Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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GRUPO NUEVA GENTE Nueva época para el teatro La inquietud es patrimonio de la juventud, y sin juventudes inquietas es imposible el paso de la posta generacional. Que el teatro, especialmente ése llamado independiente, o quizá vocacional, sufre un período de ambigüedad, de naufragio entre algo que termina y algo que empieza, es aceptado en los medios artísticos como una verdad actual. Por eso no es raro escuchar cómo los jóvenes que inician su carrera plantean su inquietud y hasta “rebeldía frente a un cúmulo de manifestaciones teatrales que no hacen sino alentar y premiar la mediocridad”. Así se manifiestan los integrantes de “Grupo Nueva Gente” (Virginia Caballero, Horacio Diana, Hugo Lorca, Martha Serra, María Estela Lorca y Miryam Strat). Egresados hace dos años del ex Conservatorio Nacional de Arte Dramático (hoy escuela) son —quizá sin advertirlo— una nueva vanguardia que con el tiempo puede llegar a significar lo que los esforzados conjuntos de la época del 50 significaron para el teatro argentino. Aunque hoy el signo es más nacional, más elaborado en lo nuestro; por eso su queja: “Buscamos un autor nacional que escriba de nuestros problemas, los de los jóvenes de nuestro país. No es mucho, ¿no?” Su búsqueda es intensa y tiene el mejor signo: cuestionar todo. Por eso sus choques permanentes con las instituciones que rigen la vida teatral de autores y actores en nuestro medio. Y por eso su sorpresa cuando fueron elegidos entre los cuatro elencos que tendrán la concesión por todo el verano de los teatros de la Municipalidad de Buenos Aires. Allí, el reducto de la plaza Mendoza (Mendoza, entre Amenábar y Ciudad de La Paz, en Belgrano), laboran con el fuego sagrado de quienes no se han consumido en la profesionalidad mercantilista. Como en una forja su actividad es similar a “un mundo que se derrumba” o que se construye. Mientras preparan “Gabino el Mayoral”, de Enrique García Velloso, sueñan con los proyectos que ya se asoman como realidades. Jorge García Alonso, autor inédito, los guía en la improvisación. Una obra aún no escrita los espera al final del trabajo. Partiendo de conflictos individuales apuntan a reflejar los problemas de la juventud de hoy en su panorama general. La improvisación, esa señal de crisis del teatro actual, se les ofrece como la gran experiencia; también, la espera paciente e inteligente de la superación de la baja autoral. Los de GNG exigen “un teatro de clarificación, desprovisto de elementos falsos que entorpezcan su acto creador”. Con el mismo fervor buscan ellos su hegemonía como grupo humano; alejados del etiquetamiento ideológico dentro de las líneas tradicionales, tienen el mejor de los elementos’ para agruparse: un afecto común nacido en las esperanzadas clases del Conservatorio. Y su juventud: con un promedio de edad de 23 años (menor 21, mayor 25) pertenecen a esa generación que está conmoviendo al mundo en todos los órdenes con un despertar avasallador. Representan para el teatro uña renovación que en muchos aspectos apunta como el ciclo más auténtico de la historia de la escena argentina. Revista Extra 01/1971 |
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