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Revista Siete Días Ilustrados
25.11.1974
carta
Todos los años, cuando promedia noviembre, los porteños comienzan
a pensar en las vacaciones. Ese anticipado, gratificante ejercicio
reconoce varias alternativas: desde la búsqueda de departamentos
en la zona atlántica, hasta la más sofisticada pesquisa en torno
de cabañas o bungalows en los lagos del Sur, sin desdeñar, claro,
las posibilidades de camping que ofrecen las sierras cordobesas.
La redacción de Siete Días, obviamente, no puede sustraerse a esos
febriles aprestos: no sólo porque sus integrantes participan
personalmente de las expectativas estivales, sino porque —como es
costumbre desde hace años— la revista está presente en los
principales escenarios veraniegos del país. El prólogo de ese
despliegue periodístico —cuya columna vertebral es la sección Mar
del Plata con todo, que reaparecerá, como siempre, en la primera
semana de enero— lo constituye la página denominada Turismo, que
desde hace siete ediciones actualiza a los lectores sobre tarifas
excursiones, novedades y cuanta información pueda interesar al
futuro viajero. Claro que, en este momento, todas las baterías de
Siete Días apuntan sobre un objetivo muy preciso: dar los toques
finales a la estructura que, asentada en Mar del Plata, permitirá
registrar los máximos chisporroteos de la temporada Entre ellos
—se sobreentiende—, los provocados por las beldades que competirán
en pos del cetro de Miss Siete Días 1975. Por lo que se ve, para
los periodistas los sofocones del verano comienzan a sentirse en
primavera.
EL DIRECTOR
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