Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Hielo en Buenos Aires
El hielo
Su consumo y aplicaciones en Buenos Aires
La industria del frío ha alcanzado un asombroso desarrollo y el hielo consumido en Buenos Aires durante los meses de primavera y verano alcanza á cerca de un millón de toneladas.
Hablar de cosas heladas en estos momentos, cuando se siente algo así como el preludio de esos veranos achicharrantes que convierten á la gran metrópoli en un infierno dantesco, es más que agradable, lógico, porque con sólo pensar en ello se siente uno menos sofocado. Esa influencia sugestiva se extenderá á los lectores, sí como creemos esta crónica ve la luz cuando la canícula se haya acentuado en la forma desesperante con que todos los años se inicia. Entonces bastará ver el epígrafe, destacándose en medio á ese ambiente de témpanos y osos polares, que la imaginación calenturienta la cree de la más encantadora realidad, para que
sintamos sus efectos refrescantes y consoladores.
Dará la ilusión de una ducha refrigerante á la hora en que el bochorno hace sentir sus caricias de fuego.
Por lo demás, es el “plat dei joür” con que se inicia la estación y en todas partes se le evoca.
En las confiterías, bar y restaurant comienzan á sacarse las mesitas al aire libre, en busca de una atmósfera menos pesada, ó se ponen en función los ventiladores eléctricos hasta no hace mucho tiempo enfundados; se ve por todas partes esta palabra sugestionante: “¡¡Hielo!!”; salen á relucir los trajes claros y livianos, se refrigeran las bebidas; se acrecienta la fabricación de los helados; se pone de moda el abanico, las "toilettes” vaporosas y tenues y se echa mano de todo lo que pueda contribuir á hacernos llevaderas las molestias del verano én esta densa atmósfera de nuestra gran urbe.
Y sobre todo, se acrecienta en proporciones formida-
bles la fabricación del hielo que es algo así como el supremo antidotó contra el calor.
La industria del hielo se ha desarrollado en una forma prodigiosa y más que ninguna otra ese desarrollo ha estado en relación con los progresos de esta capital en lo que se refiere á su densidad de población.
Y se explica fácilmente el fenómeno porque la compacta edificación de Buenos Aires, hace que se sientan más intensamente los rigores, del calor y que se impongan los medios de combatirlo. A tal extremo, que el verano es más riguroso aquí que en cualquiera de las provincias del norte que están cerca del trópico.
Y de un tiempo á esta parte, parece que esos rigores se acentúan dados los numerosos casos de insolación que se produce durante esta estación del año.
Sin embargo, la industria del hielo no sólo se ha desarrollado en Buenos Aires, sino en toda la república, extendiéndose á sus más apartados confines, sino por la implantación de fábricas porque se le transporta fácilmente desde los centros urbanos para aplicarlo á las necesidades de la vida diaria.
No hace mucho tiempo, hablaron los cablegramas de la constitución de un gran sindicato que se había formado en Londres, con el fin de llevar á la practica un proyecto de mayores proporciones cual era el de proveer de hielo á todo el país aprovechando el natural de las nieves eternas de la cordillera andina, especialmente en el sur de la Patagonia.
Pero luego se hizo el silencio alrededor de ese propósito que quizás fuera realizable desde que en la ciudad de Mendoza parte del hielo que se consume es traído desde la Cordillera.
Actualmente existen en esta capital 50 grandes fábricas de hielo sin contar las que fabrican ese artículo para la consumación particular de establecimientos de otra índole, como las cremerías, lecherías, etc.
La producción de esas fábricas es de 500 á 600 toneladas de hielo diario en los meses de septiembre á marzo que es la época de más actividad. En los restantes, ó sea en invierno, sólo lo fabrican para sus cámaras frigoríficas, donde conservan grandes cantidades de aves, huevos, frutas y caza, y para una que otra confitería ó restaurant aristocrático donde no se concibe aún en el rigor del invierno beber champagne sin que esté “frapé”.
Con el abarrotamiento de esos artículos en las cámaras frigoríficas, se encarecen aquellos en una forma exorbitante y el Negocio és redondo. El año pasado en las cámaras de “La Negra”. había cerca de 50.000 docenas de huevos.
La fabricación de hielo casi en todos esos establecimientos se hace por la evaporación del amoníaco el que en contacto con el agua por medio, de caños ó serpentinas produce el hielo en unos moldes de hierro que contienen agua esterilizada para que el producto sea químicamente puro.
Esos moldes tienen un proceso de 24 horas para producir el hielo y para vaciarlos se les sumerge en un baño María, después de lo cual se colocan los blocks en las cámaras ó pasan á los carros de venta.
El agua que se emplea con esta industria es generalmente de pozos semisurgentes. y rara vez se usa el agua corriente, salvo el caso de que la fábrica esté ubicada en un barrio urbano.
Los beneficios de esta industria para el público, como muchas otras, es á costa del sacrificio de los obreros que en ella se emplea. Pues la mayoría de las veces están expuestos á peligros inminentes, no obstante las precauciones que toman.
Esos obreros debido al brusco cambio de temperatura al salir ó entrar á las cámaras, se enferman de pneumonía que en la mayoría de los casos tiene un desenlace fatal por falta de cuidados ó de elementos para curarla, dentro de sus escasos recursos pecuniarios. También les ataca después de cierto tiempo el reumatismo y la parálisis, por estar todo el día y la noche dentro del agua.
¿Y sabéis á que precio cotizan su vida esos pobres obreros?... Al precio dé su jornal diario, que es de 4 pesos cómo máximo.
La mayoría de esas fábricas hacen una labor continua de día y de noche, teniendo por consiguiente dos turnos de obreros para que la producción sea continua.
Las aplicaciones del hielo son múltiples, ya como refrigerante en la estación del calor, ya como medio de conservar artículos de alimentación.
De ahí que sea elemento de primera necesidad para la conservación de carnes congeladas que los frigoríficos exportan á Europa. No lo es menos en la fabricación de embutidos para evitar la descomposición de las carnes.
Es la base de la industria tan generalizada, entre nosotros, de los helados; se aplica asi mismo a las bebidas alcoholicas, es el complemento de esa rubicunda bebida que es el néctar sino de los dioses del alimento, de los dioses del dinero, que se llama “champagne” ; es indispensable en los sorbetes y refrescos que se sirven en bar y confiterías, y generalmente se le usa para servir el caviar en los grandes banquetes.
Es sugestivo y grandioso en la cresta de los Andes y es también bellamente fantástico conteniendo en su seno flores primaverales que sirven de elemento decorativo en la mesa de los poderosos.
Al obrero que se le ocurrió arrojar un ramo de flores dentro del molde de hielo para que el block saliera decorado y aunara esos dos símbolos que se rechazan entre sí, tuvo algo de poeta ó por lo menos fué un temperamento artístico dentro de su misma rudeza..
¡Y hasta se le aplica á cualquier toldo ó tablero anunciador, aunque sólo sea en letras de moldel
Para que nos refresquemos...

Revista El Hogar
07/12/1910
 
Hielo en Buenos Aires
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