Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

25de mayo

No sé si son tiempos de cenizas, o de abuelazgos. Estas cuestiones de festejos bicentenarios y fechas patrias a veces provocan mas olvidos que recuerdos. Más cenizas que abuelos. La época es así, quelevachaché, no hay por qué quedar ajeno, aún con los prejuicios que uno (yo) lleva internalizados respecto de las conmemoraciones. De un poeta preferido, Tejada Gomez

No vale que uno salga y se pregunte
rechinando o gimiendo:
¿quién mató las palomas
del palomar del viento?
¿Quién hurtó los galopes,
la montonera en pelo?
¿Quién cerró de un portazo las puertas del Cabildo
ante la misma cara blanca y azul del cielo?
Pero como decía en el sitio de las mágicas ruinas, tampoco vamos a estar hablando de Liniers o Rodriguez Peña, para eso està Pigna y sus historietas estilo Billiken. De los "25 de mayo" que se pudieran recordar del siglo pasado, hay dos importantes: 1) El festejo del centenario del 25 de mayo de 1810 (en mil nueve diez of course), y el 2) el 25 de mayo de 1973 cuando asumió el tío Cámpora. Hablar en un festejo, de un festejo sobre otro festejo es medio huevón, por lo que va un fragmento de "El 25 de mayo de 1973: Cámpora al gobierno por Eduardo Marín, Revista Transformaciones en el Tercer Mundo 1974 CEAL"


Consignas
"Perón, Evita - la Patria Socialista".
"Perón, Evita - la Patria Peronista".
"FAR y Montoneros - son nuestros compañeros".
"Los peronistas joda, joda y los gorilas lloran, lloran".
"Que lindo que va a ser, el Hospital de Niños en el Sheraton Hotel".
"Chile, Cuba el pueblo los saluda".
"Dorticós, Dorticós, el pueblo está con vos".
"Fidel en Cuba, Perón en la Argentina, Liberación en América Latina".
"Se van, se van y nunca volverán".
"Juventud Presente, Perón, Perón o Muerte".
"Si Evita viviera, sería montonera".
"Montoneros, FAP y FAR, en la guerra popular".
"El tío presidente, libertad a los combatientes".
"Que lindo que va a ser, el tío en el gobierno, Perón en el Poder".
"Y vuelve, y vuelve, y vuelve, Perón, vuelve".
"Duro, duro, duro, vivan los Montoneros que mataron a Aramburu".
"A la lata, al latero, las casas peronistas son fortines montoneros".
"Ya van a ver, ya van a ver, cuando venguemos los muertos de Trelew".
"Gallinas, gallinas, a ustedes los corremos con la rama femenina".
"Aquí están, estos son, los fusiles de Perón".
"Evita, Evita vive, en la Revolución, Evita es peronista y está junto a Perón".
"Aquí están, estos son, los muchachos de Perón".
"Se siente, se siente, Evita está presente".
"Cámpora leal, socialismo nacional".

"En la concepción Justicialista de la historia y de la política, el pueblo no es ni un estribo ni un escalón para llegar al poder; es el sujeto y el objeto de la historia. Y es el dueño de las decisiones."
Mientras el doctor Héctor J. Cámpora —presidente electo el 11 de marzo de 1973— pronunciaba en su discurso estas palabras, en la calle cientos de miles de peronistas parecían estar corroborándolos. La presencia masiva del pueblo en la calle determinó que el minucioso protocolo delineado prolijamente para el 25 de Mayo, fuera trocado por otro, multitudinario y con un significado menos ordenado pero más profundo, como que estaba determinado por la conciencia y la acción colectiva de un pueblo. Culminaba o comenzaba así un proceso único en la historia del mundo: después de 18 años en que un movimiento de masas fue proscripto, volvía al gobierno con sus banderas intactas y con una potencia que arrolló en las urnas a sus adversarios políticos, demostrando así que la lealtad a su líder se mantenía incólume.
Precisamente ese líder, Juan Domingo Perón, fue, aunque ausente, el principal protagonista —junto con el pueblo— del 25 de Mayo de 1973. En los dos discursos pronunciados por el doctor Cámpora, ante la Asamblea Legislativa y ante la multitud reunida en Plaza de Mayo, precisó que llegaba a su cargo por decisión de Perón y por la voluntad popular. Pero sobre todo en los estribillos y cánticos coreados por la muchedumbre era donde el protagonismo de Perón cobraba su máximo significado.
La jornada Tanto el flamante gobierno como las masas que lo acompañaron en su arribo a la Casa Rosada, definieron a través de claras actitudes, una orientación para la jornada.
El secretario de Estado de los EE.UU., William Rogers, que asistió representando a su país
a los actos de toma del gobierno, no pudo llegar desde el Congreso a la Casa Rosada a la segunda parte de los actos. La multitud le cerró el paso a su automóvil mientras se coreaban consignas antimperialistas. El delegado de Richard Nixon debió volver a la embajada. Pocos minutos después, arribaba a la Casa de Gobierno el Presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós, flanqueado por esa misma multitud y sin inconvenientes. Fue Dorticós junto al presidente chileno, Salvador Allende, quien suscribió el acta de toma de posesión.
Esta unanimidad entre pueblo y gobierno se verificó durante toda la jornada, con una sola excepción: el comportamiento frente a la trilogía militar que debía entregar el mando a Cámpora.
Mientras en la ceremonia llevada a cabo en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno se guardaba el margen de tolerancia mutua indispensable, las masas no ahorraban esfuerzo alguno en demostrar su repudio a la Junta de Comandantes; se vivía su retiro y entrega de gobierno como la culminación de una batalla en que el pueblo impuso todos sus puntos de vista, independientemente de las intenciones con que esa batalla se hubiera programado.
Los primeros actos de gobierno parecían anunciar que estos puntos de vista seguirían imponiéndose, ya que una multitud sitió la cárcel de Villa Devoto reclamando la libertad de los presos políticos, amenazando con tirar abajo la puerta del penal; el Gobierno dispuso, mediante un decreto, el indulto para la totalidad de los guerrilleros presos, que ese mismo 25 de Mayo a medianoche; recuperaron la libertad."

Luego del recordatorio de la fecha, vamos con los consejos inapropiados:
Tratamiento de los uñeros. El uñero es una lesión pequeña, pero muy molesta y que causa no pocas bajas en los regimientos de infantería, unas veces por usar calzado mal hecho que aprieta demasiado los pulgares de los píes, y otras por disposiciones especiales como el reblandecimiento de las partes blandas por el sudor ó por haber cortado mal la uña, la carne se ulcera y crea una lesión que se agrava andando, y que á veces obliga á recurrir á operaciones quirúrgicas.
Para curar los uñeros, el doctor Rehn aconseja un procedimiento muy eficaz. En primer lugar hay que gastar calzado de punta ancha y cortarse las uñas de un modo conveniente. Los ángulos laterales del borde anterior deben sobresalir siempre un poquito de la yema del dedo.
Tomadas estas precauciones y después de lavarse bien los pies se bañan las partes blandas inflamadas con una solución de cloruro de hierro al 20 por 100, aplicándola con una muñequilla de algodón hidrófilo. Esta muñequilla no es preciso dejarla puesta sobre la parte enferma; basta mojar bien el uñero con el líquido, repitiendo la operación todos los días.
Cuando los párpados se ponen enrojecidos no hay cosa mejor que bañarlos por la mañana y por la noche con agua lo más caliente que se pueda resistir.

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