Revista Siete Días Ilustrados
28.10.1974

carta
Aunque muchos no lo crean, lo cierto es que la profesión de periodista carece de todo heroísmo, a pesar de la estadística realizada en USA que la señala como la más mortífera, claro que por vía del infarto. De todos modos las cardiopatías agenciadas a la vera de la teletipo o durante los agitados "cierres" de cada edición no tienen nada de espectaculares, y sólo por excepción pueden vincularse con riesgos reales.
Hace un par de semanas, la avioneta en la que viajaba nuestro fotógrafo Mario Paganetti y que seguía el itinerario de Isabel Perón por provincias norteñas, tuvo una avería en pleno vuelo. El aterrizaje forzoso destrozó la máquina (foto) pero —afortunadamente— sus cinco ocupantes salvaron la vida. "Nunca más voy a poder organizar el fulbito de los jueves", fue la jaculatoria lanzada por Paganetti cuando el avión entró en picada, según bromeó luego. Por supuesto, la noticia se anidó en las tertulias de las redacciones. Como siempre, surgieron las evocaciones de casos parecidos, las milagrosas circunstancias en las que tal o cual reportero se salvó raspando. Alguien dijo entonces que la vida, a fuerza de codearse con la letra impresa, sólo consigue parecerse a una anécdota.
EL DIRECTOR

Foto de la portada: Osvaldo Dubini