Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Gilda Lousek
gilda lousekLAS heridas del corazón parecen no cerrarse nunca completamente. Las crisis sentimentales pueden a veces superarse, pero irremediablemente dejan su secuela de amargura y hasta de descreimiento ante la esperanza de un nuevo amor. En ese mundo es donde se debate actualmente Gilda Lousek, tras el lamentado epílogo de su matrimonio. Pero la rubia estrella no quiere dejarse arrastrar por una corriente de enconos, y eh esa rebelión contra algo que ella no eligió, estará sin duda su reivindicación con la vida.
—No alcanzo a vislumbrar qué camino seguiré en el futuro... Sólo comprendo que debo olvidar —nos confiesa—, pero es difícil, cuando se vive con el corazón abierto, alcanzar a borrar de la noche a la mañana aquello que creímos el principal motivo de nuestra existencia.
—¿Es que acaso se siente cerrada a toda esperanza?
—No..., por lo menos conscientemente. Lo único que siento es que estoy llena de resquemores, que no me dejan avanzar.
—Sin embargo, durante su estada eh Mar del Plata pudimos verla con apariencia feliz. . .
—Bueno, es innegable que el trabajo mucho me ayuda a superar mis continuas depresiones. Allá, cada noche, al subir al escenario, me sentía otra persona. . . Además, encontré muy buenos amigos, dispuestos a brindarme comprensión . ..
—¿Sobre todo alguien en especial?
—Sí —nos responde con una amplia sonrisa—, sobre todo alguien en especial...
Gilda no quiere hacer nombres, pero nosotros podemos anticipar que se trata de un joven productor del video marplatense, en quien la actriz ha encontrado una profunda identificación, abriéndose así, una nueva posibilidad de dicha para ella.
—Si lo nuestro no avanza todavía como quisiéramos, es por culpa mía..., exclusivamente mía..., ya que no logro disipar mis dudas y mis temores Pero la sinceridad que encuentro, me ha llevado a decidirme, y lanzarme sin reservas hacia el encuentro de esta nueva oportunidad que toe brinda el destino. No quiero que quien me ofrece todo, tenga que ser “paño de lágrimas”. Pero sólo pido un poco más de tiempo y todo será normal y grato para los dos. . ., podré así recompensarlo de estos días amargos que le hago participar sin ningún derecho.

Revista Radiolandia
7/4/1967

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