La elección de Patricia Sosa como cantante del año en la
encuesta de Pelo no sorprendió demasiado. El vertiginoso
ascenso de La Torre, sus cualidades vocales y la atracción
que despierta en el público fueron hechos palpables durante
el año pasado. Y el reconocimiento obtenido no puede más que
ser considerado como un acto de justicia para una artista
íntegra que cuando está sobre el escenario brinda todo de sí
en pos del espectáculo. No es necesario presentarla. En
la ya clásica encuesta anual organizada por Pelo, Patricia
Sosa ratificó el gran momento que atraviesa, y su creciente
popularidad, obteniendo cómodamente el primer puesto en el
rubro "Cantante femenina". Y no es difícil encontrar los por
qué de la elección, durante el '83, Patricia demostró junto
a La Torre todas sus dotes de vocalista, su sensual
presencia escénica y su mágico carisma. Pero Patricia Sosa
no es sólo una excelente cantante. A través de los dos
discos que lleva grabados La Torre, ella se ha mostrado como
una muy buena autora, y como para corroborar su lucidez, en
cada reportaje o declaración expuso un pensamiento claro y
coherente. Durante una extensa charla con Pelo, la cantante
del año opinó sobre su elección, sobre la actualidad
nacional y sobre el futuro de un rock argentino que ya la
tiene entre sus principales figuras.
NACIDA PARA SER
CANTANTE -¿Te sorprendió haber sido elegida en la
encuesta de Pelo como la cantante del año? -Sí. Me
sorprendió por una cuestión de que asocio la encuesta con
popularidad y considero que yo no soy tan popular como para
merecer ser la cantante del año, pero creo que en la
votación también van aparejadas otras cosas como el, último
trabajo discográfico de La Torre. Eso hace que no me
sorprenda tanto el resultado. En "Viaje a la libertad"
plasmamos nuestro trabajo de todo un año y a partir de ahí
es que debo tomar el resultado sin asombrarme tanto. A lo
mejor la gente no me votó por mi popularidad sino por el
haber hecho un buen laburo . . . -¿Cuál es la imagen que
te parece que el público tiene de vos? -Es medio difícil
definirlo porque en el escenario uno no es como debajo de
él. Yo creo que la gente tiene de mí una imagen poderosa,
una imagen dura, tal vez un poco mezclada con el sexo. No sé
si esto es por mi forma de vestir o por qué. -¿Te parece
que te consideran una especie de símbolo sexual? -No sé
si es para tanto, pero creo que eso tiene bastante que ver.
Yo me doy cuenta por las cosas que me gritan cuando estamos
tocando. Todo lo que me gritan se refiere a mí y no a la
música. -¿Cómo conciliás tu faceta artística con tu
trabajo como ama de casa? -Esto es algo que no hay que
pensarlo, es algo que se debe dejar hacer. Trabajar como
artista es algo que te lleva mucho tiempo y vos tenés que
saber darle su lugar. Atender una casa no es algo tan
individual, sino que en mi caso es más una cuestión de
pareja. Y como mi pareja está en esto no se hace tan
difícil. Yo no me pongo en la cabeza que de ocho a doce
tengo que ser ama de casa ni nada por el estilo. Por suerte
tengo una familia que me ayuda y si por mi trabajo no puedo
hacer ciertas cosas, me las hacen los demás. Yo soy cantante
desde que me levanto hasta que me acuesto. Vivo para ser
cantante y a veces tengo que dejar cosas en la casa para
ensayar o grabar pero nada más. Yo nací para ser cantante.
-¿Y qué puede pasar si un día tenés hijos? -Pienso que
serían hijos rockeros porque me los llevaría conmigo a todos
lados. Creo que el tener hijos no me haría suspender mi
trabajo ni cambiar mi forma de ser. Además, cuando uno crece
se da cuenta que postergarse es después tener que
reprocharle a los demás cosas que uno no fue, y a mí no me
gustaría tener en el futuro que reprocharle a mis hijos o a
mi marido algo que yo no fui. Si yo no soy algo va a ser
porque yo no quiero. -¿La mujer pasó a ocupar un papel
más importante dentro del rock argentino? -Sí, pero por
tres o cuatro nombres nada mas, no porque se haya volcado
masivamente la mujer al rockanroll. La mujer tomó un lugar
más importante simplemente porque ahora la gente puede
acordarse tanto de mi nombre como el de un cantante
masculino, pero no porque hayan surgido muchos nombres con
los cuales pueda identificarse mucha gente. Las mujeres
seguimos siendo seis o siete gatos locos. Y no creo que sea
por el mercado sino simplemente porque no hay muchas mujeres
que canten rockanroll. Las mujeres son más baladistas. Y
mata cantar baladas, pero el rockanroll es una cuestión de
sentimiento. -La Torre cambió un poco la fisonomía
habitual del rock duro en la Argentina por el hecho de que
al cantar una mujer, la temática tiene que alejarse
inevitablemente de los clásicos postulados machistas. . .
-Claro. El rock duro está muy emparentado con el macho, pero
lo que hacemos nosotros son canciones con tendencia al rock
duro, aunque también hacemos canciones románticas,
melancólicas, bluseras. Estos temas tienen mucha
sensualidad, lo que encaja con mi forma de ser sobre el
escenario. -¿La agresividad que vos mostrás en vivo es
una agresividad sensual? -Claro. Es una agresividad
femenina. No creo que sea una agresividad de pegar
trompazos, aunque a veces hay que pegarlos. Lo que pasa es
que hay mucho público que confunde ser femenina con ser una
estúpida y a ese público hay que demostrarle que no es así.
La mujer vale tanto como el hombre arriba o abajo del
escenario. No por el hecho de ser mujer los demás tienen el
derecho de tocarte el traste al bajar del escenario. Eso no
puede ser. Primero te tienen que respetar como mujer y
después como cantante porque si no pasa lo mismo que en las
canchas de fútbol donde nadie respeta al otro.
EN EL
FONDO DEL CORAZON -¿La sociedad respeta al artista de
rock? -No. Los rockeros no conforman un núcleo masivo
socialmente. Hay muchos lugares del interior del país donde
no tienen ni idea de qué es el rock. Hay mucha
desinformación y por eso la gente no da el trato que se
merece a un creador. El rock no es tan masivo como para que
toda la gente comprenda a sus artistas. El rockanroll es
masivo en los sectores urbanos. -¿La activa participación
que tuvieron los artistas de rock en las fiestas populares
que se organizaron con motivo del retorno a la democracia
puede servir para ganar un mayor respeto en el público
masivo? -Creo que sí. En esas fiestas los que se copaban
y saltaban eran los rockeros, pero lo bueno fue que mucho
público que jamás hubiera pagado una entrada por ver un
número de rock tuvo la oportunidad de presenciar
gratuitamente esos espectáculos. Y yo creo que en el fondo
del corazón todos tienen un poco de rockeros. -¿Por qué
el rock no es masivo en todo el país? Yo creo que es un
problema de producción y de grabadoras. Te doy un ejemplo:
cuando vos sacás un disco, la grabadora paga una difusión en
las radios de Capital pero no en las del interior. Después
te dicen que cuando vayas a tocar al interior ellos te
apoyan con el disco peí o si vos no estás apoyado desde
antes por el disco no podés ir a tocar al interior. Y salir
de gira es algo muy costoso. La plata que le queda al músico
es ínfima. La única forma de reducir costos es realizando
festivales pero ahí por lo general se da la paradoja de que
los músicos suben notablemente sus cachets. Sería bueno que
todos rebajaran un poco sus pretensiones para poder hacer
del rock un arte masivo. -¿Los costos están provocando
una crisis dentro del rock? Hubo varios números que dieron
conciertos en Buenos Aires ante miles de espectadores y sin
embargo perdieron mucha plata . . . -Sí, es así. Yo
comprendo que los sonidistas, por ejemplo, tienen una gran
inversión a precio dólar, pero ya se está tornando imposible
dar conciertos. Nosotros más o menos nos arreglamos porque
tenemos nuestro propio equipo de sonido, pero si tenemos que
tocar en un lugar grande, no nos queda otro remedio que
alquilar más equipos. -¿Notás un cambio en la gente a
partir de la asunción del nuevo gobierno? -Sí, noto un
cambio en la calle. La gente está mas alegre, tiene mas
ganas de conversar. Además, ya no hay tanto miedo aunque
sigue existiendo una gran autocensura que va a costar mucho
sacarse de encima. Una cosa que veo es que hay un sector de
la gente —que yo no sé si estuvo muy marginado o qué— que
tomó este asunto de la democracia para hacer unos líos
terribles y armar escándalos. Eso no tiene nada que ver con
el espíritu de la democracia. Eso es una anarquía total
porque todos quieren opinar y tener la ley en sus manos, de
ahí que provoquen estragos en las canchas de fútbol y en
algunos recitales. Yo creo que son siempre los mismos tipos.
Gente que en vez de gozar de un espectáculo genera
violencia. Es absurdo que quieran pegarle a dos actores a la
salida de un teatro, por ejemplo. Si esos actores no les
gustan, que no los vaya a ver y punto. A lo mejor es la
consecuencia de tantos años de represión, pero yo les
aconsejaría que fueran a un psicólogo con la plata que
gastan en una entrada. Tirándoles cosas a los artistas no se
gana nada. Los otros días veía por televisión que un montón
de gente se reúne en el juzgado de San Martín para tirarle
cosas a los tipos del Proceso. Yo entiendo que fueron muchos
años de represión, pero creo que ahora hay que dejar a esa
gente en manos de la justicia y confiar en esa justicia.
Está bien, muchas veces nos defraudaron, pero ahora llegó el
momento de confiar de verdad. Alfonsín es un tipo que mata y
hay que confiar en él. Uno no puede tomar la ley con sus
manos. -¿El rebrote de violencia social vos lo atribuís a
un uso equivocado de la libertad? -Sí, sí. A muchos se
les dio por ese lado y a otros se les dio por el destape.
Así fue como salieron todos esos pasquines de re-última con
fotos de mujeres desnudas. Yo creo que a la gente se le da
por todas las cosas que no tuvo antes, pero ya va a pasar.
Esto es como criar a un chico. La gente capacitada tiene que
enseñarle de a poco a la que no está capacitada. De ese modo
un día la gente va a tomar lo que es bueno y va a dejar de
lado lo que es malo. Lo que estamos viviendo aquí es lo
mismo que pasó hace un tiempo en España. Con el tiempo, la
gente toma lo que quiere. Ahora está tomando lo que le dan.
-¿Qué puede pasar en el rock durante el '84? -Yo creo que
va a haber que seguir trabajando mucho. La música va a
seguir siendo un artículo prescindible y por lo tanto la
gente va a seguir comprando pocos discos. Pienso que la
crisis económica se seguirá sintiendo aunque cada vez menos.
Lo importante es que el gobierno continúe haciendo
festivales populares para que la gente de menos recursos
también pueda disfrutar de la música sin que le signifique
una erogación de dinero. Y todos los artistas tenemos que
colaborar con esto. En cuanto a grupos nuevos, yo estimo
que va a ser un año muy duro porque si a un grupo conocido
le cuesta mucho tocar, ni hablemos de un número que no tiene
discos ni apoyo. Además, no creo que las grabadoras se
jueguen a bancar producciones que no saben si les devolverán
el dinero. Por suerte, el año pasado cobraron auge los pubs
y de ese modo muchos grupos nuevos tuvieron la oportunidad
de mostrarse. Hasta que todo se estabilice, la cosa va a
tener que seguir siendo a pulmón . . . -¿Y en cuanto a La
Torre? -A mí me interesa pensar únicamente en el futuro
musical de La Torre. Ya empezamos a preparar el nuevo
long-play y a principios de mayo comenzaremos a grabar.
Queremos seleccionar muy bien el material para jugar
directamente con el sentimiento y no con el apuro. Lo que
buscamos es quedar espiritualmente conformes con el disco
porque si en el mundo de la música vos no estás
espiritualmente conforme no sirve. Y yo lo sé por
experiencia propia. La única meta de un músico es conseguir
la felicidad a través de lo que hace . . . Revista Pelo
enero 1984
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