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crónicas del siglo pasado

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Revista Siete Días Ilustrados

Revista Siete Días Ilustrados
14.01.1974

Carta
Suele ocurrir que cuando se piensa una determinada nota gráfica, los jefes de Siete Días, y también los fotógrafos, caigan en deslumbramientos. Muchas veces, en el plano teórico, el entusiasmo previo no se corresponde con la realidad más o menos inmediata: el ejercicio cotidiano del periodismo de muestra que más de un "hallazgo" se frustra por razones fortuitas, porque la suerte, tanto como la idoneidad profesional, marchan de la mano camino de la Secretaría de Redacción, en donde finalmente una nota proyectada para ocupar seis páginas se reduce a una remota "pastilla" en Hechos y Protagonistas, o viceversa. Por suerte, el viceversa funciona a menudo y restablece sabiamente el principio de las compensaciones. En este número, por ejemplo, la cantidad de resultados satisfactorios excede con largueza el promedio de logros que con viene esperar. Así podrán apreciarlo los lectores que se sumerjan en la divertida historia marplatense que propone el inefable Eduardo Bergara Leumann (página 34), o quienes sean testigos del pavor que brotó de pronto en pleno océano Atlántico (página 42), o quienes accedan a la intimidad de la base Marambio, en la Antártida argentina (página 64), en donde Mario Paganetti obtuvo imágenes hasta ahora desconocidas de la vida en ese inhóspito confín. Hasta cierto punto, sus estremecimientos podrían semejarse a los que experimentó Osvaldo Dubini, a escasos kilómetros de Buenos Aires, Cuando visitó un parque zoológico plagado de leones en relativa libertad y empeñados en treparse al capot de su auto (página 38) o a los de Mariolino Castellazzo frente a las primeras niñas participantes del certamen Miss Siete Días 1974 (página 16).
EL DIRECTOR

La modelo María Amelia Ramírez, que aparece en la tapa de este número, posó para el fotógrafo Eduardo Comesaña

 

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