|
Revista Siete Días Ilustrados
06.09.1971
Tapa: Graciela Alfano
En este número
La semana pasada, un lector de San José de Costa Rica escribió a
SIETE DIAS encareciendo se le suministre toda la información
posible sobre Bariloche, las Cataratas del Iguazú y Mar del Plata;
precisamente, sobre esos tres escenarios turísticos se publicaron
hermosas fotos en las páginas 38 y 39 del número 222, integrando
la primera parte de la serie "La Argentina: Un país, un mundo".
SIETE DIAS respondió privadamente a ese lector —a punto de
concretar una tournée por Sudamérica—, proporcionándole el
material requerido. Casi simultáneamente, y movido por diferentes
motivaciones, llegó otra carta, escrita por un peruano residente
en las selvas del noroeste de su patria, recomendando a la
Dirección no ceñirse específicamente a los temas locales, ya que,
dice, "ésta es la única revista latinoamericana que trata con
increíble objetividad, sin embanderamientos, las cosas más
importantes que suceden en el mundo". Esta, en resumen, es una
vieja disyuntiva que deben afrontar, semana a semana, quienes
tienen a su cargo la gestación de SIETE DIAS: abierta a un mercado
exterior que se amplía sin pausas (es, en el país, la revista de
información que más se vende fuera de sus fronteras), debe
responder, sin embargo, a exigencias cada vez mayores de los
cientos de miles de lectores que residen en la Argentina. Una
tarea nada sencilla, que obliga a producir, término medio, el
doble de la cantidad de notas que luego se publican, para así
establecer el indispensable equilibrio. Y todo ello sin descuidar
la profundidad de cada enfoque y la amenidad de su contenido, dos
de las principales razones de ser de la revista.
Esta disquisición no es ociosa ni quiere parecer una excusa:
ocurre, simplemente, que este número es una muestra de ese
esfuerzo por servir, con seriedad y sin prejuicios, a la legión de
adictos a SIETE DIAS, cualquiera sea su habitat y su condición
social e ideológica. Para conseguir este objetivo, la revista
recurre a sus servicios exclusivos (a través de los cuales obtuvo,
por ejemplo, la historia del dólar que se edita en la página 12, y
las fotos que muestran las sofisticaciones del verano europeo,
página 64, y las de una comunidad indígena que eslabona la Edad de
Piedra con la era espacial, página 58) y al permanente peregrinaje
de sus redactores, para obtener información directa de los hechos
más importantes que forjan la historia contemporánea, o bien para
redescubrir la realidad cotidiana (en la página 26 comienza una
nota que ahonda la intimidad de un mundo desconocido, el de los
sordos, y a partir de la 34 un médico establece nuevas coordenadas
para alcanzar una vejez feliz).
Pero, al mismo tiempo, SIETE DIAS procura ser vehículo de
expresión de los personajes más notorios de cada semana, y por eso
no descuida un rubro de incuestionable peso en la opinión pública:
el de los reportajes personales. Desde la página 18, dos
economistas conceptualmente contrapuestos dirimen sus puntos de
vista; en la 70, Louis Malle, uno de los cinematografistas más
talentosos del momento, habla sobre su último film, un alarde de
audacia que tal vez no supere los rigores de la censura argentina;
en la 84, Vladislao Cap, director técnico de Independiente,
fundamenta el éxito de su equipo de fútbol. Naturalmente, son
meros ejemplos. La belleza'de Graciela Alfano, quien preside esta
edición (más imágenes desde la página 52), es capaz de
proporcionar otros, tanto o más elocuentes.
|
|