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Revista Siete Días Ilustrados
10.06.1974
carta
"Los felicito —escribió un lector hace pocos días—, están a punto
de cumplir medio año sin incurrir en Susana Giménez, un personaje
exageradamente ventilado en las revistas argentinas." Ahora, ese
lector se habrá dado cuenta de que la felicitación resultó
apresurada: es que su mención parece insoslayable cuando, en
momentos en que promedia la temporada teatral porteña, se decidió
investigar desde una óptica empresaria el renovado fenómeno de los
espectáculos de varieté, los que arrastran más público. Y como el
debut de la Giménez en un género que suele reiterar rostros,
chistes y curvas, se constituyó en la novedad más apreciable
ocurrida en los escenarios revisteriles, imaginamos que ésa era
razón suficientemente válida para instalar su imagen de nuevo, en
la tapa (Siete Días la mostró allí hace más de cuatro años, cuando
era prácticamente una desconocida). La nota sobre ese tema —que
comienza en la página 46— propone el único desde lo frívolo en un
número que no cesa de redescubrir hechos y personajes cotidianos.
Desde la página 56, Adriana emprende un apasionante paralelo entre
pobladores de dos aldeas separadas entre sí por miles de
kilómetros —y no obstante tan parecidas—, que podría constituir la
médula de un agudo ensayo sociológico. A partir de a 62, Antonio
Mercader cuenta cómo viven hoy los sobrevivientes de !a tragedia
de tos Andes, una epopeya que la revista rememoró en las últimas
cuatro ediciones. Desde la página 38 se trascriben las cuitas de
un gaucho aquerenciado en las orillas de la ciudad, un testimonio
conmovedor.
EL DIRECTOR
Susana Giménez, en la portada, posó para Eduardo Comesaña
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