Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

________LAS CIENCIAS_________
Para domesticar la violencia
stun gunsLa matanza de Attica —el establecimiento carcelario de Nueva York— parece una herida que tardará muchos años en cicatrizar en la conciencia liberal norteamericana. Este efecto no es imputable, sin embargo, a los impulsos morales exclusivamente, o a la culpa colectiva. Es que no hace falta poseer una esfera de cristal para prever que la violencia colectiva es un fenómeno urbano en permanente expansión (valga el carnaval de Mar del Plata como muestra). Un nuevo arsenal ha sido desarrollado en los últimos años en previsión de estas circunstancias y su futuro uso generará enardecidos debates, en los meses que se avecinan, a ambos lados del istmo de Panamá.
Muchos expertos norteamericanos consultados por Newsweek piensan que algunos de estos dispositivos pueden ser útiles en situaciones menos desesperadas que la de Attica. Pero el concepto de "arma no letal” sigue en discusión. "Si uno golpea a un hombre en el lugar equivocado, cualquiera sea el arma —sostiene Robert Houle, segundo jefe de guardia de la cárcel de Rhode Island—, ’o matará” Algunos funcionarios prefieren, entonces, hablar de dispositivos "menos mortales", en lugar de "no letales".

ESCRUTINIO. Si no todos los especialistas en problemas de orden público están convencidos de que hay un dispositivo que puede desbaratar una manifestación de estudiantes, los fabricantes de esas armas están muy a favor de sus productos. Dos firmas californianas proclaman que sus Ricochet Rounds (cercamientos con fuego de rebote) y Stun-Guns (pistola atolondradora) podrían haber reprimido la revuelta de Attica sin causar derramamiento de sangre. El Ricochet Round consiste en dos pequeños tarugos, cada uno de alrededor de tres cuartos de pulgada de diámetro y tres cuartos de largo, y pesa cerca de un cuarto de onza. Cargados de manera convencional en una cartuchera de escopeta de calibre 12, están hechos con un plástico que tienen una consistencia parecida a la masilla para fijar vidrios en las ventanas. Pero tienen una suave y alta velocidad inicial y muy poco rebote, a causa de su peso de un cuarto de onza. Los tarugos dispararán no más alto de 18 pulgadas del suelo y golpearán a la víctima en algún lugar entre los tobillos y la rodilla. "Eso arde infernalmente”, dice Gene Smith, presidente de la First Round. El máximo alcance del Ricochet Round es de cerca de 40 yardas. La Stun-Gun es una vaina cargada de proyectiles, que se dispara desde una cápsula de 40 milímetros. La vaina es efectiva para alcances de 30 y 300 pies y el impacto contra la víctima es semejante a un fuerte golpe de una pelota de béisbol. Existe también el Hong Kong Baton, que consiste en cinco tarugos de madera dura disparados por botador de granada. Salta desde el pavimento contra la tumultuosa multitud. También existen cartuchos de escopeta cargados con arena de playa o perdigón de plástico, que pincha furiosamente pero no penetra en el cuerpo; balas marcadas con colorantes que manchan a los líderes de las revueltas para que luego puedan ser identificados y arrestados y un cañón de agua que puede ajustar su descarga desde una lluvia refrescadora de multitudes hasta una serie de chorros dirigidos contra un solo individuo.

SHOCK. Pero tal vez el más exótico y menos letal dispositivo —corrientemente ofrecido a las fuerzas policiales— es el Taser para repulsión teleactiva con shock electrónico. Taser es una mezcla de arma, acumulador y pincho eléctrico, todo enrollado en uno. Podría haber sido coinventado por Buck Rogers y Bull Connor pero, en realidad, es el trabajo del ex físico aeroespacial John Gover, de Santa Ana, California. Dispara dos pequeños contactos eléctricos en púa, y cada uno arrastra hasta 300 pies de alambre sumamente fino y flexible. Las púas se prenden en los vestidos de los revoltosos y, cuando se produce el contacto, el Taser imparte automáticamente a la víctima un shock casi paralizante. La baja carga de amperaje continúa incapacitando al revoltoso hasta que un presunto policía, bien aislado, pueda capturarlo. No es seguro, sin embargo, que el Taser sea un dispositivo más práctico que otros que, a pesar de su ingeniosidad, han sido ensayados y encontrados defectuosos. Un generador de ruido estridente y una línea de enceguecedoras luces, por ejemplo, fueron desplegadas hace algunos años bajo la premisa de que el ruido y la luz insoportables dispersarían a los revoltosos. Pero varios tests revelan que una línea muy fina separa la molestia del daño físico irreparable, motivado por estos dispositivos paralizadores de la mente.
En cuanto a los tranquilizantes que pacificarían a los individuos violentos o a las drogas que inducirían a extremos cambios en la personalidad, existen muchos problemas que limitan su uso. En principio, la dosis debe variar con cada individuo. La segunda limitación es el tiempo que tarda entre la aplicación y el efecto: un hombre desesperado podría todavía tener tiempo para llevar a cabo su amenaza de matar un rehén aun después de haber sido tratado con un fuerte tranquilizante de vertiginosa acción. "¿Puede usted imaginarse el clamor del público si se usara un elemento semejante al BZ (un alucinógeno descubierto por el ejército de los Estados Unidos) para dominar una revuelta en la prisión y que algo de este gas se esparciera sobre las murallas y llegara al pueblo vecino?”, pregunta un experto en guerra química. "Ciertamente, existen elementos químicos que hubieran podido ser usados en Attica, pero la cuestión real no es la viabilidad técnica sino la aceptación política".

VAPORES. El gas lacrimógeno CS, ampliamente usado en Vietnam por los Estados Unidos, es de actuación más rápida y efectiva que el tipo CN que utilizan los departamentos de la policía norteamericana y rápidamente reemplaza a este último. El ejército trabaja también en un nuevo tipo de gas lacrimógeno que se adherirá a la ropa de los revoltosos y continuará irritando con vapores sus pulmones mucho tiempo después de que hayan abandonado el sitio de los disturbios.
Tarde o temprano, por supuesto, desde su punto de vista cada uno está de acuerdo en afirmar que la última forma de control "no letal" tendrá que ser la reforma carcelaria. "Balas de caucho y armas defensivas no son eficientes", dice Hans Mattick, codirector del Centro para Estudios sobre Justicia Criminal (Center for Studies in Criminal Justice) de la Universidad de Chicago. "Necesitamos recursos humanos y cambio, no prestidigitaciones. Es mucho más importante que los hombres en crisis no se despojen unos a otros de su humanidad.
Copyright Newsweek y Panorama, 1972
PANORAMA, MARZO 21, 1972
 







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