Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

MORALIDAD
Melenudos del mundo, uníos
"A partir de abril, cortan." Las cinco palabras tremolaron, a lo largo de las últimas semanas, en los oídos de los melenudos porteños. Sintetizaban una información más extensa: la Policía Federal, cuya actitud no es, en general, proclive a los desbordes capilares masculinos, estaría dispuesta a reprimirlos con efectivas rapadas a partir del primero de abril.
Como es usual, una información de este tipo se basa en algunos casos ciertos y una suma de detalles agregados por la tradición oral. Pero, a partir del primero de enero, una investigación efectuada por Panorama permitió detectar los siguientes episodios:
•15 de enero, a las 3 de la madrugada. En la esquina de Paseo Colón y Chile fue interceptado el coche en que viajaba el cantante Yaco Monti. Presentó documentos pero ("por su melena y su atuendo", según le dijeron) fue conducido a la comisaría 22ª, donde permaneció demorado durante cinco horas.
•23 de enero. Lucho Dalla (cantante italiano, gran melena, barba, vestido con bermudas y remera de colores vivos, ropa de actuación) circulaba en un taxi. Estuvo detenido durante dos horas en la seccional 19ª, de donde lo retiró su representante.
•12 de febrero. Eduardo González (integrante del dúo Sam y Johnny) transitaba por las barrancas de Belgrano con esposa. Fue detenido, llevado a la seccional 31ª (donde le fue minuciosamente rapado el sector delantero de su cabellera) y puesto en libertad 48 horas después.
•23 de febrero: Beatriz Matar (actriz) y Luis Gutman (actor) fueron interceptados en la puerta de la seccional 14ª. Motivo: longitud del pelo de Gutman. La pareja acreditó (con carnets de la Asociación de Actores) su condición artística y pudo continuar camino sin dificultad.
•12 de marzo. Malena Marechal y Enrique Hariman (quienes, según se dice, ejercen extraña fascinación sobre la curiosidad policial, pues son sistemáticamente interceptados por los agentes del orden) fueron interpelados por el agente
Jorge Zaccone (comisaría 3ª) quien reconoció: "Hoy los tengo que dejar ir, pero el mes que viene, no". Ana Guzzetti, una periodista que los acompañaba, intentó confirmar el dato en la seccional. No recibió ninguna respuesta concreta, pero se le informó que Zaccone sería sancionado "por hablar de más".

Por una cabeza
Los funcionarios policiales consultados sobre la cuestión suelen dar, por respuesta, un viejo argumento: la Constitución exige que las cárceles sean limpias; si un melenudo es detenido y se lo debe alojar en un calabozo se le corta el pelo por simples razones de higiene. El jefe de Ceremonial de la policía, comisario Osvaldo Messone, precisó: "Queda a consideración de cada comisario: depende de las condiciones de las seccionales".
La higiene aparece en forma sistemática en la argumentación policial. En cuanto a los motivos de detención de melenudos son variados: "vagancia", si se trata de personas que no trabajan; "escándalo", si tienen empleo pero visten en forma llamativa. En general todos reciben un calificativo común, impreciso: "hippie".
Las redadas policiales por motivos capilares no son sistemáticas, aunque periódicamente se registran casos. Un oficial principal (comisaría 24a.) comentó informalmente a un periodista de Panorama: "Si son menores, llamamos a los padres, les aconsejamos que los pongan en vereda y los soltamos. Si son mayores, les decimos que se corten el cabello y vuelvan al día siguiente: en general, lo hacen. Y si no cumplen, ya volverán a caer".
En distintos niveles pudo recogerse la versión de que estaría en estudio una nueva reglamentación sobre moralidad, que aclararía los puntos oscuros de la que actualmente rige. Pero, de todos modos, ésta no impondría límites a la longitud del cabello masculino, o al largo de las polleras femeninas: quedaría a determinación de la autoridad policial respectiva.
Poco más de un año atrás el abogado y pintor Ernesto Deira fue arrestado a la salida de una confitería "en averiguación de antecedentes". Se le otorgó la libertad con una condición: debía dejarse cortar el pelo. Como no aceptó, fue rapado por la fuerza. Pocos días después, con fotografías y testimonios probatorios, Deira inició una demanda judicial: el fallo se espera para las próximas semanas.

Un ensayo
Para determinar la veracidad de los rumores sobre vocación peluqueril de la Policía Federal, un colaborador de Panorama, Jorge Capsitsky, provisto de copiosa peluca y atavío ligeramente irritativo (turtle neck blanco, ceñidos pantalones negros, campera celeste con profusión de cremalleras) circuló durante las noches del martes y miércoles últimos por diversas zonas dé Buenos Aires.
La primera noche, aunque consiguió despertar la atención general y, en algunos casos, el interés policial, sus esfuerzos resultaron infructuosos. Recibió, a lo sumo, algunos paternales consejos sobre la forma en que debía ataviarse y una velada amenaza: "Pronto comenzaremos a tomar medidas, cuídese. En la (comisaría) 32a. ya están rapando", proferida por tun cabo de la seccional 14a.
El miércoles, la mise en scéne fue completada con una acompañanta: Ana Guzzetti, periodista, vestida con minifalda, collar de dientes de jabalí, sombrero azul de colegio religioso y sutil estrella verde pintada en una mejilla.
Luego de un prolongado paseo por el centro de la ciudad, en el que sólo provocaron el interés visual de los representantes policiales, se dirigieron a la Boca. Allí sus afanes se vieron recompensados: un cabo y un agente de la comisaría 14a., luego de exigirles documentos, les dieron 5 minutos de plazo para abandonar la zona.
Exactamente ese tiempo después un coche patrullero se acercó a ellos (salían de una whiskería) y, tras breve diálogo, los condujo a la seccional. Eran casi las tres de la madrugada y permanecieron allí durante siete horas. En el curso de su estadía pudieron determinar los siguientes hechos:
•Existe una generalizada animadversión policial por los personajes estrafalarios. En varias oportunidades el personal de la comisaría les remarcó la necesidad de un instrumento legal claro y aplicable al respecto.
•Las detenciones se llevan a cabo "en averiguación de antecedentes". "Una forma de que no vuelvan a pasar por esta seccional", explicó un oficial.
• La relación policía-melenudos se basa más en versiones mutuas y amenazas que en hechos concretos.
De todos modos, en forma periódica, una ola moralizante se abate sobre las ciudades argentinas. En general, su duración no supera el par de meses, pero el ejemplo cunde y la voluntad reglamentarista se afirma: a fines de la semana última perplejos alumnos de la Escuela de Bellas Artes de La Plata recibieron en sus casas una circular mimeografiada. La firmaba el rector y advertía a los padres, con cifras precisas, cuál era la longitud de cabello y la brevedad de polleras admisibles.
Revista Panorama
1/4/1969

ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba