Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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| Lo que hay que tener para ser el número uno En la noche del jueves pasado se desvanecían definitivamente las esperanzas de ver sobre la lona del Luna Park —ese escenario que pertenece a la vida cotidiana de los porteños— al campeón mundial de los semipesados, Vicente Paúl Rondón. Su coraje —al parecer— no resultó suficiente para enfrentar al santafesino Carlos Monzón. Juan Carlos Tito Lectoure debió urgir la contratación de un reemplazante de cierta dignidad: subirá al ring el norteamericano Frazer Scott, que tiempo atrás aspiró a la corona que ostentaba Nino Benvenuti, con quien perdió por descalificación. Dos días antes del cambio, Tito Lectoure había denunciado su entusiasmo ante un redactor de Panorama. Durante dos horas no solamente habló de la pelea que tenía concertada para el 4 de diciembre próximo y de la que sostendrá Nicolino Locche con el colombiano Antonio Cervantes por el título de los welter juniors. Dialogó —sin inhibiciones y con claridad— para explicar los gajes de su oficio: llenar las tribunas de Corrientes y Bouchard. Cada día que pasa la gente tiene menos dinero y eso es dramático porque nuestra empresa vive de las recaudaciones que se obtienen. Yo, ahora, estoy preocupadísimo por lo que ocurrirá en los dos próximos sábados. No me gusta nada, absolutamente nada, tener que ofrecer a tan solo una semana de la pelea Monzón-Rondón, otra por un título mundial (Nicolino Locche - Antonio Cervantes). Y para colmo de males, un espectáculo presenta dificultades. ¡Es una desgracia! La culpa de todo el lío la tienen los yanquis: Rondón no pudo venir el 20 de noviembre porque no lo dejaron salir de Estados Unidos, por no pagar impuestos. ¿Cómo iba a hacerlo si no le abonaron la bolsa de su combate con Gomeo Brennan? Él y Tuto Zavala —su manager— tuvieron que seguir al promotor Cris Dundee por varios estados y yo me gasté una ponchada de mangos, en cables y llamadas telefónicas. Estas fueron a grito pelado y hasta llegué a decirle a Zavala —en medio de mi bronca— si se creía que el Luna Park era un boliche o una empresa. Se disculparon pero el daño ya estaba hecho. Pensar que los norteamericanos se atreven a hablar mal de nuestra organización. ¿Sabe por qué lo hacen? Están recibiendo los golpes de gracia. Y ya el boxeo se les escapa de las manos. Perdieron el título mediano —el más importante junto al peso pesado— y se dan cuenta que con Monzón - Rondón está montada la pelea más importante de la actualidad. En la historia del pugilismo mundial, los campeones mediano y semipesado solo se enfrentaron 5 veces: en dos ocasiones en 1909; 20 años después, Tommy Loogran y Mickey Walker; Ray Sugar Robinson y Joe Maxims, lo hicieron en 1952; y la última fue en 1955 cuando se enfrentaron Cari Bobo Olson y Archie Moore. Siempre ganaron los semipesados pero, esta vez no será igual. ¿Si estoy seguro? Mire, si hago el combate es porque le veo grandes posibilidades al nuestro. Aparte, es una inmejorable promoción para el boxeo argentino; lo eleva y lo cotiza a Monzón, y es un buen negocio para él y para nosotros. Sí, ya sé que Rondón dijo que no hay un hombre que pueda tirarlo, que Monzón no pudo derribar a Griffith y, que para él, la pelea no ofrece ningún problema. ¡Fenómeno!, vamos a ver qué opina cuando, de golpe, se encuentre de cabeza en la lona. Rondón está muy confiado porque es técnico y fuerte; siempre trata de llevar a sus adversarios a la pelea corta y cuando lo consigue, aplica unos ganchos tremendos. Pero se olvida de que a Avenamar Peralta le ganó ahí no más y que Monzón tiene una altura inusual para un mediano, largo alcance de brazos y una pegada que reemplaza a las pastillas para dormir. Para desgracia del venezolano se agrega la comodidad del peso que tendrá Carlos: 75 ó 76 kilos. ¿Usted lo vió como está ahora?. . . Se entrena sin ropa, morfa lo que quiere y está pura potencia. El otro día le sacaron unas fotos cuando hizo guantes y se puede ver —en las tomas— los gestos desesperados de dolor de sus sparrings, al recibir los golpes. El público no se podrá quejar, tendrá un peleón. NUNCA MAS. ¿Si se televisará? Ponga con mayúsculas, en su nota, que no. Ni ésta, ni la de Locche, ni ninguna pelea importante. Ya una vez accedí al pedido del presidente pero dejé bien en claro que era la primera y última vez. En Presidencia, cuando les expliqué por qué la televisación nos perjudica tanto, me prometieron que no lo iban a pedir más. El señor Edgardo Sajón (Secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia) me aseguró que si se corrieran versiones infundadas, él informará oficialmente para negarlo. En 16 años que llevo en la empresa, el match Griffith - Monzón fue el único que se hizo en directo. Esa vez, me acordé del motivó por el cual el Madison Square Carden se fue al bombo: cometieron el error de hacer un contrato televisivo con un grupo de avisadores. Cuando éstos se cansaron de presentar boxeo eligieron otro deporte y, de golpe y porrazo, los del Madison se encontraron con que tenían que atraer al público al estadio. Les costó sangre conseguirlo pero ya no fue igual. El último estertor lo dieron con Cassius Clay-Joe Frazier. Ahora parece que bajan la cortina, definitivamente, para el boxeo. Ese desastre, hace años que yo lo veía venir. La gente a la cual se lo dije, no me lo creyó. Todos pensaban que semejante monstruo nunca se iba a caer, pero no se dieron cuenta que allí se movían millones pero sacaban —en carretillas— cifras astronómicas de deudas. Para andar bien hay que tener un local, impuesto durante años y sin deudas. Si deja una ganancia del 10 ó 15 por ciento, es negocio. ¿Cómo el nuestro? Bueno, algo así. Hablando en serio, pienso que el otro problema del boxeo norteamericano es la poca actividad del hombre blanco en ese deporte. Uno iba allá y se encontraba con negros en las preliminares, negros en el semifondo y negros en los combates principales. ¡Siempre negros! La gente se aburre de ver siempre el mismo color. Ahora los americanos perdieron su primacía y se han quedado muy atrás. Las plazas más fuertes, según mi punto de vista, son Argentina, Venezuela, México y Japón. Lo único que le queda a Estados Unidos es Los Angeles. Ahí usan a los mejicanos, quienes son bastante suicidas y se despedazan para placer de los espectadores. Por eso duran tan poco. En escasos años terminan medio tarados. En su país, los mejicanos también se dan como en la guerra. Si no lo hacen, los espectadores tiran huevos, tomates y todo lo que tengan a mano. ¡Si Locche peleara ahí, se armaría cada una! En Japón también hay muchísima actividad, porque están muy bien organizados. Claro que todos los encuentros se hacen con pesos chicos. No como aquí, que hay de todo. ¿Si Venezuela nos hace sombras? No, creo que en América somos los más fuertes. Los venezolanos no están organizados: no hay ni empresas ni estadios. A las peleas las hacen en las plazas de toros y no tienen temporadas estables. Los promotores son independientes y cuando pueden ofrecer un espectáculo —de tanto en tanto— se arriesgan. En los últimos tiempos levantaron bastante, gracias a que se encontraron con 3 campeones mundiales. De ellos, el único ídolo es Antonio Gómez, el que le ganó a Smecca. Tiene tanta trompada ese tipo que nadie le quiere pelear. Cuando arreglé ese combate me ofrecieron 5 mil dólares, un precio razonable para un match que no era por el título. Después le dieron 7 mil dólares a Smecca, quizás para no perder el rival. Los otros dos, son Marcano (quién le dará la oportunidad a Víctor Echegaray) y Rondón. El primero no convence a nadie y Rondón está radicado en Miami. Con eso se hace claro que Venezuela no puede competir con Buenos Aires, como atracción. UN AÑO SIN SOMBRAS. Este año fue bastante bueno para nosotros: levantamos en 7 u 8 veces la cantidad de espectadores. Para ello nos arriesgamos bastante. Supusimos que la gente dejaba de venir al boxeo, no por falta de interés sino de guita, y bajamos el precio de las entradas (de 600 a 200 pesos viejos) Nos salió fenómeno y nos dio la razón. Le daré ejemplos: cuando se enfrentaron La Cruz y Cachazú, en diciembre de 1970, se recaudaron 3.111.600 pesos viejos y se vendieron 2.866 populares. En cambio, en septiembre de este año —a 200 pesos la popular—, vinieron 18.657 espectadores y se obtuvieron 15.695.100 pesos. De esos ejemplos, le puedo dar montones. Hasta nos dimos el lujo de rechazar a Cassius Clay. Les dije a sus promotores que ni por mil dólares lo quería. Si yo presento a Clay, lo haré solamente en pelea porque soy un convencido que la exhibición no sirve y es mala para el boxeo. Lo único que logra es defraudar al público que espera ver otra cosa. Lo vi a Clay en Caracas. Los venezolanos son vivos e hicieron la exhibición como preliminar de Eddie Jones-Vicente Paúl Rondón, por el título mundial de los semipesados. En esa forma fue atracción y recaudaron cualquier cantidad. A pesar de que Clay se presentó con un verdadero sparring —no con un gordinflón como aquí— no me gustó ese espectáculo. Es muy cansador. En Panamá me dieron la razón porque produjo pura pérdida. Ni qué hablar de Italia (Milán), donde les tiraron de todo. Mejor sigo en lo mío, que es seguro y que atrae al público. ¿Con qué los atraigo? Bueno, los que llenan el Luna son: Locche, Monzón, Bonavena, Saldaño... También, según el rival, La Cruz y Cachazú. ¿Si no decaen algunos? No, no creo. Saldaño, por ejemplo, pelea con cualquiera y hay 25 mil personas seguras. Claro que es lamentable lo que hace ese pibe. Con él no se puede planificar nada. Nunca se sabe qué puede pasar. Hasta que no sube al ring y suena la campana, no puedo respirar tranquilo. Ufa, ya me cansé de hablarle de mil maneras distintas, pero, no hay caso. Siempre le pasa algo. Esta vez le prometí que si hacía varias peleas seguidas le conseguiría, para el año próximo, una pelea por el título. Me dijo que sí y volvió de México entrenado como nunca. Ya íbamos a largar y zás .. se arruinó de la vejiga. ¡Qué se le va a hacer. Hay que aguantárselo! Saldaño podría ser el gancho máximo. Tiene un diamante en cada mano, pega y adiós. Aparte es guapo, veloz y la hinchada lo sigue como a Gatica. Otro que promete como atracción es Víctor Galindez. Es un raro que tiene cosas que lo hacen diferente al resto. Sus gestos, desafíos al rival y botas verdes lo convierten en polémica. Sus excentricidades son necesarias porque hay pocos boxeadores con swing. GOLPE POR GOLPE. Donde surgirán dificultades será en traer púgiles extranjeros. Por el dólar y porque los pasajes aumentaron un 43 por ciento. ¿Sabe cuánto me cobran de impuesto por cada boxeador que traigo? El 46 por ciento. Es una barbaridad. Para pedirme algo no hay problemas pero cuando traje a Griffith los primeros dólares me los cobraron a 500 pesos cada uno. Después de la pelea tuve que pagar los impuestos y el Banco Central me los fajó a 610 pesos. No me dieron cambio oficial y el chiste me costó 8 millones. Es muy posible que si no puedo traer valores mundiales el periodismo se queje. En los últimos tiempos atacaron con todo a la empresa. Cuando peleó Locche con el español Tony Ortiz, como no encontraron nada que criticar salieron con que el Luna Park no tenía refrigeración. Lo descubrieron ahora, y hace 40 años que vienen todos los sábados. ¿Quién me ataca? La Nación y un vespertino al que por ahora no quiero nombrar. Lo tengo individualizado y ya me van a tener que explicar los motivos de su mufa. Yo estoy en paz porque procedo como siempre. Por ello puedo darme el lujo de dormir en paz. ¿Si vi la película Nosotros los monos? No, me la contaron. Dicen que es una sarta de enormidades. Imagínese que a Martiniano Pereyra lo emborracharon con 3 ó 4 litros de vinacho y lo usaron para hacer de piltrafa humana, arruinado por el boxeo. Pensar que el director vino aquí recomendado por el doctor Héctor Reparaz —a quien también engañó. Mejor que nunca lo encuentre— y dijo que quería filmar el gimnasio, como un lugar donde los jóvenes se refugian del vicio. En una palabra vino mintiendo. También me enteré que en los títulos del film, agradecía a nuestra empresa. ¡Qué ironía! No, no la voy a ver. ¿Para qué? ¿No sabe lo que quisieron insinuar? Que los changuitos vienen del interior, llegan a Retiro y ahí los están esperando los pulpos del boxeo que los traen para aquí. ¡Por favor! ♦ A. A. B. PANORAMA, NOVIEMBRE 30, 1971 (nota:A.A.B., por las iniciales probablemente se trate de Andrés A. Bufali) |
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