Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

maría elena walsh
El desconcierto de María Elena Walsh
Hace tres meses que regresó de Europa, donde permaneció durante un año. Y fuimos a verla. Ahora la invitamos a que participe de esta charla entre amigos.

—Contanos un poco de tu viaje; ¿qué hiciste? ¿dónde estuviste?
—Estuve en España un año, con algunas escapadas a París. Viajando mucho por España. Digo esto en primer lugar ya que no sólo es la parte agradable, sino también la más emocionante, pues deseaba conocer bien a España. La parte profesional fue menos agradable. Fui especialmente invitada a escribir un programa para la TV española, pero ésta resultó algo caótico; también se editó un long play con una selección de mis temas para adultos. Rosa León, una excelente cantante española, grabó un long play con mis temas infantiles. Además realicé un par de recitales. Y no hice más porque no fui con el fin de actuar, sino simplemente por aquella invitación.
—¿Y qué pasó? ¿El programa salió mal?
—El programa no fue ni bien ni mal. ¡Fue absolutamente caótico, postergado, un lío infernal, pero no puedo decir mal. Debió salir al aire en abril, y comenzó en octubre. Parece que marchó bien aunque aclaro que hay una sola emisora para toda España, y una gran falta de programas infantiles.
—Durante ese año de permanencia en Europa ¿qué tipo de informaciones llegaban de nuestro país?, ¿qué se decía de lo que aquí ocurría?
—A Europa llegan nada más que las noticias malas, incluso ampliadas y exageradas, de modo que este año pasado lo que aquí ocurría causaba la angustia de los argentinos que allí nos encontrábamos. No quiero quitarle importancia a nada, pienso que todo fue dramático y terrible, pero también supongo que pasaron otras cosas.
—Al regresar ¿cómo encontraste al país?
—Teniendo en cuenta la información truculenta, lo encontré muy bien. Me sorprendió mucho la opulencia, el despilfarro e incluso la frivolidad en nuestra clase media. Hallé un clima de euforia, pero ahora me parece que está declinando; quizás haya sido una euforia de vacaciones.
—¿Te resultó difícil trabajar en España, ya que aquí hace poco se desató una polémica sobre ese tema?
—Sobre ese tema no quise hablar demasiado, porque no me gusta levantar polvareda sobre ese tipo de escándalo; pero hay un hecho real, y es que los artistas y algunos profesionales argentinos tienen muchas dificultades para trabajar en España. Desde hace un tiempo allá hay una gran argentinofobia, que no se sabe de dónde procede. Pero en toda Europa existe una serie de medidas defensivas contra los trabajadores extranjeros. En España, país con el que tenemos un convenio de reciprocidad, ellos dicen que nosotros no lo cumplimos, cosa que es fácil de comprobar de que aquí trabajan los artistas españoles y levantan los dólares que quieren. En cambio allá las trabas son muy grandes, y podría asegurar que es España la que no cumple con el convenio.
—En este momento, ¿qué estás haciendo?, ¿cuáles son tus proyectos?
—Vine sumamente deprimida, supongo que por la ausencia, más las espantosas noticias que recibía del país. Esto originó que viniera pinchada y entonces, para evitar caer en el masoqueo lacrimógeno, típico del porteño, me puse a trabajar. Estoy terminando de grabar un disco, escribiendo nuevas canciones, y quizás pronto comience a hacer una serie de recitales.
—¿Sentís algún temor, para entrar en un tema político?
—No, ya que nunca me he callado por miedo, sino por desconcierto; no puedo hablar de lo que no entiendo y realmente no entiendo nada de lo que sucede en mi país.
—¿Cómo viste la situación en España?
—Poco tiempo antes de regresar había un clima muy movido, de pánico. No sólo en España, sino en toda Europa. En España existía una gran inquietud, inflación, carestía y gremios en huelga, lo que significa un cambio muy grande. Supongo que eso va a continuar, pero de allí a que se produzca un cambio bastante notorio, lo veo bastante difícil.
—¿Cómo vive la juventud dentro de ese ámbito, comparándola con la juventud argentina?
—Claro, no se puede comparar porque nosotros cuando protestamos dentro de los distintos gobiernos que hemos padecido, siempre lo hicimos contra la represión, la falta de libertad, etc. etc., y den-:ro de las distintas formas de la represión siempre hemos tenido una gran libertad. Ahora cuando leo en los diarios que en Madrid hubo manifestaciones estudiantiles no lo puedo creer; porque la gente joven se limita a protestar en los cafés, o en los recitales de los cantantes de protesta, de allí no pasan.
EXTRA
04/1975

ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba