Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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| Sin pila, sin cable, sin rollo Ya hay una cámara fotográfica que saca sin película: sólo falta una que saque sin cámara. Para muchos puede parecer algo digno de Ripley, y en cierta medida tendrían razón: desde la semana pasada puede hablarse con certeza de cámaras fotográficas que no necesitan del clásico rollo para captar imágenes en color. El secreto: un sistema electrónico desarrollado en Japón capaz de tomar fotos con sólo apretar un botón y reproducirlas de inmediato en un aparato de tevé. Para cuando esta nueva generación de cámaras salga a la venta en cualquier casa de óptica del mundo —en 1983— la empresa Sony Corporation ya habrá dado los últimos toques técnicos a un aparato auxiliar que permitirá al dueño de esta maravilla sacar las copias que quiera en papel fotográfico. Con estos antecedentes no parece exagerado el entusiasmo de Akio Morita, presidente de la empresa japonesa, cuando dijo el día del anuncio oficial: ‘‘Este es un avance revolucionario en la historia de la fotografía porque crea un producto que por sí sólo abrirá un nuevo mercado. Algo así pasó cuando se lanzó el grabador de video". Exteriormente, la Mavica —que tal es el nombre del aparato— no se diferencia en casi nada con las cámaras tradicionales: similar tamaño, una lente, un disparador. La procesión va por dentro: en lugar de la acción convencional del rayo de luz sobre un compuesto químico y el posterior revelado y fijación, la máquina envía la imagen a un disco electromagnético que registra hasta 50 fotografías por cada cassette especial que se coloque en la parte trasera de la cámara. Una tentación adicional para los potenciales compradores será la posibilidad de usar cuántas veces quieran ese cassette, llamado Mavipak. Su contenido se borra al mejor estilo de los grabadores de sonido o de imagen. El proceso que sigue parece sencillo: se retira el cassette y se lo coloca en un adaptador especial —que se venderá con la cámara— preparado para adosarse sin dificultad a un televisor color. También será posible, según aseguran sus fabricantes, enchufar la cámara Mavica a un videograbador para armar películas o hacer un álbum de fotos estáticas en una cinta de video. Hay, sin embargo, una posibilidad todavía más atractiva: llamar a un pariente o amigo por teléfono y mandarle la fotografía por teléfono. “Con un aparato en cada extremo de la línea, ese proceso lo puede hacer un chico, sin la menor dificultad", dijeron hace una semana en Tokio. Pese a lo impresionante del avance tecnológico que representa esta cámara, todavía no se sabe con certeza si podrá comprometer seriamente en el futuro a los sistemas fotográficos tradicionales. El primer obstáculo es la calidad técnica de las imágenes, limitada en cierta medida por el número de impulsos eléctricos que puede registrar la máquina. Esta duda se mantendrá por algún tiempo, pese a que en Sony esperan que para 1983 —al empezar la comercialización— ya se haya mejorado la calidad de impresión en un 30 por ciento. Otro punto difícil es el precio: se estima que las primeras Mavicas se venderán a 870 dólares, un costo mucho mayor al de una cámara convencional de una lente. Según Henry Kaska, directivo de Eastman Kodak Co., “esto hará que nunca se conviertan en un producto masivo". Es posible, pero la producción en gran escala puede dar vuelta estas predicciones. El caso es que Sony —que hasta el momento se ha mostrado renuente a explorar el terreno del video disco— parece dispuesta por todos los medios a convertir este hallazgo (el más importante para la fotografía desde los tiempos de Louis Daguerre) en el hermano gemelo del videocassette. © Copyright Newsweek y SOMOS SOMOS 4/9/81 |
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