Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado


cantantes extranjeros

BUENOS AIRES: IMAN DE CANTANTES
ARGENTINA es meta de sueños. Nuestra gran urbe porteña, levantada desde el manso león dormitando a sus pies, hasta las crestas de sus rascacielos arañando las estrellas, figura inscripta en el carnet de sueños por cumplir de todas las grandes figuras del arte. Indudablemente hay un atractivo, un imponderable factor que determina ese vuelco del interés de los artistas hacia Buenos Aires. ¿Su clima artístico, acaso?... ¿La cordialidad de su público?... ¿Ese su cosmopolitismo que le permite comprender todas las formas de expresión?
Ante la necesidad de esclarecer estos interrogantes, ¿qué mejor que ir a preguntarle a los mismos artistas qué es lo que los mueve a acercarse a nosotros? Tomaremos tres nombres al azar, tres nombres que marcan tres rumbos de la canción en las preferencias del público criollo: Teddy Reno, Bobby Capó y Paul Anka. El primero, a punto de partir —quizá a estas horas esté a miles de millas de la calle Corrientes—; los otros dos, recién llegados.

El diálogo con el cantante italiano tiene lugar la noche de su despedida del cine Normandie. Lo acompañan una rubia esplendente y dos mocetones de sólida musculatura (¿sus guardaespaldas, acaso?).
—Cinco temporadas en Buenos Aires, creo que dicen mucho más que millones de palabras tratando de explicar la razón de mi presencia en este magnífico país. Los cantantes extranjeros soñamos con actuar en la Argentina, por la afectuosidad de su público y la fácil comprensión que pone para nuestras canciones. Y además, por ese darse sin retaceos, amplio y espontáneo que obliga al artista a su más fervoroso reconocimiento.
—¿Qué sector de público es el que lo sigue con más entusiasmo?
—Entre quienes me siguen figuran las jovencitas y las personas de edad. En Italia me llaman el cantante “confidencial” por el tono y el clima que imprimo a mis canciones, de manera que lo mismo llego a la jovencita de quince años que a la “joven” de ochenta...
—Su repertorio, además de las canciones italianas, ¿incluye extranjeras?
—Sí. Francesas y alemanas y hasta alguna canción inglesa.
—¿Argentina?
—Tres de las más difundidas: “Adiós pampa mía”. “Cafetín de Buenos Aires” y “Uno”. Particularmente la primera tuvo un suceso extraordinario en Alemania. Claro que yo las interpreto trasvasándolas en cierto modo a mi estilo, pero sin alterar su esencia.
—Usted tiene un “show” de TV, diríamos personal, en Italia. ¿Cómo se desarrolla y quiénes colaboran?
—Es un “show” que tiene millones de oyentes, como que se difunde por varios canales italianos y extranjeros. Concurren al mismo personalidades notorias de todos los medios. Podría nombrarles, entre otras, a Kim Novak, Diana Dors, Ivonne De Cario, Sofía Loren y Gina Lollobrigida. Aparte quiero recordar la visita de Adenauer, quien después de responder a varias preguntas mías, me forzó finalmente, como pago a su colaboración en el programa, a
que cantara para él “O sole mió”.
Y Teddy se despide de nosotros con estas palabras para sumergirse en la sala donde cantará por última vez ante el público.

PAUL ANKA LLEVARA TEMAS
Sumergido, a su vez, ya, en un mullido sillón de los altos del cine Opera —sala donde debutó con movilización plena de los “fans”— y esquivándole a más de un importuno estornudo que intentaba aflorar estrepitoso en el extremo de su apéndice nasal, Paul Anka dialoga con los cronistas a las pocas horas de su llegada al país. Tiene diecinueve años, compuso su famosa “Diana” —8 millones de discos vendidos— a los quince, ha actuado en los principales escenarios nocturnos de Francia, toca cinco instrumentos —piano, ukelele, batería, acordeón y guitarra—, sabe que es famoso, y eso le parece cosa muy natural, no quiere que lo consideren un “rockandrrollista”, y responde con satisfacción, cuando le preguntan, que gana, sólo con sus derechos de autor, más de trescientos mil dólares anuales.
—¿Tenía usted particular interés en actuar en la Argentina? —fue una de las preguntas de un cronista.
—Especialísimo. Sé que aquí mis discos se venden a millares y que hay un público dispuesto a escucharme. No podía menos que alegrarme la perspectiva de entrar en contacto directo con los argentinos. Por eso acepté el contrato, si bien hubo que limitarlo a sólo cinco días de actuación, pues debo retornar inmediatamente para filmar.
—¿Se propone incluir en su repertorio alguna canción argentina?
—No creo. Sólo canto mis canciones. Pero sí es muy posible que aproveche algunos elementos temáticos argentinos, o hasta alguna canción, que adaptaría a las formas musicales que cultivo. Es decir, mi paso por Buenos Aires no sería sólo para brindar lo mío, sino para llevar algo de lo de ustedes. Creo que eso se llama intercambio... ¿No es así?
Y Paul Anka sonríe. Con esa sonrisa fresca, desaprensiva, de quien a los diecinueve años tiene la sensación de haberse metido el mundo en un bolsillo....

MAS CANCIONES PARA EL REPERTORIO DE BOBBY
Bobby Capó es el tercer hombre. No el de la película homónima sino de la encuesta que realizamos. Lo encontramos en cualquier parte. Pudo ser al pie del Obelisco —Vanguard criollo que en cualquier momento se nos va a la Luna—, o en la fiesta inaugural del canal 13.
El popular cantante portorriqueño, padre de cinco hijos, esposo de una reina de la belleza, campeón de la simpatía él mismo, atiende la pregunta concreta:
—¿Por qué volvió a la Argentina?
—Es una novia deliciosa. Sabe hacerse amar. Y cuando uno se aleja de ella, sólo piensa en el retorno, como el primer amor...
—Su última visita fue en 1952... ¿Qué recuerdos se llevó de nosotros?
—La amistad efusiva del público y algunas canciones, a cambio de las que les traje...
—¿Cuáles fueron?
—“El patio de la morocha”, “Cafetín de Buenos Aires”, “Esta tarde gris”... Fueron éxito en todas partes.
—¿Hará más intercambio?
—Traigo un ritmo nuevo: “El empujoncito”. Me llevaré en cambio algunas canciones de las actualmente en boga, y si es posible, alguna nueva para imponerla en la zona del Caribe.
Bobby nos deja su sonrisa amistosa, su gesto cordial, su simpatía calurosa y se va Del brazo con su esposa, la reina de la belleza de Puerto Rico; lo único que no nos deja...

—pie de fotos—
-El record de difusión en todo el mundo. Paul Anka se apronta, con sus exitosos 19 años, a atrapar al público porteño. Aquí lo vemos: puños apretados, en tensión, esperando el gran salto.
-Teddy Reno ha puesto su voz en las valijas, y es muy posible que en estos momentos esté muy lejos de lo que él llamó “su Buenos Aires”. La esperanza se bifurca: sus cartas o su regreso.
-Paul Anka explica: “Cuando a los quince años compuse “Diana” no tenía la menor idea que llegaría a los 8 millones de discos. Ahora tengo la “grande idea” de mis ganancias anuales: 300.000 dólares”.
-“Quiero llevarme alguna canción de ustedes. Me parecen muy, pero muy buenas. ..” —dice Paul Anka, atusándose los imaginarios bigotes para subrayar la calidad de nuestro folklore.
-Bobby Capó, cantante portorriqueño, padre de cinco hijos y marido de una reina de belleza, considera que la Argentina “es una novia deliciosa que sabe dejarse amar”.
-Rosamel Araya, Barry Moral y Paul Anka.

Revista Platea
7/10/1960

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