Fue una de las primeras y pocas mujeres que
hicieron rock y del pesado. Además, sus letras dibujaban los
submundos paralelos del hombre, el costado oscuro de la mente. Grabó
en 1973 un long play, "Damas negras", y, tan misteriosamente como
sus poemas, desapareció. Respondió todos los porqués y los cómos
agazapándose en su propio pasado y el ocultismo para resguardarse de
los reflejos de lo cotidiano. Habló, pausada y reticentemente, de
ese universo profundo que guía sus melodías y, especialmente, sus
letras. Ahora retorna con su esoterismo para presentarse antes de
fin de año y para develar algo del hermetismo de su personalidad.
Por eso, lo que dijo debe interpretarse como el complemento de lo
que silenció.
El proceso interior -¿Qué
pasó con vos desde "Damas negras" y su ocultismo? -Lo dejé en banda. No tuve la
suficiente perseverancia como para sacarlo adelante y hacer
recitales, dar a conocer a la gente lo que estaba haciendo. Lo grabé
y no hice más nada con ese long play porque me traía demasiadas
exigencias y complicaciones, me resultaba muy difícil. Un día, en
que éramos trío, nos quedábamos sin el baterista y así siempre. Me
sentí saturada de esa situación y me dije: "Fundamentalmente hago
esto para crecer y sentirme bien, pero si esto resulta ser una cosa
demasiado exigente, que me demanda un esfuerzo tan grande que cuando
llego a hacerlo no tengo ningún tipo de placer, prefiero dejarlo y
buscar otro momento, crecer, darme cuenta qué es lo que no sé
manejar bien". Por qué cada vez que me reúno con un músico me
dice: "Esto está bien pero pienso que si lo hacemos en quince por
cincuenta y cuatro sonaríamos mejor", pero lo que puedo hacer es
esto, estoy en esta frecuencia, en este lugar, y puedo hacer esto.
Quiero partir de allí porque es la iónica manera que voy a poder
crecer, de otra manera no. -¿Cómo fue tu experiencia en las
comedias musicales? -Después vino un momento totalmente
retrospectivo: volví a mí misma, a mi casa, a mis cosas cotidianas,
a mis hijos, tuve otro hijo. En ese momento, me acerqué a toda la
corriente religiosa hindú, conocí un montón de gente que estaba en
eso. Es decir, fue un proceso interior, no de frutos externos. En
ese momento me dije: "No grabaré ningún otro long play, ni escribiré
ninguna otra poesía". Traté de clarificarme a mí misma qué es lo que
quiero y lo que no quiero, con qué estoy o no de acuerdo. En un
principio, el "flower power" o cuando comenzó el movimiento, que yo
tenía 20 años, fue una cosa tan explosiva en que todo era válido,
que todos éramos jóvenes y estábamos entregados. Luego empecé a
trabajar en las comedias musicales, lisa y llanamente, porque
necesitaba hacerlo. Se me presentó la oportunidad de trabajar con
Tato Bores, que es una persona que me parece realmente muy
simpática, con la que se está muy bien. Dentro del espectro de las
cosas que ofrece la sociedad las comedias musicales eran lo que más
me gustaba: estar en un escenario, cantar, bailar, decir, actuar.
Como todavía no tenía mis cosas muy seguras ni desarrolladas, me
dediqué a eso, pese a que en ese tiempo seguí componiendo o sea que
todo este material que incorporo a C.C. Cutaia proviene de hace
muchos años, desde que terminé de hacer "Damas negras". Vinieron una
serie de comedias musicales: en el Maipo, y ahora en "Chicago".
Experiencia de trabajo -¿Qué es lo que
rescatas de esas comedias musicales? Mucho fogueo porque, cuando hago lo mío —que
serían música, la poesía y lo demás—, me vuelvo excesivamente
idealista y me cuesta manejarme más prácticamente. Y es ahí cuando
las cosas comienzan a derrumbarse y no sé cómo hacer para
organizarías. Esto es más complicado, no sé si conviene que lo diga
así. Lo que te quiero explicar es lo siguiente: las comedias
musicales me dieron una experiencia de trabajo que la pienso
aprovechar en esto que voy a hacer. El estar todas las noches ante
quien sea y respetar a esa persona y darle lo que vos tenés para
darle ese día, es un ejercicio interior maravilloso. De todos modos,
no quiero hacer espectáculos, pienso hacer solamente música porque,
como he trabajado en el espectáculo, sé lo complicado que es
montarlo, que cada persona se tiene que ocupar de cada cosa y que
uno no se puede-ocupar de todo. Lo que quiero es, simplemente,
cantar mis canciones, mi música. -¿El espectáculo es
particularmente difícil para la mujer? -No, al contrario. Tenemos
facilidades por un lado y dificultades por otro. En el rock hay
menos instrumentistas mujeres pero hay muchas cantantes y poetisas,
desde que comenzó. Me puede gustar más una que otra pero todas son
más o menos rescatables. -¿A quién rescatás? -Para mí, Janis
Joplin fue una heroína maravillosa. Y actualmente Joni Mitchell
tiene un mundo muy sutil, muy hermoso, muy femenino, muy
desarrollado y muy musical realmente me gusta. Una cantante que me
parece divina es la que está en "El sombrero loco", Gayle Moran. Es
una soprano hermosísima y totalmente integrada a una onda musical
nueva, que no tiene una temática clásica. Puede ajustar un timbre
totalmente lírico a una cosa actual que está dentro del rock, pero
del rock amplio.
Aprehendiendo la realidad
-¿Tu postura ocultista sigue siendo actual? -Sí, sigue siendo actual. Es, tal
vez, mi base científica. Para poder fantasear mejor, para poder
volar mejor, tengo mis dos pies, tengo mi apoyo, en eso. -¿Qué es
eso? -Eso es mi estudio constante, que nunca paró. Paró mi
actuación, digamos, más comercial de la cosa pero seguí trabajando y
estudiando siempre. Mis poesías son como formas de aprehensión de la
realidad que voy descubriendo. Uno crece y, a medida que crece, el
mundo va cambiando alrededor tuyo. La vida es una constante
metamorfosis. Entonces, cada una de esas expansiones, que son cada
una de las poesías que logro dar forma y delimitar, son maneras de
expresión que nunca para. -¿Qué es la esencia en la que apoyás
tus dos pies? -La esencia es, en ciertas partes, científica y, en
otras, cuestión de fe, de creer. -¿La ciencia y la fe están
enfrentadas en tu esquema? -Son como mis dos pies, exactamente.
Si me quedara parada sobre un solo pie no pienso que durara mucho
tiempo, además no podría ni caminar y por el momento no vuelo.
-¿Querés mostrar el camino que siguen tus dos pies a través de tus
canciones? -Claro, yo muestro el camino por el que yo vivo, no
anecdóticamente. Pueden aparecer ciertos visos anecdóticos pero no
es fundamental en mis poesías, sin desvalorizarlos en lo más mínimo,
no es mi línea. -¿Tu línea es filosófica? -Claro.
Una célula musical -¿Cuál es la meta de esa
filosofía? -Es crecer.
Los obstáculos te ayudan a crecer porque si vos querés ir a
determinado lugar y hacer determinada cosa, y tenés a alguien que te
empuja, vos tenés que hacer más fuerza. Si bien los espectáculos son
embromados cuando son extremadamente obstaculizantes, son positivos.
Yo busco porque quiero buscar y aprovechar lo más posible mi vida
pero la meta es en sí misma. -Eso mismo es lo que vas a aplicar
al nuevo grupo, pero ¿qué es C.C. Cutaia? -C.C. Cutaia es una
célula musical que puede formar equis cuerpos. Es algo que empieza
en este momento pero nos queremos poner pautas no muy largas para
que aflore con más fluidez lo que queremos hacer con Carlos. La
composición es de los dos, las letras, básicamente las escribo yo y
las orquestaciones, las armonías, los arreglos los hace Carlos.
Lógicamente, conversamos todo, muchas veces él me propone ideas y
hablamos de cosas para que yo termine la poesía. Pero tenemos
delimitados nuestros campos. En este mes queremos hacer una
presentación en vivo. El grupo va a ser un cuarteto y músicos
invitados, porque el espectro musical es amplio: hay temas que son
canciones, otros son larguísimos con muchas partes instrumentales,
,hay algunos blues. Con respecto a "Damas negras", ahora tengo más
experiencia, mucha más. Lo tengo que hacer, pero también lo voy
viviendo a medida que lo voy haciendo. Es la única manera.
Revista Pelo Nº 103 noviembre 1978
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Apareció en 1973 con un álbum y se esfumó en las
mismas sombras del ocultismo de sus letras. Carola ahora
se decidió a continuar, junto a Carlos Cutaia, lo que
había dejado inconcluso. El grupo se llamará C. C.
Cutaia, y la meta es la misma, sólo modificada con la
experiencia lejos del rock y más cerca de su búsqueda
filosófica.
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