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Sólo hay otra máquina en el mundo como la que imprime
Argentina
por ENRIQUE BRAVO FOTOGRAFÍAS DE ABRAS ![]() El invento cundió rápidamente por Europa, y en Francia, instados por Napoleón, artistas como Vernet, Géricault, Inigues, Delacroix, Isabey, Bonigton y otros, lo utilizaron ampliamente con fines artísticos y políticos. En 1823, Engelman patentó un sistema llamado cromolitografía, consistente en la impresión superpuesta de varias planchas con distintos colores. Con el constante progreso de la fotografía, este sistema fué extinguiéndose para dar paso a una nueva técnica, la del fotocromo, en la que la piedra como medio de dibujo fué substituida por el zinc y el aluminio. Las planchas hechas con estos materiales se adaptaron mejor a las rotativas, que reemplazaron a las máquinas impresoras planas. En todos estos casos, el papel recibía la tinta directamente de la plancha. Aparece el offset En 1879, un hecho que podría calificarse de histórico revolucionó la impresión litográfica, que, a partir de ese momento, adquirió vuelos insospechados. Una prueba sacada sobre la superficie lisa de un cuero y calcada sobre metal dió a Trathier y Missler la idea de una máquina a dos tambores, uno cubierto con la plancha metálica y otro con una mantilla de caucho. De esta manera nació el offset, palabra inglesa que traducida libremente al castellano significa “impresión indirecta”, pues la plancha de zinc con el dibujo o el transporte, toma la tinta que descarga sobre la mantilla de caucho y de ésta va al papel por presión, obteniéndose una impresión llena de matices y contrastes difíciles de obtener con el anterior sistema. Hoy se consiguen con cuatro o seis colores, tonos para los que anteriormente se requerían diez o más. En cuanto a la producción, se ha dado también un salto impresionante. De los 800 pliegos por hora y a un solo color, se llega actualmente, con las rotativas de uno, dos y cuatro colores simultáneos, a una producción de 3 a 5 mil pliegos por hora, cifra que se eleva hasta 10 ó 12 mil pliegos, cuando se trata de rotativas en bobina, que sacan el pliego doblado e impreso a cuatro colores al frente y al dorso, requiriéndose para ello planchas de un sistema más moderno, denominado hueco-offset. Una escuela donde se enseña el offset Los talleres gráficos proporcionan una práctica considerable, pero no el conocimiento científico total del offset. Cada obrero, como parte integrante del maquinismo de una empresa, conoce su labor específica, pero desconoce el conjunto. Es por esto que a los alumnos egresados de una escuela del ramo, si bien carecen del conocimiento práctico del taller, se les ha dado, en cambio, una sólida cultura técnica. Así lo pudimos comprobar durante una visita a la Escuela Industrial Nº 9 (Industrias de las Artes Gráficas) dependiente del Ministerio de Educación, a la que concurrimos a fin de completar nuestro estudio sobre la realización del offset. En ella los alumnos son conducidos lenta e insensiblemente a la posesión del mayor número de conocimientos, mediante teorías y experimentos ya estudiados, dentro de una disciplina de trabajo progresivo. La reunión armónica de lo teórico y lo práctico, el desarrollo de la inteligencia especializada y la acción ejercitada manualmente, conducen a ese justo equilibrio que constituye el ideal en un artesano gráfico. En litografía, cuyas especialidades son el dibujo, la fotografía, el foto transporte y la impresión offset, los alumnos se inician con un curso de dibujo lineal litográfico, luego sobre zinc, para seguir con pruebas y transportes sencillos, adquiriendo así los rudimentos entre los que han de seleccionar la especialidad de su preferencia. En el segundo curso siguen el estudio seleccionado vocacionalmente, ya sea dibujo litográfico, transporte, fotografía o máquinas, para ahondar en los años sucesivos la teoría y la práctica que han de proporcionarles los elementos indispensables para afrontar con éxito la lucha por la vida. El alumno egresado de la Escuela de Industrias de las Artes Gráficas domina no sólo su especialidad, sino que conoce los procesos inherentes a la misma, factor que en la industria privada le será de inestimable valor. El offset en todo su esplendor Hay varias imprentas en el país donde se utiliza el offset Una de ellas es Kraft. El viejo establecimiento de la calle España es, en su interior, un laberinto formado por gigantescas cámaras fotográficas, impresoras, fotograbadoras, linotipia y rotativas, sobre las que se dibujan por instantes los destellos blancoazulados de las lámparas de carbono, sensibilizando en cada fogonazo una plancha de zinc, mientras un ruido ensordecedor, irregularmente acompasado, configura una verdadera sinfonía de trabajo. Tenemos ante nosotros una de las láminas que han de aparecer en una revista, es decir, el original realizado por un dibujante, que se halla en poder del jefe de fotógrafos. Cada color es captado por las cámaras y destacado mediante filtros que atenúan los restantes. Se emplea uno rojo para obtener los azules; otro azul violáceo, para los amarillos, y otro amarillo, para los negros. Los negativos, revelados por el procedimiento fotográfico común, se entregan al fotocromista, uno de los especialistas del proceso gráfico, que debe poseer una aguda sensibilidad cromática, para dar a la placa la densidad de trama requerida. Cada una de las placas se reproduce, por un sistema similar al que permite obtener los clisés, en una plancha —siempre una para cada color—, que ha de aplicarse luego al rodillo de la rotativa. Ya está la máquina en condiciones de comenzar su labor, luego de un proceso de ajuste y ensayo, que suele demandar hasta una jornada de trabajo. Lograda la exacta superposición de los colores, la rotativa entra en funcionamiento, y comienza a devorar metros y metros de papel, con vertiginosa velocidad, devolviéndolos ya impresos, primero con los colores más suaves, comenzando por el amarillo, a fin de evitar que los fuertes se desdibujen. La sucesiva superposición va dando los tonos que reproducen, exactamente, el original. ARGENTINA en offset La revista ARGENTINA la imprimen en Kraft en una máquina de la que sólo existen dos modelos en el mundo. Es una moderna Webendorfer, que da simultáneamente cuatro colores en offset sobre ambas faces de cada hoja, lanzando hasta 15.000 unidades por hora. Buscando idénticas soluciones técnicas, otra rotativa de diferente diseño ha sido instalada en Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica, y representa, junto con la que posee Kraft, lo más avanzado en materia de offset. Kraft y el offset Y aquí cabe, antes de terminar, un poco de historia. El fundador del establecimiento gráfico donde se imprime esta revista, don Guillermo Kraft, llegó a Buenos Aires durante la presidencia de Mitre, y trabajó en el país por espacio de treinta años, dejando cimentada una industria de sólido prestigio y elevada jerarquía. La bibliografía que salió de sus talleres quedó incorporada a la cultura argentina. Figuran entre los trabajos realizados en la primera época, las láminas en colores para la historia de San Martín, escrita por Bartolomé Mitre; los estudios del naturalista Burmeister; el Registro Gráfico de la provincia de Santa Fe; el Atlas de la República Argentina, de 1892, así como la guía que popularizó el nombre de Kraft y materiales gráficos de índole diversa, tales como cupones de crédito, billetes de banco, estampillas postales, cuadros de costumbres y retratos de hombres célebres. Desaparecido el fundador, el 4 de marzo de 1893, debió afrontar la responsabilidad de la empresa su hijo, llamado también Guillermo, quien contaba a la sazón sólo 19 años de edad. Pese a su juventud, supo imprimir a los establecimientos un ritmo ágil e intenso, satisfaciendo los que habrían sido más caros propósitos de su padre. En la actualidad, una tercera generación sigue la tradición familiar, conduciendo la casa con notable capacidad. A poca distancia de donde operan estas maravillas de la técnica moderna, se encuentra una reliquia de la industria gráfica. Es una impresora litográfica accionada a mano, mediante un gran volante. Posiblemente sea una de las primeras llegadas al país, que, a pesar de sus años, sigue prestando en Kraft eficientes servicios. Hoy imprime láminas relacionadas con la energía atómica, así como reprodujera en sus “mocedades” los primeros billetes del Banco Nacional o las primeras manifestaciones de una ciencia pujante, que revelaba al mundo, a través del libro, la existencia de una cultura argentina, abriéndose paso en medio de las consagradas manifestaciones milenarias de la cultura universal. Desde ese entonces la industria gráfica del país ha avanzado vertiginosamente, constituyéndose en gestora permanente de los elementos de cultura que habían de consolidar la patria, exaltando las glorias del pasado y las posibilidades del provenir. Revista Argentina 01.02.1950 |
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