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crónicas del siglo pasado

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Tapas de revista
Revista Siete Días Ilustrados

Siete Días Ilustrados
09.05.1975

carta
Cuando alguien salta a la fama, y su nombre empieza a ser costumbre en los titulares de los diarios, es posible que ya Siete Días le haya hecho un reportaje. Es preocupación de quienes estamos a cargo de la revista no hacerle el juego al exitismo, no batir el parche de las idolatrías; antes bien, nos interesa anticiparnos al fenómeno, de modo que los lectores puedan disponer, a través de estas páginas, de elementos de juicio indicativos de que algo nuevo está por pasar, de que tal o cual persona se halla en vías de convertirse en personaje. Luego, cuando ese pronóstico se convierte en realidad. no es extraño que volvamos a apuntar hacia el mismo tema, simplemente para permitir un cotejo entre el antes y el ahora, entre las imágenes cambiantes de quien habiendo sido un candidato a la cumbre, supo finalmente repechar dificultades y aposentarse en ella. Es el caso del notable tenista Guillermo Vilas. La edición Nº 374 de Siete Días, del 5 de agosto del año pasado, contenía el primer reportaje que Vilas concediera a un semanario argentino; desde luego, por entonces no era un ídolo, su nombre no constituía todavía una costumbre periodística. Hoy, tras su consagración y cuando parece amainar él diluvio de reportajes que se le efectuaron después de erigirse en la raqueta número uno del 74, concretamos nuestro segundo encuentro con él: se trataba de saber qué piensa de sí mismo, investido de una gloria todavía ajena hace un año. Sobre esa entrevista trata la nota que empieza en la página 50.
EL DIRECTOR

 

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