Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Leopoldo Marechal
El poeta depuesto
ELVIA MARECHAL: A TRAVES DE LAS LAGRIMAS
Murió Marechal. Las necrológicas agotaron su itinerario vital. LO
QUE FUE. Pero nosotros quisimos saber lo que SIGUE SIENDO. Y si en alguien sobrevive Marechal, es en su entrañable compañera, ELVIA.
Fue un diálogo denso, , dolorido, de tierna recordación.
NOS encontramos ante un rostro desencajado y deprimido; ojos vidriosos y una mirada perdida nos dicen claramente cómo se siente, cómo se sufre. Luego de veinte '"maravillosos años de matrimonio, Leopoldo Marechal se va de este mundo dejando esos ojos y esa mirada huérfanos de amor. Son los de su esposa, Elvia Marechal.
Acostada en su cama, con voz triste pero dulce, nos recibe cariñosamente.
EXTRA: Elvia, ¿cómo era la vida entre ustedes dentro de este hogar?
E. M.: No obstante los problemas políticos y económicos que hemos tenido que soportar, fuimos muy unidos, muy compañeros y muy felices. Después de la revolución del 55, en que quedó cesante del Ministerio de Educación como director de Enseñanza Artística, sufrió tremendamente; no se olvide que Leopoldo dedicó 35 años a la docencia. Ese acontecimiento tan dramático fortaleció nuestras vidas y nuestro amor.
EXTRA: ¿Qué opinaba su marido de la situación política del país?
E. M.: Luego de la revolución del 55, para él la Argentina no tenía arreglo. Pasaban los años y nada se mejoraba.
EXTRA: Tengo entendido que luego de la caída de Perón, su marido se quedó sin amigos. ¿Es cierto eso?
E. M.: Sí, es cierto; no puedo decir que TODOS lo abandonaron, pero sí la mayoría. Todo por ser peronista...
EXTRA: ¿Leopoldo creía en Dios?
E. M.: Creía en el PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO. No creía en los
hombres de la Iglesia. A partir del año 69 se unió profundamente a los Evangelios. Era un hombre profundamente religioso. El tenía la seguridad de que su alma iba a trascender en otra vida.
EXTRA: Luego de veinte años de matrimonio, ¿qué recuerda en especial de su esposo? Algún consejo, alguna frase que usted no olvide...
E. M.: El ha sido mi PIGMALION; él me formó totalmente y yo me adherí con todas las fuerzas de mi corazón. Pero hay algo que llevo conmigo: es una frase que él repetía constantemente: NADA IMPORTA MUCHO, EXCEPTO EL MAL QUE SE PUEDA INFERIR AL PROJIMO. Siempre me lo decía.. .
EXTRA: ¿Cómo trataba a la gente?
E. M.: Con todos siempre fue muy atento, pero con la gente humilde se daba más. Recuerdo que cuando me acompañaba al mercado, los carniceros y todos los vendedores le pedían autógrafos, lo aplaudían. En realdad, lo querían mucho y también lo respetaban.
EXTRA: ¿Actualmente tenía muchos amigos?
E. M.: Solamente la juventud. Fueron sus verdaderos amigos e inseparables compañeros. Nuestra casa siempre estaba llena de muchachos, El tenía un espíritu muy joven.
EXTRA: ¿Qué le gustaba más, el día o la noche?
E. M.: Lo enloquecía el sol, pero de la noche le gustaba su filosofía...
EXTRA: ¿Tenía algún “hobby”?
E. M.: En este momento no recuerdo, pero una debilidad que tenia era tomar mate como un loco, especialmente en el mate del “Che” Guevara. Era una predilección de él.
EXTRA: En los últimos días de su vida, ¿cómo veía Leopoldo la salida política del país?
E. M.: La salida para él era una sola: una salida popular; siempre me decía que sin el pueblo nada se iba a lograr.
EXTRA: ¿Era partidario de una revolución?
E. M.: Antes que nada quiero aclararle que a Leopoldo no le gustaba la violencia. Sostenía que en nuestro país teníamos que volver por el camino del voto y como última instancia se inclinaba por una revolución.
EXTRA: Hablemos un poco de usted. ¿Cree en Dios, Elvia?
E. M.: Igual que Leopoldo: PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO.
EXTRA: ¿Usted es también amiga de la juventud?
E. M.: Por supuesto, gran parte de mi vida se la he dedicado a ellos. Fui profesora muchos años, pero más que profesora me gustaba ser madre y amiga de mis alumnos. La verdad es que lo logré, y eso trae a mi memoria muy lindos recuerdos.
EXTRA: ¿Su esposo era fuerte espiritualmente?
E. M.: ¡Muchísimo!
EXTRA: ¿Y usted?
E. M.: El me decía que yo era muy fuerte; ahora no sé. . . sinceramente no tengo deseos de vivir; sólo quiero volver con mi marido...
EXTRA: ¿Es cierto que Leopoldo predijo la desaparición del general Aramburu?
E. M.: Tal cual sucedió. Y ese acontecimiento lo relata en su novela “MEGAFON O LA GUERRA”. Además, habla de su muerte y también de la mía. Eso es lo que estoy esperando. ..
EXTRA: ¿No piensa continuar luchando, tratando de seguir el camino que le enseñó Leopoldo?
E. M.: No... no me animo; quisiera enterrarme hoy mismo y unirme a él. Eso es todo lo que quiero.
EXTRA: A modo de despedida, ¿qué le diría usted al pueblo argentino en nombre de su marido, que tanto luchó y sufrió por él?
E. M.: Que nunca abandonen nuestro país, que luchen y sufran dentro de él. Por último, desearía que jamás olviden a mi Leopoldo...
Así nos vamos de su hogar, así nos alejamos de su dolor, pero con una firme promesa: NUNCA OLVIDAR A LEOPOLDO MARECHAL.

_recuadros en la crónica_
“Marechal constituye un caso remoto por la doble razón de ser argentino y de que, por causa de su militancia peronista, se hallaba excluido de la comunidad intelectual argentina.” (H. A. Murena, en “La Nación”, el 17 de noviembre de 1963.)

“Y sostengo ahora que la virtud del justicialismo fue la de convertir una masa numeral en un pueblo esencial, hecho asombroso que muchos no entienden aún y cuya intelección será indispensable a los que deseen explicar el justicialismo en sus ulterioridades inmediatas y mediatas, o a los que pregunten por qué, desde 1955, nuestro país es ingobernable.” (Marechal, en un artículo póstumo aparecido en la revista “Nuevos Aires’’, titulado “El poeta depuesto”.)

Revista Extra
agosto de 1970

ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba