Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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CONTRAPUNTO ROBERTO GOYENECHE - NESTOR FABIAN Roberto Goyeneche tiene 41 años de vida y 25 de cantante. Cantó en la orquesta de Raúl Kaplún, en la de Horacio Salgán (por espacio de seis años) y finalmente con Pichuco Troilo (nueve años). Hace cinco que se abrió de Troilo y canta solo: sólo entonces comienza su verdadero éxito. Es quizá, el cantor más requerido de los últimos tiempos: sin dejar de pertenecer a la vieja guardia del tango, representa a la vez uno de los pocos bastiones que le quedan al ritmo ciudadano. Néstor Fabián, en cambio, tiene apenas 29 años y 5 de cantante: por esa juventud y por su relación con cantantes de la llamada nueva ola (entre quienes se incluye su esposa, Violeta Rivas) era uno de los renegados del ambiente tanguero. Pero sus actuaciones de este año en Caño 14 le redituaron el fervor de los asiduos, además de contribuir a pagar el derecho de piso que el ambiente exige. Goyeneche y Fabián se encuentran en el periodo más fructífero de su carrera: ganan más de 600 mil pesos mensuales y figuran en los puestos más encumbrados de los reductos tangueros. SIETE DIAS: ¿Es verdad que ha muerto el tango? ROBERTO GOYENECHE: Eso es absurdo. Los que afirman eso, son neófitos. Nunca el tango estuvo como ahora, arrasando con toda posible competencia. El tango murió para los muertos. NESTOR FABIAN: Lógicamente hay algo de cierto en eso: pero no es una cuestión de fondo, no se puede decir que esté muerto en sí mismo. La culpa de todo lo que pasa con el tango ahora la tienen los discjockey: son enemigos de la música ciudadana y se encargan de no difundirla en sus audiciones. SIETE DIAS: Hay quienes dicen que el tango es el velorio de los que pasaron los 40 años... ¿Es cierto? GOYENECHE: No entiendo. ¿El velorio de quién? En todos los lugares donde actúo vienen chiquilines de menos de 20 años a pedirme mi repertorio, pibes que me conocen y piden mis tangos: ¿es el velorio de ellos acaso? FABIAN: Bueno, en parte es cierto. Evidentemente, la juventud que gusta del tango no es la mayoría: de ser así habría en televisión y en radio el doble o el triple de intérpretes. Pero recalco: esto es culpa de los disc jockey, ellos manejan todo el asunto. Aparte de eso, el tango sufre bajones, como todas las cosas. En mi caso sucede algo parecido: salvo la gente del Caño 14, en el ambiente del tango me desprecian. Se dedican a señalar mis defectos y nada más que eso. ¿Y por qué? Porque soy joven y en cinco años hice . lo que muchos en 40. SIETE DIAS: ¿Qué es el tango en 1968? GOYENECHE: Antes el tango se cantaba y se tocaba de otra manera: hablo de los tiempos de mi madre. Desde entonces el tango ha tenido una evolución favorable en un mil por ciento: ahora tiene más fuerza, más ritmo, es otra cosa. Pero, a la vez, la esencia del tango es siempre la misma. FABIAN: Lo de siempre. El tango ya le tocó varias veces la mano a San Pedro y sin embargo siempre bajó a la Tierra. Quiero decir con esto que en cualquier momento el tango vuelve a subir y no lo para nadie. . . SIETE DIAS: ¿Cuándo y dónde debutó? ¿Qué recuerda de ese día? GOYENECHE: Debuté a los 16 años, en el Ocean, con la orquesta de Raúl Kaplún. . . Pero no, no, del día ese no recuerdo nada. Fue un día más, tan profesional y responsable como los de ahora. N.F.: Debuté con Mariano Mores, después de dos ensayos, hacia fines de 1963. Tenía un miedo horrible. El autor teatral Roberto Aroldi me había presentado a Mores y yo no sabía qué iba a pasar. Pero aquí estoy. . . SIETE DIAS: ¿Qué otros oficios tuvo en su vida? GOYENECHE: ¡Ufff! Fui colectivero, camionero, taximetrero, mecánico (tragaba grasa); a los 12 años mantenía a mi madre y a mi hermano. Pero una vez que empecé a cantar profesionalmente, ¡chau, listo! ¡Se terminó todo! FABIAN: Hice unas cuantas cosas. Fui marinero, conductor de lanchas en el Tigre, tuve una parada de diarios en Hipólito Yrigoyen y Salta, trabajé también en el Mercado Proveedor del Sur, frente a Canal 13. . . Pero yo no trabajaba para mantener a nadie, salvo a mí mismo. Cuando murieron mis viejos, yo tenía 10 años y quedé en banda: mis hermanos fueron recogidos por otras familias. SIETE DIAS: ¿Le interesa la política? GOYENECHE: Me interesa la democracia: lo equitativo, lo decente. Yo no voto en blanco, por lógica: me interesa mí país, cómo va, cómo se encuentra y qué tengo que hacer yo para estar siempre dentro de la ley. FABIAN: Sí, lógicamente. Hay muchos artistas que dicen que no les interesa . . . Pero si uno nació, por ejemplo, en la Argentina, se tiene que interesar forzosamente por todo lo que aquí sucede. El hecho de ser artista para mí no significa el aislamiento. SIETE DIAS: ¿Qué opina de Juan XXIII? ¿Y de Pablo VI? GOYENECHE: ¡Son santos!: ellos ministros de Dios y yo católico, qué otra cosa puedo decir. . . Para mí esa gente que pertenece a la Iglesia y hace obras de beneficencia y, además, logra que multitudes y multitudes se reúnan en torno suyo, tienen condición de santos. Lo que no entiendo es que haya muchos políticos en el mundo que también llamen la atención de multitudes. Eso no lo entiendo. FABIAN: Bueno, yo soy católico y pienso que la línea que sigue Pablo VI felizmente es la trazada por Juan XXIII. Pero considero que Juan XXIII hubiera hecho mayores obras dentro del catolicismo; creo que él conocía más a los pueblos. SIETE DIAS: ¿Cuántos amigos tiene? ¿Quiénes son? GOYENECHE: Yo soy millonario en amistades: pero amigos-amigos, ¿eh? La gente cree que los amigos se cuentan con los dedos. . . ¡mentiras! Yo tengo tantos que no puedo decir quiénes son ni poner uno delante de otro. Estaríamos dos días enteros haciendo la lista. FABIAN: Tengo muchísimos amigos. Entre los más cercanos, en la actualidad, está Atilio Stampone, ese gran pianista . . Está también a mi lado, dándome consejos, enseñándome todo lo que sabe. También el gordo Francini, que estuvo el año pasado en mi casamiento tocando el violín en la iglesia de Guadalupe. SIETE DIAS: ¿Qué es lo más conveniente: casarse o estar soltero? GOYENECHE: Casarse: sin dudas. FABIAN: Para mí, casarme ha sido la dicha; soltero soy un tiro al aire. SIETE DIAS: ¿Qué lo hace feliz? ¿E infeliz? GOYENECHE: ¡Cantar. . . y cantar! ¿Infeliz? Nada. Todo lo que necesito lo tengo. FABIAN: Estar permanentemente con mi señora. Por eso me disgusta tener una pelea con ella: sé que está deseando que no me enoje. Pero yo insisto muchas veces, como buen hijo de vascos y sagitariano que soy. . . SIETE DIAS: ¿Cuál es el secreto de su "pinta"? GOYENECHE: Y. . . no sé. Yo canto tangos como me enseñaron a vivir; yo canto tangos porque creo que el idioma es uno solo: la trasmisión. Y si la gente lo aceptó, ¡fenómeno! FABIAN: Mi imagen es completamente televisiva: es más, soy un producto de la televisión. Soy un hombre que, aunque cantaba mediocremente, la gente me aceptó porque hacía gestos absurdos delante de la cámara. Nada más que eso. Sólo ahora estoy cantando bien: hace dos meses que estudio canto con el maestro Parmigianni. SIETE DIAS: Si le dijeran que Gardel vive, ¿qué haría? GOYENECHE: ¡Yo no cantaría más! Y los que son decentes, creo que tampoco. Contra él no se puede cantar: Gardel era un superdotado, prácticamente el inventor de lo que nosotros estamos haciendo. FABIAN: Lo felicitaría por ser todavía un tipo de avanzada: más que nunca Gardel está de moda. Por eso pienso que todavía le enseñaba a los más jóvenes. SIETE DIAS: ¿Cuándo siente miedo? GOYENECHE: Cuando estoy afónico. Por lo demás, nunca: voy derecho en la vida. FABIAN: Fundamentalmente, cuando manejo: tuve un accidente que no se me va a olvidar jamás. Después como todos, soy humano. SIETE DIAS: ¿Alguna vez va a dejar de cantar? GOYENECHE: Cuando no pueda más. FABIAN: Quisiera dejar de cantar porque sé que en cualquier momento viene la caída fatal y . . . pedir limosnas no me interesa. Porque por plata que se tenga, el que ha sido cantante quiere cantar toda la vida. . . pero hay veces en que ya no se puede. SIETE DIAS: ¿Qué cantor de tangos le gusta más? GOYENECHE: A mí me gustan todos, no tengo preferencia por ninguno. Eso sí: el mejor cantor del mundo es Carlos Gardel. FABIAN: Enrique Campos y Roberto Goyeneche, por supuesto. Aunque, lamentablemente para la música ciudadana, Roberto empieza a gustar en una época muy difícil. . . Porque si se le hubiera dado la buena hace 10 años, teníamos cantante para rato. SIETE DIAS: ¿Le gustan Los Beatles? GOYENECHE: ¡Son genios! Pero los cuatro solos: los otros, los satélites, los imitadores con nombres raros, ésos no! FABIAN: Son geniales porque cambiaron el rumbo de la música en el mundo. SIETE DIAS: ¿Quién es más importante: Troilo o Piazzolla? GOYENECHE: No tienen nada que ver el uno con el otro. Para mí los dos son carta de presentación: Piazzolla ,es el llamado a desasnar a la gente; Pichuco la esencia nata del tango. FABIAN: Piazzolla, porque de aquí a cinco años, Astor va a conseguir muchos más adeptos que Pichuco en el mismo tiempo. SIETE DIAS: Goyeneche, ¿es cierto que usted es la fiel representación del malevo? GOYENECHE: No sé a qué viene eso: en mi vida canté un tango que hablara de guapos o malevos. Inclusive aborrezco todo lo que sea pantalón de fantasía, lengue y demás, porque el tango no está relacionado con eso. Por eso siempre digo que cuando se inventó la pólvora, los guapos se terminaron. Porque guapo es ahora el que trabaja; la mina más linda era mi vieja y los faroles son de utilería... SIETE DIAS: Fabián, ¿su nueva imagen es la de un joven maduro? FABIAN: Sí, mucha gente lo dice. Aunque me quedan algunas chiquilinadas, con la vida que he hecho creo que no me faltan razones para ser maduro a los 29 abriles. SIETE DIAS: ¿Cree en el infierno? GOYENECHE: Sí. Opino que el cielo y el infierno son como el bien y el mal. A mí me cuesta menos trabajo hacer el bien que el mal, así que para mí lo del infierno no corre. FABIAN: Sí, claro, me lo imagino como todo el mundo: un sitio donde entrás y te quemás para toda la cosecha. SIETE DIAS: ¿Le molesta que hablen bien de usted? GOYENECHE: Me interesaría que, aunque más no fuese, hablaran mal de mí. Del carnicero de la esquina, nadie dice nada. La gente habla de aquel que es alguien. Pero, en definitiva, a mí lo único que me interesa es hacer el bien y cultivarme. FABIAN: No, lógicamente, me halaga. SIETE DIAS: ¿Qué siente cuando da una limosna? GOYENECHE: Por supuesto que doy limosnas: al que las necesita, al imposibilitado, al que no puede trabajar, al nono . . . Para mí es un alimento espiritual, una ayuda para seguir viviendo. Las personas que se alimentan solo de comida no pueden ser útiles a la sociedad. FABIAN: Yo doy limosnas: grandes y chicas. Pero no me gusta comentarlo. Es más, odio a la gente que lo hace porque quiere promocionarse. En definitiva, creo que no hay que dar limosnas. SIETE DIAS: Goyeneche, ¿qué opina de Fabián? GOYENECHE: ¿Fabián? Una bellísima persona. Un artista indiscutido. Porque hay cantantes y cantores: Fabián es un cantante de ley. Además, es de esa clase de amigos que hacen falta para seguir adelante: noble, decente, desinteresado. Tiene una voz de un color maravilloso y es un pibe: ¡tiene tanto camino por delante! SIETE DIAS: Fabián, ¿qué opina de Goyeneche FABIAN: Goyeneche es un superdotado: lo que está haciendo ahora es una prueba evidente. Yo lo único y lo más que deseo para él es que este gran campanazo de hoy se prolongue en el tiempo. Revista Siete Días Ilustrados 30.09.1968 |