Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

Cantante de tangos 
HORACIO DEVAL
por B e l g o

Ni la esquina pueblera de Tellier y Chicago, frente al monumento al Resero —(Mataderos, barrio de guapos, de aprendices de guapos y de simulacros de guapos— canta, bajo la luna curiosa que se mete en las piezas. Por las rendijas, Adolfo Tudisco: "Leguisamo solo...". Cada esquina de Buenos Aires tiene su menguada réplica de Carlos Gardel o su estridente réplica de Alberto Castillo. A Adolfo Tudisco le dicen que se parece a Gardel. Parecerse a Gardel es lo más fácil que hay cuando se ha nacido en Mataderos, se tiene oído musical y un hilo de voz. Lo imposible es ser Gardel... Adolfo Tidisco, como todo porteño decente, es un hincha de Gardel. Pero Gardel —y su solo nombre, lo digo de pie, me estremece de emoción, magnifico Orfeo de barrio capaz de domeñar a las panteras de las patotas más bravas, no era imperfectible. Por ejemplo Gardel decía an-nelo en vez de anhelo ("Caminito soleado"); manan teal en vez de manantial ("El dia que me quieras"), y "malde-cí en vez de maldije ("Tarde gris"). Adolfo Tudisco se parece a Gardel: también dice maldecí, mananteal y an-nelo. Y alarga las sílabas. Pero Gardel tenía una voz llena y rotunda y llegaba al final del calderón con toda ella. Adolfo Tudisco no tiene tanto aliento. Opta entonces por canturrear. Canturrear, dice el diccionario, es cantar en voz baja y también cantar mal. Adolfo Tudisco canturrea en la acepción más benévola de la palabra. Un buen canturreador resulta ideal para una orquesta, porque el crooner debe ser un instrumento más supeditado al conjunto. Pero ¡otra cosa es con guitarra! Y Adolfo Tudisco, convertido ya en Horacio Deval —apellido francés, como el de Gardel, para mayor sometimiento imitativo— canturrea un día con guitarra. Claro que lo aplauden. ¡Cómo no lo van a aplaudir si, olvidando a esa viívente reivindicación del tango que se llama Edmundo Rivero, y olvidando a Alberto Marino no hay cantores! (Charlo es un valeroso supérstite de sí mismo; como Irusta, como Alberto Gómez). Pero, ¿lo aplauden a él, a Adolfo Tudisco, rebautizado Horacio Deval, ex crooner de Miguel Caló, de Do Reyes y de Salgán, y cantor por culpa de la casa Dubarry, o están aplaudiendo a sus tangos. Quizá esta pregunta desasosiegue al celebrado cantor marca Le Sancy. Para distraerlo puede formularse otra. ¿Cree la casa Dubarry que necesitamos un sucesor de Gardel? Don Carlos el Grande tiene su nicho y su feligresía innumerable. Es, por antonomasia, el irreemplazable y el insustituible. Por eso, pienso que Dubarry pudo haberle asignado a Deval otro destino, menos rendidor quizá, pero más glorioso, sumándolo a las huestes renovadoras del tango. Sin embargo, lo ha lanzado a la popularidad —que no es la fama, Horacio, que no es la fama— a los 28 años, y ya fósil.
¡Salúdelo!
Revista Pobre Diablo
12.03.1954

Luego del pequeño y viejo "caño" al cantante y ahora que empiezan los días lindos... (¿?) vamos con los consejos, que no se deben seguir, inútiles como todo consejo. Esto aconsejaban allá por el '47:

EN LA PLAYA
Después del baño, el agua se evapora, pero la sal que esta en el cabello lo reseca, lo maltrata. Es indispensable enjuagar siempre la cabeza con agua dulce; si no la tiene a mano y no quiere alejarse de la playa, llévela en una botella y vacíela sobre su melena. Séquese luego. Si quiere ser prudente, antes de salir de vacaciones, haga preparar en la farmacia esta loción:
Aceite de ricino ........ 75 gramos
Colesterina .............. 50 "
Cloroformo ................ 5 "
Alcohol de Jaborandi. 15 cm3
Acetona anhidra ....... 15 "
Alcohola 90°............ 150 "
Para evitar la decoloración. — El agua de mar y la exposición al sol decoloran más rápidamente los cabellos de las rubias que el de las morenas; es conveniente, entonces, emparejar el tinte. Una vez que haya lavado los cabellos, enjuágueselos con agua de manzanilla. Cuando esté al sol tome la precaución de cubrir la cabeza con un pañuenelo estampado, con un sombrero o una sombrilla. La luz solar, después del baño en la playa, acentúa aún más esta decoloración.
Si usted es castaña, comprobará el inconveniente de ver sus cabellos tomar un color indeciso. Para evitarlo, cepíllelos vigorosamente, por la mañana y por la noche, con un cepillo bastante duro mojado en agua abundantemente adicionada con vinagre de vino y a la que añadirá, si puede conseguirlo, un poco de quinina en polvo. Lave frecuentemente el cepillo de los cabellos.
También limpie todos los días el peine. Lávelo con agua caliente y jabón.
EN LA MONTAÑA O EN EL CAMPO
El viento, el polvo, juntos a la acción del sol, resecan enormemente los cabellos. Para remediar este inconveniente utilice una buena brillantina a base de ricino. Si no tiene donde comprarla buena, hágala usted misma con 15 gramos de aceite de ricino mezclado con 50 gramos de aceite de vaselina especial para brillantinas; perfume con esencia a gusto.
CONSERVE SUS CABELLOS SUAVES Y BRILLANTES
Para esto, lávelos, sin exagerar empero, porque los privaría de sus secreciones naturales, absolutamente indispensables para su vitalidad. Si usted usa shampús muy seguido, según la naturaleza de su cuero cabelludo, comprobará dos reacciones diferentes, o esas secreciones aumentan y sus cabellos serán aún más grasosos, o, por el contrario, su melena, resecada, se hará anémica. En general, para todos los tipos de cabello se aconseja un shampú cada ocho o quince días.
He aquí la formula de una excelente preparación que limpiará sus cabellos sin lastimarlos : reduzca a pedacitos 50 gramos de madera de panamá, cúbralos con tres cuartos litro de agua y deje hervir diez minutos. Filtre con una gasa.
Si sus cabellos son grasosos, use esa preparación tal cual. Si son secos, bata una yema con un tenedor y añádala a la decocción. Fricciónese vigorosamente el cuero cabelludo y después lávese la melena con la preparación. Enjuáguese con agua templada y después con agua clara, después de nuevo con agua muy caliente y luego fría. Esta especie de ducha escocesa activará la circulación de la sangre y dará un vigor nuevo a sus cabellos.

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