Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

apuntes de historia electoral
En vísperas comiciales
Apuntes de historia electoral


PROSEGUIMOS recorriendo el camino de nuestro pasado político, que constituye la temática de esta serie de notas. Nos habíamos propuesto entregar al lector, a raíz de la convocatoria a elecciones de vicepresidente, una visión esquemática de alguna jurisprudencia electoral.
apuntes de historia electoralPero, ciertamente, sería vano intento iluminar nuestro pasado en esa materia soslayando la consideración, siquiera somera, de las fuerzas políticas que chocaron en los comicios.
Habíamos dicho que la vida política está compuesta por la tensión entre muchas creencias, ideologías, aspiraciones, intereses, y que esta tensión se traduce y resuelve, dentro de la concepción democrática, en el sufragio.
De ahí la imposibilidad de hablar de historia electoral sin hacer, pura y simplemente, historia política.
Nos habíamos precavido también, para pisar el terreno firme de la realidad, de lo que podría denominarse un fetichismo comicial. Vale decir, de una ideología racionalista y desencarnada de lo social, que contemplaría impasible a disolución del país, si así lo acordaran libremente la mitad más uno de sus ciudadanos.
No es esta la ocasión, por cierto, de indagar las raíces filosóficas de esta actitud, adonde va a desembocar, si se procede con rigurosa y fría lógica, la concepción liberal.
Si la hemos recordado es para subrayar la presencia en la vida política de valores que están más allá de la discusión popular y para poner en evidencia la necesidad de hilar bien fino en la calificación de un régimen. A menos que se trate de una propaganda bélica en la cual se presenta una versión del adversario construida sobre rasgos científicamente convertidos en monstruosos.
Y, finalmente, no puede estar ausente, en todo espíritu que quiera pensar honradamente, la historia del país, un sentido de respeto hacia esa historia y una noción bien clara de lo que implica la continuidad de las generaciones. Esto no impide, demás está decirlo, el juicio y certero, la calificación dura o la repulsa terminante. No exige la glorificación del pasado por el solo hecho de serlo.
Significa solamente advertir que la patria comporta una tarea que se transmite como antorcha de padres a hijos. Que se recibe la obra ejecutada, sin beneficio de inventario, con sus grandezas y miserias.
Que se contrae al hacerlo el compromiso de dejarla acrecentada en sus valores espirituales y materiales. Cada generación de argentinos tuvo a su manera una visión de una Argentina mejor.
apuntes de historia electoralPor ella (luchó, pensó, trabajó con mayor o menor fortuna. Su síntesis es la República que recibimos los argentinos de esta generación.
Frente a todas esas generaciones tenemos el derecho de la crítica y la disidencia. Todas esas generaciones tienen derecho a nuestro respeto.

EL 6 DE SEPTIEMBRE
El gobierno provisional del general José Félix Uriburu inauguró otra etapa en nuestra historia política.
La proclama del día del movimiento sintetiza los propósitos del mismo:
“Hemos aguardado serenamente con la esperanza de una reacción salvadora pero ante la angustiosa realidad que presenta el país al borde del caos y la ruina, asumimos ante él la responsabilidad de evitar su derrumbe definitivo.
La inercia y la corrupción administrativa, la ausencia de justicia, la anarquía universitaria, la improvisación y el despilfarro en materia económica y financiera, el favoritismo deprimente como sistema burocrático, la politiquería como tarea primordial de gobierno, la acción destructora y denigrante en el Ejército y en la Armada, el descrédito internacional logrado por la jactancia en el desprecio por las leyes y por las aptitudes y las expresiones reveladoras de una incultura agresiva, la exaltación de lo subalterno, el abuso, el atropello, el fraude, el latrocinio y el crimen, son apenas un pálido reflejo de lo que ha tenido que soportar el país.
Al apelar a la fuerza para libertar a la Nación de este régimen ominoso, lo hacemos inspirados en un alto y generoso ideal. Los hechos, por otra parte, demostrarán que no nos guía otro propósito que el bien de la Nación.”
El movimiento del 5 de septiembre había concitado en sus comienzos la adhesión entusiasta y generosa de amplios sectores del país. Parecía comenzar una nueva política, un trato inteligente de la realidad nacional, una promoción de nuestros más auténticos valores.
apuntes de historia electoralPero pronto muchas de las más esforzadas esperanzas se sintieron defraudadas. El país aguardaba una revolución nacional. Al poco tiempo comenzó a comprender que se había producido una revolución de partido.
Que el resultado era la vuelta al poder de un grupo de hombres desalojados por Irigoyen el 12 de octubre de 1916. Y que esos hombres como dijo Talleyrand de los emigrados monárquicos, “no habían aprendido nada ni olvidado nada”.
El 5 de abril de 1931 marca un punto decisivo en esta etapa. El radicalismo vence en las elecciones de la provincia de Buenos Aires.
La clase gobernante, comprende de pronto que no cuenta con la adhesión de la mayoría de la nación.
En tales circunstancias tres caminos se abrían ante ella. El primero era el de entregar llanamente el poder a los que designara la mitad más uno. El segundo y posiblemente el más lógico y político era el de analizar las causas de tal hecho y con realismo, honradez, tacto, inteligencia, imaginación política, ganarse desde el Estado esa adhesión mayoritaria.
El tercero finalmente era el de hacer caso omiso de la advertencia electoral; lanzarse a gobernar el país según su particular visión de lo que le convenía y legitimar su presencia mediante el fraude.
Cuando el gobierno provisional anuló el 8 de mayo de 1931 las elecciones del 5 de abril, los conservadores eligieron desdichadamente el tercer camino.
Ese mismo día se convocó a elecciones nacionales de legisladores para el 8 de noviembre.
Pero el 20 de julio de 1931 entre las 10 y 11 de la mañana se produce en Corrientes una sublevación del regimiento 9 de infantería.
El gobierno acusa a la Unión Cívica Radical de ser su inspiradora y aprovecha la ocasión para excluirla de los próximos comicios.
Los restantes partidos se movían en tanto febrilmente para participar en la contienda electoral.
En el Partido Demócrata Nacional surge la idea de agruparse con el Partido Socialista Independiente y el Radical Antipersonalista. El candidato será el general Justo y para Vicepresidente los demócratas y socialistas independientes apoyarán al Dr. Julio A. Roca y los antipersonalistas al Dr. José Nicolás Matienzo.
En la oposición se coaligan los partidos Demócrata Progresista y Socialistas que proclaman la fórmula Lisandro de la Torre-Nicolás Repetto. La candidatura radical Alvear-Güemes es vetada por el gobierno.
El gobierno del general Justo, que surgió de las elecciones del 8 de noviembre se caracterizó en un comienzo por una eficacia administrativa y una dinámica acción de fomento.
Pero al poco tiempo comenzaron a surgir las consecuencias de las falsas premisas sobre el que se asentaba.
Predominó una mentalidad extranjerizante y una grave miopía para encarar la realidad nacional desde el ángulo que las circunstancias exigían. Faltó imaginación política para asumir con realismo y grandeza nuevas necesidades que el país adquiría día a día.
Faltó genio para auscultar los más profundos latidos de una original conciencia en gestación.
La apelación al fraude, a un fraude patriótico, era el recurso más simple pero más peligroso.
Porque la nación no toleraba ya impasible como en los tiempos del “roquismo” el desprecio a su voluntad.
Nuevas ideas, nuevos programas sacudían nuestra opinión sin que encontraran reflejo ni siquiera aproximado, en un régimen cuyo pecado principal era el de estar viviendo fuera del tiempo.
Episodios de esa ceguera están frescos en el recuerdo popular.
En determinado momento la actitud del Presidente Roberto M. Ortiz pareció abrir un nuevo período de respeto electoral. Pero su enfermedad iba a sellar definitivamente la suerte del régimen.
El 3 de julio de 1940, el Dr. Ortiz delega el mando en el Dr. S. Castillo, luego de alternativas que configuran un hondo drama humano.
La innegable hombría de bien del nuevo Jefe de Estado no fué suficiente para poner al gobierno a tono con el país.
La situación fué agravándose hasta que en la madrugada del 4 de junio de 1943 las fuerzas armadas abandonaron otra vez sus cuarteles.
Otra vez en su proclama debieron advertir que “se han defraudado las esperanzas de los argentinos adoptando como sistema la venalidad, el fraude, el peculado y la corrupción”.
El 5 de junio se constituye un gobierno presidido por el general Arturo Rawson que es reemplazado, ante la imposibilidad de formar gabinete, al día siguiente por el general Pedro Pablo Ramírez.
Comienza así un período en el que iría cobrando creciente ascendencia sobre el pueblo el entonces Coronel Juan Domingo Perón.
Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, creada el 27 de noviembre de 1943 el Coronel Perón, agudo auscultador de nuestra realidad social, introduce en nuestra historia nuevos elementos e inaugura un nuevo trato, una nueva forma de comunicación política.
Para muchos resultó difícil percibir hasta qué punto el Coronel Perón interpretaba a las masas populares.
Pero el 17 .de octubre de 1945 la adhesión incontenible del pueblo no dejó lugar a dudas sobre la aparición de un nuevo gran caudillo en nuestra tierra.
Esto se debía confirmar en las elecciones del 24 de febrero de 1949.
No creemos equivocarnos al afirmar que nunca en nuestra historia tuvieron unas elecciones más honda significación y pocas veces el país estuvo sometido a una tensión más grave.
Las fuerzas armadas de la Nación asumieron la responsabilidad de asegurar la absoluta libertad electoral, y garantizar el respeto de la decisión popular. Esta firme, decisión de nuestras fuerzas armadas que quedará como página de honor en su historia, salvó al país de lo que hubiera podido tener fatales consecuencias.
Por primera vez en mucho tiempo nuestro pueblo pudo expresar libremente su voluntad.
Una nueva etapa comenzaba. Una nueva sensibilidad había irrumpido en nuestro horizonte.
En nuestra próxima nota examinaremos las reformas que en nombre de ella se consideró necesario introducir en la Ley Sáenz Peña.
Alberto BONNETTI
Revista Esto Es
02.03.1954

(crónica anterior de este tema en https://www.magicasruinas.com.ar/revistero/6/apuntes-electorales.html)
 
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