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Revista Siete Días Ilustrados
27.09.1971
En este número
Ninguna de las series fotográficas que publicó SIETE DIAS desató
una adhesión tan notable, por lo masiva, como "La Argentina: Un
país, un mundo", que comenzó a editarse en el número 222. Hoy, en
el pliego central a todo color se inserta la última parte de ese
material, dedicado exclusivamente a mostrar el paisaje menudo de
Buenos Aires, una de las mayores capitales del mundo y también uno
de los focos de disidencia entre los argentinos: es que Buenos
Aires está solidariamente impregnada por el espíritu del porteño,
una rara avis que los sociólogos no se cansan de radiografiar y
que a menudo merece el justo reproche de sus compatriotas del
interior. Si en el trascurso de setiembre se recibió no menos de
un centenar y medio de cartas provenientes del extranjero, y sobre
todo de Latinoamérica, cuyos remitentes contabilizaban el acierto
de esta serie, cabe aquí trasladar ese mérito a dos veteranos
periodistas: Isidro Volkind (quien proporcionó las fotos,
pertenecientes a un trabajo audiovisual que completó tras recorrer
el país durante dos años) y Anteo del Mastro (encargado de las
sinopsis que prologaban cada entrega y que acompañaban cada foto),
ambos contratados exclusivamente para proveer al público de la
revista una imagen certera, totalizadora y actualizada de la
realidad argentina. Por su volumen y organicidad, SIETE DIAS
siente el orgullo de ser el primer órgano periodístico que
desarrolla una tarea semejante, y se alegra por haber despertado
tanto eco. Sirva pues esta cita para agradecer a los espontáneos
corresponsales de todo el mundo que, en términos parecidos, se
sienten complacidos por el hecho de disfrutar, a través de SIETE
DIAS, de una idea cabal, objetiva, de qué es la Argentina 1971.
Un hecho tan halagador no podría caer en saco roto: desde hace
diez días la revista prepara otra serie, que comenzará a
publicarse en un futuro cercano, encargada de pormenorizar, ciudad
por ciudad, zona por zona, los atributos naturales, las riquezas
históricas, los rostros de la gente que aloja el país. Y para
ello, un equipo de periodistas recorre ya, de uno a otro confín,
el territorio nacional.
• Claro que, a veces, esos viajes —una costumbre en el quehacer de
los hombres de SIETE DIAS— requieren una disposición especial,
cuando no un arrojo que llegue más allá de las audacias de rutina.
Por ejemplo, un arrojo como el demostrado por el redactor Oscar
Giardinelli y el fotógrafo Osvaldo Dubini, hace pocas semanas, al
aceptar una misión especialmente peligrosa: narrar y documentar
"desde adentro" un safari en la jungla chaco-formoseña, en el que
un grupo de avezados cazadores se propuso lanzarse tras la ruta
del jabalí, sin duda la más preciada de las presas de caza mayor
por lo que hace a su tamaño, fiereza y prestigio cinegético. Sin¡
olvidarse el uno de su memoria y sus notas, y el otro de su equipo
fotográfico, Giardinelli —en la foto, con anteojos— y Dubini
aceptaron deslizarse en montes cerrados, donde el peligro mayor es
perderse y el menor —aunque no el último— dejar un trozo de piel
expuesto a los mil insectos de la región: en medio de esos
riesgos, entrar en contacto con las bestias buscadas también
significó un peligro nada despreciable, ya que en el monte bajo y
denso —donde por momentos se hace indispensable avanzar casi de
rodillas, soslayando las ramas espinosas— no es fácil escapar a
sus colmillos en caso de un encuentro sorpresivo. El resultado de
esa travesía no es por cierto un relato patético, sino —muy al
contrario— una narración sembrada de buen humor: es que los
integrantes del safari supieron en todo momento resolver a la
criolla la tensión de los instantes más dramáticos, es decir, con
bromas y risas. Sus experiencias, y algunas de las fotos logradas
por Dubini —por ejemplo la que muestra el preciso momento del
disparo contra un jabalí a escasa distancia del cazador—, no
tienen precedentes en el periodismo argentino y escasos en el
plano mundial. El informe se trascribe a partir de la página 26.
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