Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

SEIS CONSEJOS PARA CEBAR

Aflojemos con el mate che, que la pava no es noria y el mate no es alimento. Pero para que lo consideren en la próxima cebadura Futilísima Satelital les brinda consejos exxxclusivos para este medio, no sin antes resaltar que, por favor, no insistan con los deseos de publicación de avisos como el que nos manda Esteban Moriljo: "Necesito con urgencia, muchacha o señora joven que sepa cebar buenos mates, en especial amargos Pago buena mensualidad y doy comida. Presentarse para prueba, el día lunes. No se atenderá a mujeres sin experiencia anterior." Pretencioso el señor ¿no?. Pero antes de los consejos vamos con un cuentito de Juan Carlos Dávalos como para ponernos a tono con el acerbo cultural gauchesco.

LOS BURRITOS LEÑATEROS
Con su pasito tácito, su leñita a la espalda, y su peluda ropa gris, arreados por un muchacho que monta una triste jaca cerril, pasan lentamente por la calle los burritos leñateros.
Son las nueve de la mañana.
En una puerta asoma una mujer, y trata con el muchacho de la leña.
Los burros siguen viaje. A ellos qué les importa el negocio. Lo que les gusta es andar, curiosear, ver novedades.
El muchacho corre a toparlos, y ellos, adrede, trotan calle arriba. Un auto los ataja en una bocacalle. El muchacho se les planta por delante: silba, grita, les pega ponchazos, y la recua vuelve frente a la vecina que espera la leña.
Mientras el muchacho desata la leña, los borricos merodean.
Uno se cuela por un zaguán, raspando al pasar los revoques con los torcedores. En el patio, una sirvienta lo baraja a escobazos. El burro ceja, y al salir, muy despacio, tumba una maceta.
Alguno se acuesta a descansar en medio de la calle, lanzando resoplidos de desaliento, al pensar que a él no le toca el turno todavía.
Hurga otro, con su belfo suave y azulado, el cordón de la vereda, donde una cáscara de banana se adhirió a la piedra. Después se come una cáscara de naranja, mientras otro camarada, más feliz en hallazgos, se empeña en tragar un diario abandonado, envoltorio de cocinera, saturado de oliente y sabrosa grasa.
Le toca el turno al que se echó: el muchacho lo quiere hacer levantar para descargarlo; pero el burro no quiere.
El muchacho, impaciente, la emprende a puntapiés.
El burro se limita a menear la cabeza y pestañear, hasta que el dolor de la tunda le llega al alma. Entonces, cachaciento, ayudado por el muchacho, se incorpora.
El lento paso de la tropilla, su mansedumbre, el ligero vaivén incesante de las colitas exiguas, las cabezas pensativas, los dulces ojos, las tranquilas orejas, hacen del burrito leñatero la nota más simpática de la calle salteña.

Ahora sí vamos con la transcripción de los SEIS CONSEJOS PARA CEBAR extraídos de una revista de época.
Leyendo el interesantísimo y documentado libro de Amaro Villanueva se pueden imaginar algunos consejos útiles para convertirse en un buen cebador y en un mejor tomador de mate. La nómina se completa —es un decir— con los aportes de un círculo de adictos al mate.
• Para curar un mate nuevo se llena la calabaza con yerba usada, húmeda, prefiriéndose la proveniente de un mate amargo, pues la yerba mezclada con azúcar se descompone rápidamente. Así se la deja todo un día. Luego se la lava y se raspan los hollejos con el cabo de una cucharita. Se repite la operación dos veces, cuidando, en cada oportunidad, de echar antes un chorro de agua caliente.
• Para limpiar una bombilla que no se desarma, lo mejor es sumergirla durante algunas horas en una solución de agua bicarbonatada, con lo que quedará reluciente de adentro y de afuera. Así se logra una buena higiene y se desmiente esa copla española que dice: El mate no es en sí bueno ni malo, / mas combatir pretendo, por dañina, / la manera asquerosa / que se toma el mate en la Argentina.
• Para que el mate no se tape se debe proceder de la siguiente manera: colocar la yerba, o agitar el porongo, de manera que la parte más gruesa de la yerba quede en el fondo. Proceder a mojar la yerba en forma pareja, sin que quede ni muy mojada ni muy seca. Al colocarla bombilla hay que tapar el pico con el pulgar, o con una servilleta para impedir que el agua que se introduce en la bombita arrastre yerba al interior del filtro. Una vez introducida la bombilla, no hay que moverla.
• Si el mate que a uno le convidan está tapado, debe devolverse con cortesía, tratando de no afectar el amor propio del cebador. De ningún modo se debe sacar la bombilla y soplarla en medio del living o sacudirla sobre la alfombra como si fuera un termómetro.
• Los entendidos miden la temperatura del agua arrojando un chorrito sobre el piso. Esto permite calibrar la temperatura por medio del ruido que hace el chorro al golpear contra el suelo: cuanto más fuerte es el ruido más caliente está (el agua). Conviene, en todo caso, preferir el fondo de una pileta y no él parquet de un living.
• Para que el mate dulce quede más sabroso, se puede introducir una buena cantidad de azúcar en el mate vacío y luego una brasa pequeña. Cuando la brasa esté totalmente recubierta con el caramelo formado, recién entonces echar la yerba y preparar el mate. Otro procedimiento, quizá más cómodo, consiste en calentar un hierro en la llama y después introducirlo en la azucarera, con lo cual se obtendrán trozos de caramelo que se agregarán con el azúcar en cada cebadura.
nota: en la foto, los denominados "mates de vieja celosa". Como poseen un asa, el marido de la presunta vieja celosa no tenía ninguna posibilidad de rozar la mano de la cebadora, que por lo general, era una doméstica joven, contratada casi especialmente para esta tarea. 

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