Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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LA PELOTA DE LA DISCORDIA Trovadora de verdades incómodas, aguda y mordaz, María Elena Walsh disparó el pasado mes, en un programa radial, un certero puntapié a la “pelota del acuerdo” que el oficialismo esgrime con soltura en las destartaladas paredes porteñas. Refiriéndose al afiche gubernamental, argumentó que “Según parece, a los argentinos por fin nos dan pelota... posteriormente afirmó ante EXTRA que este llamado le parece una “gran mentira y que a los argentinos no nos dan nada de pelota”. La frase merecía una investigación más profunda al igual que el futbolístico “poster” y María Elena Walsh puntualizó las siguientes actitudes, que reproducimos bajo cada una de sus fotos. -Acaso, María Elena Walsh, cuando se enteró que "a los argentinos nos dan pelota", y realista como es, trabajando con el “país tal cual es", prefirió hablar primero con Amadeo Carrizo, el arquero argentino que más duró y que de GRANDES PARTIDOS sabe un rato largo. Después de conocer a través de ese asesoramiento “las reglas del juego”, María Elena, sin intentar atajar ningún pensamiento, nos describe su manera de vivir este instante. Tal cual lo requiere el afiche publicitario, ella “hace, actúa y se mueve”. El afiche —"En principio, el afiche hace un llamado indirecto a jugar un partido de fútbol, pero en nuestro país el fútbol no es jugado por el pueblo sino que el pueblo mira cómo juegan 22 tipos." —"Por otra parte, el afiche hace una convocatoria a los hombres, a pesar que en el discurso que el presidente formuló posteriormente dice lo contrario; la pelota de fútbol tiene implicancias de tipo masculinas, porque este deporte es practicado nada más que por los hombres; yo, como mujer, no me siento para nada convocada por ese afiche." —“El afiche produce un efecto cómico; creo que no se nos da nada la pelota y que no se nos consulta para nada." —“Yo creo que en definitiva el afiche demuestra que los militares perdieron el partido. Que tenían todo en sus manos. para hacer el despegue, pero no lo hicieron." —“Yo creo que el acuerdo existe, que hoy más que nunca existe unanimidad y que todos queremos lo mismo. Todos estamos de acuerdo en que queremos ser dueños del país y que sea un país bien repartido. Todos queremos ser dueños, menos los que ya son dueños.’’ Los partidos políticos —“La impresión que tengo con respecto a ellos es que están algo anacrónicos. Después de tantos años en que los partidos no actúan, están fuera de la realidad; los partidos carecen de líderes jóvenes.” —“La falta de líderes jóvenes dentro de los partidos se explica porque existen viejos muy poderosos que no sueltan la manija y no dan oportunidad para que se postulen nuevos valores." —Yo no me afiliaría a ningún partido. Creo en la revolución, en una revolución no violenta, que no sé quién estará capacitado para ejecutarla.” Los militares —“Creo que se puede hacer un paralelo entre los ejecutivos y los militares: ambos ejercen la prepotencia a medias y son intermediarlos de los mismos intereses." —“Lanusse se podría dar el lujo de pasar a la historia haciendo la revolución que el país necesita, pero parece que no se atreve.” —“A los servicios de inteligencia militares parece faltarles precisamente inteligencia; ellos siguen creyendo en el comunismo de Leonidas Barletta o de Vittorio Codovilla; no han captado aún la nueva izquierda, y en eso hay una gran falta de cultura. Esto explica la absurdidad de sus medidas." La subversión —“Creo que los militares desconocen temas tan primarios como la táctica. Ellos tendrían que volcar al pueblo contra la guerrilla y no hacer de los guerrilleros víctimas gratuitas, porque de esa manera sólo logran volcar al pueblo a favor de la subversión.’' —“Yo, que me manejo en el escenario, conozco de táctica; si un espectador molesta, trataré de volcar al público en su contra. En el último recital que di en Córdoba y que cuando comenzó no se trasmitía por radio porque estaba hablando el ministro del Interior, había un chico en la pullman que molestaba mientras yo cantaba. El chico silbaba y hacía ruido; si yo en ese momento agredía al chico corría el riesgo de ponerme al público en contra, por lo tanto opté por decirle “Che nene, si no te gusta lo que canto poné la radio y escucha al ministro”; de más está decir que con esto logré no sólo que el chico se callara sino que me gané también a todo el auditorio”. La izquierda y la censura —“Yo sé que existe una censura que todos endilgamos al Gobierno; sé que existe una censura oficial que es perniciosa, pero creo que la censura que ejerce la izquierda de salón es peor que la oficial.” —“Todos los que nos vemos situados en un ambiente de tipo intelectual sufrimos la censura de la izquierda. Yo, por ejemplo, no comparto el mito que se ha hecho de Guevara. Creo que Guevara fue promocionado por la izquierda de salón y fue promovido porque se llamaba Guevara y porque era buen mozo; ahora sirve porque sus afiches se venden en cantidad. Pero nadie conoce la figura de la guerrillera Tania, que era superior a Guevara y que fue una mujer que se jugó realmente en la guerrilla y que no utilizó a la lucha como un juego de play-boys.” —“La izquierda castiga estos conceptos con una censura más inquisitorial que la oficial; contra esa censura también hay que protestar...” Revista Extra 08/1971 |