Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Humor
TELEVISIÓN
Para atrapar el humor
“Era una reunión absolutamente social —puntualiza Román Vignoly Barreto—; ni siquiera recuerdo cómo llegamos al tema.” En todo caso fue aquella tarde, hace tres semanas, cuando Pedro Simoncini, Darío Castel, Alfredo Scalise y Vignoly pergeñaron el futuro ciclo.
“Una realidad nos decidió —recuerda Scalise, nuevo gerente de programación de Teleonce—: el agotamiento progresivo de la fórmula utilizada en los programas cómicos de sketchs. Salvando valiosas excepciones —analiza inteligentemente— los shows de ese tipo terminan cifrando toda su eficacia en el atractivo de un personaje o dos, y la insistencia en éstos acaba saturando a la audiencia.”
Alertados por un todavía escaso empobrecimiento del rating en los programas cómicos, los conductores de Leoncio confiaron a Vignoly Barreto la producción y puesta en escena de Teatro de Humor, programa que, a partir del 17 de marzo, reemplazará a una creación de Miguel Coronato Paz y José María Jaujarena: La Baranda.
Con un elenco vasto y eficaz: Nelly Beltrán, Marcos Zucker, Maurice Jouvet, Juan Carlos Altavista, Pablo Palitos, Miguel Ligero, Jorge Luz, Tita Gutiérrez, Eddie Pequenino, Vicente Quintana, Esmeralda Berard, Fidel Pintos, Juan Carlos de Seta, Rodolfo Crespi (el mismo de La Baranda), el ciclo se propone recorrer las más regocijantes patrias del humorismo. Así, desfilarán autores judíos, italianos, ingleses, españoles y rioplatenses.
Sentado en la última fila de butacas del teatro Cómico, mientras vigila de reojo el ensayo de Mame, Román Vignoly Barreto confiesa: “es la primera vez que acepto una oferta para hacer puesta en escena en T.V. Nunca hasta ahora habían logrado convencerme, pero este proyecto es demasiado seductor como para rechazarlo".
Desvinculado de sus tareas ejecutivas en Canal 9 desde mayo del año pasado, Vignoly dedicó el año a “viajar y estudiar el manejo de ultrasofisticadas maquinarias de filmación”. A su vuelta, los ensayos de Mame y el compromiso de otra temporada teatral amenazaban acaparar sus esfuerzos, hasta que la reunión en los predios de Canal 11 logró tentarlo.
“Los actores —reconoce— eran bastante escépticos al principio. Pero en cuanto se les entregó el primer libro todos compartieron mi entusiasmo. Es que la historia de Ida y Vuelta, adaptación de César Tiempo de un cuento de Sholem Aleijem: Vagón de Tercera Clase, derrocha los mejores recursos del humor judío.”
En el abarrotado vagón de un asmático tren que recorre la Rusia de los zares, un equipo de vendedores acosa al agobiado pasaje con sus ofertas.

Ahora o nunca
En un alarde de imaginación y oficio, Vignoly Barreto y Rubén Marucci (director de cámaras), convinieron no desbordar la acción del vagón mismo afilaron al máximo sus recursos y los del elenco. “Parecía que nunca lograríamos la indiferencia suficiente como para poder grabar —narra Vignoly—. El diálogo es tan rápido y desopilante que siempre había alguien que no podía contener la risa.”
El resultado, sin embargo, cambió los planes concebidos para el ciclo. “Decidimos grabar otra obra para la primera entrega —confía Scalise— porque encontramos que Ida y Vuelta será mejor apreciada cuando el público ya haya tomado un contacto más progresivo con este tipo de humor.”
Es que la obra cuenta con 25 personajes que, a la usanza rusa, se aluden con nombres, apellidos, apelativos y diminutivos diversos. "El ritmo de la acción es tan intenso y tan precisamente ruso que preferimos reservarla para un futuro inmediato.”
Entretanto, el equipo ensayaba, a fines de la semana pasada, otro relato de Aleijem: El Viajante, para inaugurar el ciclo que se repetirá todos los jueves a las 21.30; y el productor leía febrilmente los textos de humoristas ingleses que irán en la segunda etapa del programa.
Con la incertidumbre que caracteriza a toda novedad televisiva, Teatro de Humor consigue, sin embargo, un crédito de confianza que ya atrapó a los intérpretes: “Las obras son buenas y el hecho de contar con un texto, con personajes elaborados y de vida propia, permite una entrega distinta, un trabajo indudablemente más gratificante para el actor” dice Vignoly.
Si el proyecto de Teleonce logra el rating imprescindible, es posible que el público acceda a un progresivo enriquecimiento de los paupérrimos recursos con que, hasta ahora, se apelaba a su humor. Grabado en estudios de Argentina Sono Film, en Martínez, a un costo cercano a los 2 millones de pesos por emisión, el ciclo se extenderá en un principio, a tres meses. “Luego, el público dirá”, afirma Scalise.
Revista Panorama
3/3/1970
Vignoly

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