Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado


pepe biondi


Pepe Biondi
"les presento a mi familia"

CUANDO Pepe Biondi se despidió por ultima vez del público en La Habana, tres mil personas en el teatro Nacional, de pie, agitando blancos pañuelos y llorando, decían adiós a un hombre que durante años no hizo sino llevar adelante la maravillosa tarea de alegrar cada casa en donde se viese su actuación por TV. Desde el escenario, Biondi, sin poder hablar, secaba lágrimas de emoción y profundo agradecimiento a un pueblo que le brindó de todo, cariño, bienestar y fama. En Cuba, Biondi ocupó invariablemente los primeros lugares del ranking nacional de TV; lo mismo ocurrió con su presentación posterior en Caracas y en la actualidad en nuestro país. Puede asegurarse que los “entendidos” de nuestro medio no daban un centavo por la actuación de Pepe, ya que a poco de comenzar a actuar por el 13 diversas voces se oyeron manifestando incredulidad _por el éxito del muy anunciado cómico. Todas esas presunciones se derrumbaron catastróficamente, pues en poco tiempo Pepe Biondi se encaramó a los primeros lugares del “ranking” local, adueñándose del primer puesto desde hace ya bastante tiempo.
La vida privada de Biondi no es privada; es decir, su vivir familiar ofrece un claro panorama de puertas abiertas sin reservas ni pretendidas falsas ubicaciones. Biondi —para alegría de sus muchos viejos amigos— sigue siendo el mismo modesto muchacho de siempre, que hace 28 años se casó con doña María Teresa Moraca, ex cancionista del teatro Comedia, lugar donde se conocieron cuando Biondi actuaba haciendo pareja con su ex compañero Dick. Del matrimonio nació una hermosa hija, Margarita, hoy esposa del locutor-actor cubano Pepe Díaz Lastra, matrimonio efectuado en La Habana. Margarita y Díaz Lastra son, desde hace meses, los agraciados padres de Marcelo Gustavo, una preciosura de niño que no solo ha enloquecido de alegría a sus padres, sino que también tiene a mal traer a su famoso abuelo. Cada palabra de Biondi y de su cariñosa mujer, María Teresa, en referencia a Cuba, tienen una singular dosis de tiernas ponderaciones y un caudal de emocionado agradecimiento. Ahora instalados en el piso que acaban de comprar en Rodríguez Peña y Tucumán, solo ansían afianzarse en el cariño público y luchar con la misma sana vehemencia que Pepe deposita en los objetivos de sus programas por el 13. En el renombrado cómico hay también un discreto y profundo agradecimiento a Goar Mestre, ya que el habilidoso dirigente de televisión fue quien lo trajo desde Caracas ante el temor y las dudas de Biondi y de su mujer sobre las posibilidades que les cabría de poder puntar en nuestro medio. La pluralidad, en cuanto a las apreciaciones relacionadas con el trabado del actor, surgen a raíz de que Pepe tiene en María Teresa su mejor consultora. Una forma clara de manifestar sencillez es usada por Biondi cuando cita las pocas desavenencias habidas con su compañera durante los años de unión matrimonial. Si bien admite haber discutido alguna vez, también se afirma con fuerza cuando ratifica el cariño y la devoción que mutuamente se dispensan. Han compartido buenos y malos momentos y no han tenido más hijos por el temor a la fragilidad de ’a vida artística.
Escuchar a Biondi narrar los dramáticos momentos que siguieron a su separación, del viejo compañero Dick, nos ubica frente a un hombre singularmente humano y profundamente emotivo. También se observa, en el astro, favorito de chicos y grandes, una encantadora modestia y una notoria discreción cuando se atreve a emitir una opinión sobre otros colegas. Cree que Mario Fortuna es, a todas luces, su actor preferido y que todos los demás son “muy buenos profesionales”. La vida actual del sensacional y cotizado astro sigue un curso de absoluta normalidad en lo referente a los imaginables lujos que su crédito actual le permitiría disfrutar. En tal sentido, Biondi continua ubicado dentro de la austeridad de los hogares modestos donde siempre se hallará una mesa abundante a disposición “de cualquier amigo que pase” y en donde será posible encontrar siempre algún elemento representativo del sector de los artistas de circo, sus viejos amigos y maestros cuando, desde los siete años, Pepe comenzó a hacer acrobacia en un circo que pasó por Adrogué. Su madre lo puso en manos de un payaso, para que adecuara su cuerpo a las contorsiones, lo cual le obligó a tales
sacrificios que llegaron poco menos que al drama. Esas fueron sus primeras tareas en espectáculos. El tiempo y su bondad le retribuyeron ampliamente aquellos dolorosos momentos. Cada referencia de Pepe hacia su familia lo llena de entusiasmo y satisfacción. Tanto su esposa, y ejemplar compañera María Teresa, como su encantadora hija Margarita, su yerno Díaz Lastra (al que Pinocho hace reír cuando cierra el “Show” de Mareco), su mimado nietito Marcelo Gustavo y sus hermanos, forman el conjunto de alegrías que fortalecen la vida de este querido astro de la televisión. Todo ello justifica su triunfo y tiende, como seria preocupación, interesar con su trabajo a los mayores y a los niños. Su “patapúfete” y su “...que suerte tengo para la desgracia" ya están en labios de millones de seres que también en nuestro país, como en Cuba y en Venezuela, han llevado a Pepe Biondi al primer lugar de las preferencias populares. Hemos tenido un infinito placer al conocer la agradable y sencilla familia que tiene ese gran muchacho llamado ¡Pene Biondi!

pie de fotos
-Tres generaciones; Pepe Biondi, su hija Margarita y su nietito Marcelo Gustavo, que se ha convertido en e! dictador familiar
-La familia en pleno mimando al pequeñín. Biondi, su esposa, María Teresa; la hija, Margarita; y el yerno, Pepe Díaz Lastra.
-Padre y abuelo, muy felices con el pequeñín, lo miman en todo instante. Los abuelos artistas y el padre locutor. ¿Qué será Gustavo Marcelo cuando sea mayorcito?
-¿No le gustarán mis chistes al pequeñín que trata de no dejarme hablar? ¡O es una tierna caricia!
-Chocho con el heredero, don Pepe queda “Patapúfete” delante del más pequeño de la dinastía Biondi.
-Mamá hace lo posible para que su hijito se coloque “Upa de abuelito”, que muy contento se presta a pasear al nene.
-Gustavo Marcelo es el único que está autorizado para hacer lo que se le da la gana. Aunque deslengüe a don Pepe.
-Para los abuelitos todo lo que hace el querubín está bien. Aquí los vemos jugando con Gustavito.

Revista Radiofilm
9-5-1962

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