Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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| RECORDS 32 millones en 52 horas —Che, ¿tanto barullo por 32 millones de mangos? —Gil. ¿Todavía crees en los peces de colores? Si por eso fuera, los banca el canal. Aquí lo que interesa es el rating. (Diálogo recogido en la tribuna de Canal 9 el domingo 13.) Fue una cabalgata desenfrenada, un delirante festival de la alienación. A su lado empalidece la marca de quien comió cuarenta manzanas en una hora o el de aquella nuevaolera del suburbio que durante tres días con sus noches punteó una guitarra eléctrica. Obviamente también quedó pulverizado el registro del histrión Alberto Olmedo, su predecesor en estas maratones televisivas. Porque si a partir del sábado 5 de diciembre a mediodía —y so pretexto de beneficencia— el hombre de la galera pudo perseverar 36 horas ante las cámaras de Canal 11, una semana después el pétreo Orlando Marconi penó en la pantalla del 9 hasta totalizar 52 horas, algo inédito a escala mundial. Disimulado bajo el filantrópico rótulo de "Récord de la solidaridad”, el esfuerzo del insomne Marconi en pro de ALPI y de la Comisión Esperanza Damas Argentinas (CEDA) obtuvo también mayores dividendos a la hora de volcar las alcancías: 32 millones de pesos viejos, en efectivo, sin contar las donaciones de algunos bienes inmuebles y otros suntuarios. La equitativa repartija de los dineros se desniveló —ya fuera de horario— en favor de CEDA, cuando desde Estados Unidos la entidad matriz le arrimó 100 mil dólares en material científico. Para regocijo del zar Alejandro Romay no sólo empalidecieron los 13 millones recaudados a presión en el feudo de Héctor Ricardo García: los 40 puntos de rating proclamados por Crónica para el programa de Olmedo treparon en el de Marconi a casi 44 y medio. NO HAGAN OLAS. "La pilcha, nena. Fíjate en la pilcha”, codeó a su hija una memoriosa trepada en la gradería, al ingresar Marconi (viernes 11 a las 19.30) al estudio de transmisión. Es que por cábala, el nuevo recordman no vaciló en lucir de entrada un ambo con historia: un año atrás lo llevaba puesto cuando aguantó 26 horas de plantón ante las cámaras del mismo canal. Esta vez, una doble fila de bomberos voluntarios le hizo calle para recibirlo. Venían desde Avellaneda, al mando del teniente Manuel Lorenzo y su marcial apostura, más los aplausos del público, arrancaron a Marconi dudosas humildades: "No lo merezco, no lo merezco”, cabeceaba sonriente. Al filo de la medianoche del domingo, los muchachos de la manguera sirvieron para zafarlo de los molestos amasijos de la popularidad. A esa altura, con la mirada perdida y la lengua trabada, el intrépido locutor ya hablaba por señas. "Para mí que está fajado. ¿No vio qué dilatados tiene los ojos”, susurraba un sabelotodo encaramado en la tribuna. Ajeno al infundio, el público —un apelotonamiento de matronas suburbanas, niños mascando chicles, jovencitas de blue-jeans, ciudadanos peinados a la gomina, nonas de batón y pantalla en mano— vociferaba con frenesí: “¡Qué sí, que no! ¡Marconi se pasó!”. Con menos talento musical, el inefable Osvaldo Papaleo había propuesto —sin mayor eco— otro estribillo en verso libre: "Marconi, Canal 9. Un solo corazón”. El raid estuvo matizado con puchereadas, sobremesas, desayunos y los habituales programas de la casa (El Chaleco, Los Viernes de Pacheco, Música en Libertad y otros). Memorables fueron las intervenciones de Adolfo Stray y de Papaleo. Atajándose el pedido popular de contar chistes verdes ("¿Qué quieren? ¿Que nos porten a todos”) el cómico revisteril recitó esta balada: "Paloma, un cazador viote / apuntóte / tiróte / matóte / agarrote / cocinóte / digirióte / y buona notte". Desde la propia esposa del presidente, Betty Nelly Andrés de Levingston —quien anunció telefónicamente un aporte de dos millones de pesos viejos—, hasta un ex manisero italiano —quien saldó con medio millón su deuda con el país que le dio fortuna—, todos trataron de dar algo. (Oscuros atavismos forzaron al caritativo emigrante a retornar junto a la alcancía para reclamar la gomita con que atara su fajo de billetes.) "La verdad, nunca pensé que llegaría al final —musitó una dama de ruleros—. ¿No vio la cara de fiambre que tenía? Seguro que el próximo revienta ante las cámaras”. Pie de fotos: -ORLANDO MARCONI EL DOMINGO 13 EN CANAL 9. Con gorro de dormir y en una quebrada: Papel picado sobre las cabezas y un colchón en lontananza -“No corran el piano que me caigo" AL CUMPLIRSE 50 HORAS PANORAMA, DICIEMBRE 22, 1970 |
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