje a Billy Bond
¿Como empieza el tema
musical?
El tema
musical empieza a los 17, 18 años. En esa época había una especie de moda de bailadas
donde se bailaba mucho rock & roll y a mi me gustaba mucho el rock, Gene Vincent,
Elvis. Un día fui a uno de los bailes que organizaba un disk jockey en una radio de
Buenos Aires que se llamaba Mario Naom, que eran de cuarta categoría y no sé porqué
razón me dijo - Mira, vos podes ser cantor -. El tenía otro cantor que se llamaba Jack/,
un negro que cantaba muy bien y que tiempo después fue Jack y los Ciclones. Un día
fuimos a hacer una prueba para la CBS con Mr Lear Jacky grabó y yo me quedé en la
retaguardia, porque Jacky era mayor tenía mucha más cancha, yo todavía estaba medio
inseguro con lo que iba a ser Conclusión, Jacky grabó como Jack y los Ciclones, llegó
el carnaval, Jacky tuvo suerte, hizo suceso con el tema "Susy, la Coqueta" y
metió el disco. Cuando lo empieza a meter empieza a hacer bailes,'Naom, que era el
empresario de él, me dice - Mira, vos vas a abrir los shows de Jacky y vas a cantar rock
& roll -, que era lo que yo cantaba. Ahí empecé a abrir los shows de Jacky,
solamente que Jacky iba en taxi y nosotros íbamos en ómnibus con los equipos.
¿Con qué músicos estabas?
Estaba
con el hermano de Juan Rodríguez, que tocaba guitarra y cuando precisamos un baterista,
lo agarramos a Juan, le pusimos dos banquetas en la mano y le dijimos -Vos sos el
baterista -, él no era baterista, no sabía tocar batería. También teníamos un
pianista que tocaba piano acústico y un bajista que no me acuerdo los nombres. Con ellos
abríamos los shows de Jacky, solamente que era muy sacrificado, a las 4 de la matina
tomábamos un ómnibus con los equipos y los trajes de lame y nos tocamos a Lomas de
Zamora. Nuestros equipos de sonido eran un radio transformado, era un radio con válvulas
con entrada para guitarra, no teníamos equipos de sonido, había Fender pero nadie tenía
Fender. Jacky tenía Fender porque era famoso y todo lo demás. Yo tenía una
característica, lo imitaba a Elvis Presley y el conjunto se llamaba Sandy y los
de Fuego, Sandy era yo y los de Fuego eran Juancito y todos los demás. Así
empezamos, hicimos el primer baile, el segundo baile, el tercer baile y no nos garpaban,
entonces medio como que nos peleamos con este manager conclusión que nos echó a la
mierda y en ese mismo carnaval Mario Naom puso a otro tipo que se llamaba Sandro, entonces
hicieron todos los bailes que tenían que hacer con Sandro y los de Fuego, ese fue el
inicio de la historia. Después de eso Sandro empezó a tener mucha polenta y consiguió
grabar en CBS, mira como son las cosas, ese lugar en la CBS ese año era mío, no fue mío
y fue de Sandro, no le quito el mérito a nadie ni nada, Sandro me parece un gran
profesional, no importa si te gusta o no te gusta la música que hace ni deja de hacer
pero en aquella época cantaba rock & roll. Después de eso nos profesionalizamos
realmente, hicimos un conjunto que se llamaba Los Bobby Cats con Willy Verdaguer y
nuestros rivales de barrio eran The Lions. donde estaba Ricardo Lew, y Los Dukes, banda
donde cantaba Tanguito, que hacían una música que se llamaba "Mi Pancha" y
eran manejados por el Papá Ventanero, un famoso conductor de un programa de radio
fuertísimo. En estos bailes nos encontrábamos con Los Dukes y con Los Lions. Lo que
funcionaba en aquella época era el rock & roll cantado en mejicano por causa de
Enrique Guz-mán y de los Teen Tops, entonces todos los conjuntos de la época ya cantaban
rock & roll en español pero no era español español, cantaban medio en mejicano. En
esa misma época los conjuntos eran Los Wonderful, los que estaban en La Escala Musical.
Los Ventures y un poco más adelante The Shadows. Con estos Bobby Cats conseguimos hacer
varios programas de televisión, hicimos la Escala Musical y nos fue muy bien. |
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