Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

LAS DISCUTIDAS ELECCIONES EN LA JUVENTUD RADICAL
POCAS elecciones internas han dado lugar a tantas interpretaciones como las realizadas el 9 de diciembre en la Juventud de la Unión Cívica Radical de la Provincia de Buenos Aires. Dado que los partidos tradicionales no han renovado sus cuadros de conducción, parecería que los niveles jóvenes no tienen acceso a la conducción partidaria. Por eso, esta elección interna suscitó una serie de comentarios, que poblaron los diversos medios noticiosos entre el 10 y el 15 de diciembre de 1973, y aún hoy, a casi un mes de realizadas, todavía exigen alguna explicación sobre sus resultados, que deberían expresar las tendencias de la nueva camada de radicales.
Así la normalización de la juventud bonaerense era un imperativo, pues desde hace mucho tiempo carecía de una organización representativa, aunque, de hecho, siempre mantuvo una presencia activa en los hechos políticos fundamentales.
En el complejo panorama de la UCR, a pesar de la hegemonía de Ricardo Balbín en su conducción, surgió en 1972 un movimiento que aglutinó a los estratos de la juventud del partido en el orden nacional junto a un grupo de intelectuales, economistas, planificadores sociales y profesionales, que conformó la oposición al actual oficialismo partidario. En las elecciones internas para elegir candidatos a presidente y vicepresidente de la Nación por la UCR, Ricardo Balbín ganó por un escaso margen de 20 mil votos en el orden nacional y 5 mil en la provincia de Buenos Aires. Estas cifras hicieron pensar que Raúl Alfonsín sería el próximo presidente del Comité Nacional de la UCR. De allí que cuando el 9 de diciembre de 1973, confluyeron en la provincia de Buenos Aires dos listas con el objeto de elegir a los representantes de la Juventud, se consideró que se trataba de un globo de ensayo, con vistas a la elección de autoridades del partido en mayo de este año.

Dos opiniones
Obviamente, el presidente del Comité Provincial de la UCR, César García Puente, manifestó que las mismas no tenía el carácter de "piloto", y que su objetivo era el de normalizar a la Juventud en un órgano propio. Esta apreciación fue contradecida por Leopoldo Moreau, de la juventud alfonsinista, quien, en conferencia de prensa, señaló que "la convocatoria a elecciones tenía dos objetivos: 1) consolidar la posición de García Puente en el seno del oficialismo partidario y, 2) tratar de diluir el crecimiento de la juventud alfonsinista, a través de una carta orgánica perimida y obsoleta, con vistas a las elecciones internas, a realizarse próximamente en el orden nacional".
Pero lo más misterioso lo constituyen sus resultados: las dos partes (el alfonsinismo y el balbinismo) se adjudican la victoria. Así se generó una guerra de comunicados y conferencias de prensa entre la conducción oficialista y la lista opositora. El oficialismo computaba la cantidad de votos emitidos, adjudicándose una cifra de 7.134 contra 5.335 del alfonsinismo. De esta manera, el triunfo correspondería a la juventud balbinista. Pero dadas las características de la elección, donde debían elegirse 24 delegados para el Comité de la Juventud, las dos tendencias aseguran tener la mayoría porque se habían presentado listas únicas en 69 distritos, proclamándoselas sin que mediaran comicios en esos lugares. La clave radicaba en saber quiénes tienen allí el predominio. Los jóvenes del Movimiento de Renovación y Cambio no lo dudan: ellos. Como se observa en el cuadro, el alfonsinismo tendría mayoría en el Comité de la Juventud. Según Leopoldo Moreau, el MRJC llegó al acto eleccionario con 45 delegados seccionales proclamados por listas únicas, y triunfa en 22 distritos, totalizando 67 sobre los 110 que se realizaron ese día.
La duda surge de la cantidad de delegados a la Junta Ejecutiva que posee cada uno de los sectores; corresponden dos por la mayoría y uno por la minoría. En los lugares donde hubo elecciones no habría problemas pero sí donde hubo listas únicas, ya que estas fueron alfonsinistas, en unos casos, balbinistas en otros, mixtos a veces y
en algunos pocos lugares, simplemente independientes.
La Coordinadora Provincial de la Juventud Radical manifestó que cuestionaban algunas de las reglas del juego; por ejemplo, el padrón con el cual se realizó la elección, ya que solicitaba que se confeccionara un padrón juvenil, de militantes, sobre la base de que voten quienes quieran así participar en esa condición; de la otra forma, la maquinaria partidaria hacía votar a todo el padrón de jóvenes desde 18 a 30 años inclusive. También objetaron el sistema de la incompatibilidad: los jóvenes que ocupan cargos partidarios o electivos, en su mayoría alfonsinistas, no podían participar como candidatos. Finalmente, reclamaba el voto directo para los delegados.
Revista Redacción
enero 1974

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