Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado
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UNA EXPRESION DIGNA DE NUESTRA GUARDIA VIEJA: POCHOLO Y SU
CONJUNTO Cuando alguien habla de los tangos de antaño, de esos que morían en una sentada compadre, en un ocho retorcido como cabello de ángel, o en una vuelta que ya quisieran para sí los navegantes solitarios, todos pensamos instantáneamente en un conjunto que desde hace mucho tiempo viene ofreciendo la cadencia brava de esos tangos que nacieron en lo de Hansen, para, arrastrarse Las Heras arriba hasta el famoso Tambito de Palermo: Pocholo! Toca el fuelle, como pudo salir bailando y hacer sobre una baldosa más firulete que pintor enamorado. Clavó sus garras en las arrugas del “gusano” y le hizo "cantar las cuarentas" a quien quiso olvidarlo por macho. No se apitucó ni se vistió de moñitos para conquistar Florida, él tenía bastante con las pebetas de Boedo, San Telmo y otros barrios donde el sol salta de contento en el empedrado desparejo de sus calles. Cuando por Radio del Pueblo el “espiquer” anuncia a Pocholo, son muchos los que se acercan al receptor para volver al tiempo ido, días en que el farol esquinero se hacía una curva, presionado por la silueta cansina de un “guapo” Las casitas entreabiertas dejan que penetren por sus puer- (transcripción textual) ....compadre de sus composiciones hechas barbijo en cada compás. No sabemos si su estilo floreció en el percal de las milonguitas, o si se hizo música en el clavel reventón de aquel carrero de Monserrat que supo de noches de amores y de “curdas”. Todo hay en ese tango que no se hizo engominado por no darle la derecha al progreso. Esa dichosa derecha que los concejales quieren imponernos, porque, es claro!, como ellos andan en automóviles... Pocholo está amasado con miguita de cariño arrabalero. Se amamantó de luna apercalada y perfumó su infancia con la pelota de trapo, rompedora de vidrios, y portadora de “canas”. Y su tango es eso, redención de la música nueva... Por eso es que cuando el “espiquer” te lo anuncia, somos muchos los (transcripción textual en la crónica)... alambres del taller paramos un instante los orejones para dibujar aunque más no sea que en el marote mil y una vueltas de piernas... CAÑITA Revista Vida Argentina 11.05.1939 |