Mágicas Ruinas
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"LA MAGIA DEL MAQUILLAJE" EN LA EXPRESION DE NARCISO IBAÑEZ MENTA
Por ANTONIO L. DE TEJADA
EL arte teatral, dividido por los tratadistas para su estudio y comprensión en numerosas ramificaciones, contempla entre una de las de más importancia la del arte de la caracterización. “La Magia del maquillaje” hemos titulado esta nota, y en la expresión clara de conceptos que nos hablan de su importancia, “CARAS Y CARETAS” recoge hoy la palabra autorizada de un maestro en su arte; la palabra del hombre que desde sus años mozos, aquilatando su experiencia diariamente. en la creación de los más diversos personajes, sintetiza en su expresión la importancia extraordinaria del maquillaje en la escena y en la cinematografía.
Narciso Ibáñez Menta es nuestro entrevistado. Ninguno como él entre nosotros, por la jerarquía de todos sus trabajos que le han colocado en el plano de los grandes intérpretes, puede hablar sobre el arte de la caracterización, sobre la magia del maquillaje con mayor autoridad. El mensaje y la fuerza de sus personajes, llevado por la cinematografía a todos los rincones de América, le han colocado en el comentario crítico entre el grupo de aquellos intérpretes que han gravitado en la evolución del arte teatral.
Su presentación queda hecha, y en la mención de sus trabajos evocación y recuerdo en el recuadro que acompaña nuestro comentario dicen claramente con estos grabados de la autoridad con que puede hablarnos sobre la magia del maquillaje nuestro entrevistado de hoy: Narciso Ibáñez Menta.
—Lo que en la jerga teatral —comienza diciéndonos— se llama “imponer tipos”, o sea, disimular y transformar nuestra propia fisonomía, haciendo desaparecer la del intérprete, para convertirse en la del personaje, es uno de los puntos básicos del arte teatral.
¿Cuál es la real importancia de la faz espiritual del personaje en la caracterización?
Así responde sin titubear Ibáñez Menta:
—Todo, absolutamente todo. La cara es el espejo del alma, y para encarnar un determinado personaje hay, antes que nada, que tener el alma empapada de esa vida. Es necesario estudiarla, identificarse con ella. La parte física y los rasgos prominentes de figura y rostro se analizan, se desmenuzan. Para ello los relatos, las fotografías, los dibujos nos sirven de orientación. Pero lo anímico es básico, imprescindible.
Creamos un personaje y debemos estudiar su psicología, escudriñar su alma; llegar hasta la íntima comunión espiritual con ese ser forjado en la imaginación de un autor. Y cuando se trata de personajes históricos, biográficos, sean para la escena o el cine, entonces las exigencias son mayores. Para crear el “tipo”, lograr en la exteriorización sus gestos y ademanes y su decir, la investigación debe ahondarse. Se leen sus libros, sus escritos; se estudian sus pinturas; los relatos de su vida; los comentarios de quienes le conocieron; los relatos de familiares y amigos. Todo ello nos sirve. Lo cierto, lo real, es que nos vamos convirtiendo paso a paso espiritualmente; en esa figura.
’’Siempre en mis creaciones busco primero y fundamentalmente el físico por dentro. Siempre de dentro para afuera. No nos sirve la máscara si no dominamos anímicamente el personaje; los gestos en estos casos no pueden ser nunca los del actor; en síntesis, el verdadero intérprete, en mi entender, abandona su propia personalidad para encarnar otra y cambiar así su idiosincrasia.”
—En una palabra, maquillaje y creación espiritual, ¿son todo uno?
—Exacto, responde Narciso Ibáñez Menta. Caracterizarse, como lo he expresado, es algo más que embadurnarse el rostro, colocarse una peluca, pegarse barbas, hacerse arrugas o colocarse una nariz postiza.
”Es nada menos que crear lo plástico de un ser enteléquico que hay que imaginar, que hay que sentir, antes de encarnarlo en la escena.” —Los elementos modernos aliados a la escenografía, ¿en qué proporción han influido en la técnica del maquillaje?
—La influencia en este caso ha sido grande. En el presente, por ejemplo, las exigencias del cine y la televisión, y para el teatro los recursos escénicos novedosos como la luz negra, han dejado su influencia en la técnica de las caracterizaciones. El aporte ha sido enorme, y nos ha obligado a los que creemos conocer todos los resortes y secretos del maquillaje a estudiar y practicar las nuevas concepciones y las nuevas técnicas.
”El arte de la caracterización es sólo una rama del arte teatral y está estrechamente ligado a todas las demás del que es parte.”
—Dentro de la técnica general, ¿hasta qué punto es partidario del uso de pastas, afeites y otros elementos?
—Como ya lo he dicho, creo, por sobre todo, en la creación de una psicología del personaje. Creo firmemente en la caracterización de dentro hacia afuera —gestos y ademanes identificados con los del personaje.
"Si para llegar a la composición física exacta es necesario el uso de los elementos artificiales, en ese caso debemos usarlos. Por mi parte defiendo y lo he sostenido siempre, el uso de la mayor parte de elementos naturales: nuestro propio bigote, nuestra barba natural, nuestro cabello adaptado a las circunstancias. Siempre y por sobre todo lo natural, y sólo luego, como complemento, el uso de los elementos de auxilio.”
—¿Sus secretos profesionales relacionados con el maquillaje?
—Dejémosles que sigan siendo secretos. No quisiera con esta expresión dar una sensación de superioridad. Creo que cada intérprete posee su técnica y sus estudios al combinar colores o manejar pastas.
—¿Su mejor recuerdo?
—Para el teatro —responde rápidamente— “El Fantasma de la Opera", trabajo éste cuya sola preparación —añade el intérprete— me llevaba siete horas previas de trabajo.
"En el cine, en modo muy especial y con cariño, recuerdo mi labor en “El que recibe las bofetadas”.
"Pueden ustedes decir que afortunadamente para el teatro argentino, cuando los intérpretes concurren al Conservatorio reciben clases y se les enseña la técnica del maquillaje en cursos especiales.
"Esto ayuda a la formación de los conocimientos. Pero, repito, estos conocimientos deben aplicarse en la faz final de la creación de un “tipo”. La magia del maquillaje es en su aplicación de importancia extraordinaria, pero para el logro de los verdaderos fines, para llegar a la perfección, debe realizarse la caracterización de adentro nacía afuera. La cara, repito, es el espejo del alma.”
Esta es, en síntesis, la expresión de Narciso Ibáñez Menta. Su vida con el teatro, al que ama intensamente; su experiencia aquilatada en trabajos memorables, lo capacitan como nadie para expresarnos sus concepciones sobre esa importante rama que en el arte teatral es el arte de la caracterización. Defiende al maquillaje: cree en él y en su influencia, pero lo espiritual y lo natural en la creación del alma y el físico de los personajes a los que ha dado vida son para él la base y la esencia de una buena caracterización.

___recuadro en la crónica___
MAS de seiscientas obras representadas desde que su rostro de niño asomó por vez primera en el marco de un escenario, Insta su extraordinaria labor en la temporada última en “FB” son clara expresión de toda una vida fecunda, dedicada y consagrada al teatro.
En cálculo aproximado, esto significa casi unos 29 años maquillándose y haber pasado más de 45.000 horas con los rostros de una serie interminable de personajes que merecieron en todas y cada una de sus presentaciones el elogio de la crítica y el aplauso del público.
Esta es para nosotros la mejor carta de presentación de Narciso Ibáñez Menta, cuya autorizada palabra sobre la magia del maquillaje recogemos hoy en nuestro reportaje.
Quedan en el recuerdo sus grandes creaciones de “El Fantasma de la Opera”; “El Hombre y la Bestia”; “El Jorobado de Notre Dame”; su John Barrymore de “Mis Amadas Hijas”; su Brigger Thomas de “Sangre Negra”, y su elocuente trabajo de comerciante en “La Muerte de un Viajante”
Nuestra cinematografía ha llevado e! mensaje de sus creaciones a todas partes del mundo y entre ellas sobresalen su maestro Perboni de "Corazón”; “Almafuerte”, trabajo difícil de superar; William Morris de “Cuando en el Cielo Pasen Lista”; “Evaristo Carriego”, y últimamente su escritor de “La Bestia Debe Morir”.
Su aquilatada experiencia nos ofrece hoy una nueva muestra de su talento y capacidad en el montaje y la dirección de “El Carro de la Basura”. Con esta mención cerramos este recordatorio, reflejo de una vida consagrada al arte, para el que nació, sin duda, predestinado.

Revista Caras y Caretas
06/1953
 



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