Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

anti tango
DEJA QUE SIGAN HABLANDO
Los enemigos del tango: un "contra-tango para salvar al país y un converso de último momento: Jorge Luis Borges.

En la década de 1910 a 1920 el tango triunfa en todos los niveles sociales. Como música para baile y como letra para cantar. A la hostilidad que las clases altas le ofrecen en los primeros tiempos (“danza de los burdeles"), sucede una franca aceptación que llega al entusiasmo. “La dura carrera de iniciación del tango — dice Lázaro Liacho (escritor, periodista, publicitario)— se debe a que nació en un ambiente de miseria; fue un baile de gente pobre que aumentó su suficiencia sometiéndose a una regla con variaciones, aunque esa regla sólo importara a los pies. Fue un baile de afirmación individual, baile de fuerza hombruna, imagen del hombre a la defensiva, entraña del suburbio".

Los intelectuales
Pero, además, el tango gana, en el plano intelectual, algunos muy importantes e irreconciliables enemigos. Don Carlos Ibarguren (historiador, ensayista, político) le dedica este juicio: "Un producto ilegítimo que no tiene fragancia silvestre, ni la gracia natural de la tierra, sino el corte sensual del suburbio, corre por todo el mundo deleitando a la clientela abigarrada de los hoteles europeos y de los cafés cantantes de todas las grandes capitales: el tango, al que el mundo ha dado la patente de argentino, otorgándole una filiación que en realidad no tiene: es un producto híbrido y mestizo, nacido en los arrabales y consistente en una mezcla de habanera tropical y de milonga falsificada. Cuán distante al crudo balanceo del tango es el noble y distinguido de la cueca, que se desenvuelve, con una mímica tan aristocrática como la de una pavana o un minué”.

El "contra-tango"
Don Manuel Gálvez (autor de Nacha Regules", "La maestra normal", etc.) no se queda atrás ante las palabras de su colega Ibarguren y pide la creación de un contra-tango" para salvar al país. El ilustre autor de "La gloria de Don Ramiro", Don Enrique Larreta (también autor, en su vejez, de obras de teatro para Pepe Arias, Jerónimo y su almohada"), se queja del desprestigio "en el que nos sume el tango frente a los extranjeros". El escritor Domingo Casadevall (“El tema de la mala vida en el teatro nacional") descarga gruesa artillería: “El tango representa al espíritu que niega, o que rebaja para nivelar o sobrar; fue cátedra de inseguridad, cinismo y falsa indiferencia, espejo de flaquezas, derrotas, envidias y resentimientos, ocultamiento de la timidez con exhibición de guapeza, conversión del frustramiento y el temor al ridículo en orgullosa ostentación del fracaso como medio de adelantarse a la cachada ajena".

Tango y censura
Durante los primeros tiempos del gobierno de la revolución del 4 de junio de 1943, por disposición del entonces presidente, general Ramírez, una comisión (que integra, entre otros, monseñor Gustavo Franceschi, enemigo jurado del tango y, particularmente, de Carlos Gardel) censura letras y títulos de tangos. A "La Maleva" obligan a llamarla "La Mala"; al tango de Cobián "Susheta" le dirán "El aristócrata", a "Chiqué" lo denominarán "El elegante", a "Milonguero viejo", “Bailarín antiguo". El ingenio popular se defiende entonces con celebradas ocurrencias. Por ejemplo, la de sugerir que a "Guardia vieja" se le diga "Cuidado mami" y a Atorrante”, “Individuo de mala índole". Años más tarde, todas esas medidas de la comisión quedan sin efecto. Y como siempre ocurre, tras períodos de limitación y censura, renacen pujantes las letras de estilo arrabalero alcanzando desbordes increíbles. Al punto de justificar la indignación de Jorge Luis Borges que advierte, enojado: "Los primeros tangos, los antiguos tangos dichosos, nunca sobrellevaron letra lunfarda: afectación que la novelera tilinguería actual hace obligatoria y que los llena de secreteo y falso énfasis".
Con todo, las grandes letras de tango que aún tienen vigencia, especialmente las de Homero Manzi ("Sur'', “Barrio de Tango", “Malena", “Milonga del 90", etc.), no llevan un solo vocablo lunfardo en todo su desarrollo como poesía popular.

Pie de fotos
-Enrique Larreta, escritor, "hombre de mundo", afirmó que el tango nos desprestigiaba totalmente frente a los extranjeros.
-Leopoldo Lugones fue uno de los intelectuales que más combatió al tango y que mas duramente negó el origen argentino de la canción. Un precursor de la censura del lunfardo.
-izquierda: Enemigo de "la tristeza infame" del tango y sus cultores, Manuel Gálvez (en la foto luce el audífono que paliaba su pertinaz sordera) quiso un "contra-tango".
-"Híbrido", "mestizo","innoble" fueron algunos de los adjetivos con que el historiador Carlos Ibarguren —fotografiado en su residencia— se refirió a la canción popular porteña.
Revista Atlántida
junio 1965

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