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![]() El futuro de las alianzas Superada la coyuntura electoral que los encontró unidos en la Alianza Popular Revolucionaria (APR) junto a los sectores que lideran Oscar Alende, Horacio Sueldo y Héctor Sandler, los comunistas han diagramado una nueva técnica calificada de "actitud positiva” hacia el gobierno de Héctor Cámpora, sin por esto renunciar a sus posiciones, según el documento oficial aprobado por el Comité Central de la agrupación el 18 de marzo pasado. Sin embargo, ese apoyo crítico a las posiciones frentistas no diluye la que fuera una de sus posiciones más rígidas en la política argentina desde 1946: la de mantener una línea independiente o de oposición sistemática a los planteos del peronismo. De allí que dieran su apoyo a la APR para no verse disueltos en las opciones que se corporizaron en el campo electoral y que la idea de mantener la alianza sea la que más seduce a los dirigentes del Partido Comunista, tal vez para hacerla converger en el futuro con el Encuentro "Nacional de los Argentinos (ENA). Es decir: que para el PC su línea sigue siendo la única posible para formar desde allí "un frente democrático, antioligárquico y antiimperialista” como garantía para "librar la batalla por la liberación”, categoría que no le otorgan al FREJULI con su actual estructura y conducción. LA CRISIS. Esa táctica de ampliar ’horizontes políticos para la agrupación v buscar nuevos aliados dentro y fuera del peronismo es, según los dirigentes comunistas, la razón de las versiones que ellos mismos califican de "delirantes”, sobre supuestas disensiones internas. La paternidad de estos rumores adjudicados a los núcleos desarrollistas tenderían, por lo tanto, a frustrar esas expectativas; o sea, un intento de alejar al PC de la izquierda peronista, uno de sus potenciales aliados para la próxima coyuntura. Para el PC los seis millones de votos obtenidos por el FREJULI obedecieron a distintas motivaciones. Fernando Nadra, informante ante el Comité Central, estimó que "junto a los sectores obreros y populares combativos están los grupos y sectores de derecha; los representantes de los monopolios petroleros como Frondizi y Frigerio; la jerarquía sindical; las formaciones especiales y la juventud”. Esta heterogeneidad, según Nadra, provocará contradicciones en el próximo gobierno y “el surgimiento de una corriente de izquierda en el seno del peronismo, en oposición a las fuerzas de derecha que ya se han enquistado en el FREJULI, parece ser una perspectiva inevitable. Tendremos que estrechar nuestros vínculos con ella e impulsar la lucha común por un programa de liberación”, enfatizó el dirigente comunista. Si bien los votos logrados por la APR no desilusionaron a sus líderes, no pocos dirigentes de la alianza esperaban superar el millón de sufragios en forma holgada. Pero, de todas maneras, los porcentajes alcanzados en la Capital y en distritos del conurbano bonaerense —donde en algunos casos la puja electoral los enfrentó con los radicales— hacen prever a los comunistas que la coalición que nominó a Oscar Alende es una buena base para el futuro, considerando, además, que las opciones no serán tan tajantes. Sobre todo teniendo en cuenta que el PC confía en que "las masas sabrán impedir qué el FREJULI se convierta en un dique de contención del proceso necesario e inevitable de la liberación nacional”. Algo que otro alto dirigente comunista, Ernesto Giudici, también se encargó de remarcar: “Si es verdad que ésta es una nueva etapa y que en el país se gestan grandes cambios sociales, la lucha por el poder político es inevitable. No puede haber entrega del poder político simplemente por un triunfo electoral”. Sucede que para el apoderado del PC —cuando éste actuaba en la legalidad— habrá sectores del FREJULI "vinculados al conservadorismo y a la propia Junta que no querrán tomar el poder político en forma plena. Sectores que lo querrán tomar a medias, y luego las grandes masas que, como quieren cambios, tienen la necesidad de la lucha por el poder total”. Dentro de este esquema los comunistas, que pondrán a prueba al nuevo gobierno reabriendo sus locales partidarios clausurados en 1966 ya que suponen caducada la ley anticomunista, tratarán de actuar sobre las contradicciones que generen en los sectores populares las distintas concepciones políticas de los aliados frentistas. Revista Panorama 05.04.1973 |
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