Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Jorge Taiana
¿Quién es usted, Dr. Taiana?
Su curriculum profesional ocupa tres carillas bien apretadas. Premios, becas, 19 academias extranjeras, sociedades culturales y muchísimas cosas más. Lo importante, seguramente, es que en cirugía toráxica es uno de nuestros especialistas más destacados; fue decano de Medicina y rector de la Universidad de Buenos Aires, durante el gobierno de Perón. Jorge Taiana era bachiller a los 15 años; sabía que iba a estudiar medicina, pero como era muy joven se preparó durante un año en filosofía, estética, biología. Luego, sí, entra en la facultad y hace lo inverso: tarda en recibirse bastante más de lo normal: “Estudié muy a conciencia. Obtuve sobresaliente en todas las materias menos en dos, en que saqué distinguido.” Después, por delante, una carrera brillante. A los 17 años quiso afiliarse al socialismo y fue rechazado por la edad; luego, siguiendo la tradición familiar, se incorpora al radicalismo: “Soy de esos radicales que comprendieron el acceso del coronel Perón y se sumaron a la incorporación de los trabajadores en el proceso nacional.” Casado con Matilde Puebla, padre de 5 hijos, los mayores —Cecilia y Jorge—, militantes de la juventud peronista y ya conocedores de los rigores de la  cárcel. Este hombre, mencionado como una de las posibilidades peronistas en lo que hace a la candidatura presidencial, está empeñado en la difícil tarea de organizar el operativo regreso (“No hay que decir retorno, que hace recordar demasiado a lo del 64”). Conociendo ya quién es Jorge Taiana, ahora conviene saber qué es lo que piensa.

EXTRA: Usted no desconoce la lucha interna que se ha gestado en los últimos años dentro del peronismo. Quisiéramos conocer la caracterización que hace usted de ella y cómo se inserta usted dentro de ella.
Taiana: El peronismo es un gran movimiento, y como tal ofrece un aspecto diverso. Las divergencias son propias de todo movimiento en evolución y desarrollo. Es indudable la existencia de un hecho generacional y que numerosos sectores juveniles se han incorporado en los últimos años al Movimiento, tanto en los talleres como en las universidades. La sangre nueva trae inevitablemente interpretaciones distintas, una pasión muy encendida, una crítica para los acontecimientos y los hechos del pasado y un conjunto de soluciones que corresponden a la vida moderna proyectada hacia la próxima década.
El peronismo actual debemos insertarlo dentro de las concepciones político-filosóficas del Tercer Mundo, enfrentado con los grandes imperialismos, a muchos de los cuales no se les puede asignar origen en un país determinado. La lucha contra estas fuerzas que concentran el poderío económico, financiero, material y bélico de gran parte del planeta ha desviado en casi todos los países una gran cantidad de recursos para fines exclusivamente de privilegio que usufructúa una reducida minoría. Por lo tanto, el peronismo debe luchar en forma positiva para que nuestro país, junto con los pueblos de otros países en situaciones Similares, rompan las cadenas de la dependencia, dirijan
el producto de su suelo y del trabajo de sus habitantes a las realizaciones que pertenecen a los derechos naturales del hombre. La hora de los pueblos es común a todos los pueblos, incluso de aquellos llamados poderosos o grandes imperios, porque en el fondo los beneficiados son siempre unos pocos.
En esos países superdesarrollados y superindustrializados, la inmensa mayoría vive sojuzgada por regímenes tiránicos, perdida la individualidad, o bien participan de un mundo donde la economía de consumo, los créditos, la “propiedad” inalcanzada, los neurotiza y los hace vivir en una tremenda infelicidad.
EXTRA: Desde su perspectiva política, desearíamos un análisis del país, desde la propuesta gubernamental del Gran Acuerdo Nacional hasta la fecha, y qué posibilidades cree usted tiene el peronismo de retomar el poder.
Taiana: Después de 6 años de gobierno militar las FF. AA. comprendieron que los resortes del Gobierno en sus manos, la amplísima facultad de dictar leyes, modificar o suprimir la Constitución, concentrar en sus manos el gobierno de todas las provincias, cerrar o reabrir la CGT o las universidades, encarcelar o liberar a los ciudadanos, enviar misiones militares, económicas o diplomáticas al exterior, no les permitieron mejorar las condiciones económico-sociales del
país. A los seis años, la situación está manifiestamente empeorada en relación al gobierno que arrebataron a las manos radicales. La inflación con caracteres recesivos, la devaluación del peso argentino y la desocupación no han alcanzado jamás en nuestra historia un punto tan caótico.
El deterioro de los salarios y las necesidades de amplios sectores del pueblo empujan a muchos a la lucha violenta, especialmente a la juventud que no admite que este país deba sufrir privación y humillación social. Entendemos con toda claridad que mayoría popular no significa aplastamiento de las minorías, pero sí la obligación de cumplir sus programas, de ser consecuentes y leales con su propia doctrina y escuchar a las minorías como factores de oposición necesaria, pero asumir la responsabilidad de su propia ideología.
EXTRA: Durante el peronismo, usted estuvo al frente de la Universidad de Buenos Aires. Quisiéramos conocer su experiencia, ya que el de la educación durante el gobierno peronista es siempre un tenia espinoso y polémico.
Taiana: El problema educación ha sido controvertido, porque la mayor parte de los analistas no entendió qué era lo que se producía en el país, esto es, la incorporación de un nuevo protagonista en las decisiones nacionales: la clase trabajadora. Las aulas se poblaron de estudiantes y muchos de los profesores no comprendieron el fenómeno social. Nosotros interpretamos el ingreso de multitudes juveniles a la Universidad como un fenómeno profundamente auspicioso. Significaba la apetencia y la vocación por estudios universitarios que sólo son posibles cuando los sectores populares poseen un “status” económico adecuado. La solución —lo vimos en aquel momento— no era limitar, sino ampliar. Y así lo hicimos. Aumentamos las cátedras, inauguramos nuevas carreras, ampliamos el número de profesores y docentes, proyectamos nuevas universidades, suprimimos el examen de ingreso con el propósito de seleccionar dentro de la carrera y a través de las aptitudes del estudiante para los estudios que elegía. El tiempo nos dio la razón. Desde 1955 se implantaron en las universidades métodos importados, sin duda útiles en sus lugares de origen pero que no se adaptaron a nuestra manera de ser.
La limitación se transformó en un axioma: el ingreso se transformó en verdadera carrera de ingreso, con profesores, exámenes, que cuestionaban en la práctica la validez de los diplomas secundarios.
Mientras las universidades padecían toda clase de privaciones, se auspició con enorme ligereza la creación de universidades privadas, a las que se subsidió generosamente, produciéndose hechos absurdos como la entrega, sin cargo, de predios, terrenos y préstamos... que, por su naturaleza, deben ser independientes, puesto que su base de sustentación está en los elevados
aranceles que cobran a los estudiantes.
EXTRA: Nos interesaría aprovechar su experiencia, no sólo como docente, sino también como médico. Desearíamos conocer lineamientos generales para una política sanitaria que debería llevar a cabo un gobierno nacional y popular. Y, además, una caracterización de la salud en la Argentina de hoy.
Taiana: La política sanitaria actual en la Argentina exige una revisión inmediata y profunda, con el propósito de adecuarla a los tiempos modernos. Desde el punto de vista epidemiológico, existen endemias como la equinocosis hidatídica, el “mal de los rastrojos”, la enfermedad de Chagas, que requieren una solución de gran envergadura. Las tres enfermedades que acabamos de mencionar son en realidad sociopatías. La erradicación de las mismas reside en medidas fundamentalmente económico-sociales: vivienda, encuadramiento sanitario, educación, salario suficiente, etcétera.
Sólo un gobierno con profundo sentido social puede resolver estos graves problemas a través de la economía y la ingeniería... los médicos sólo servimos para atender de una manera imperfecta las últimas etapas de un largo proceso.
La asistencia médico-hospitalaria en nuestro país ofrece un aspecto lamentable. La mayor parte de los hospitales municipales, provinciales y nacionales desarrollan una medicina que corresponde a 1950. Los médicos ya están acostumbrados a trabajar con medios precarios, laboratorios elementales, aparatos de rayos antiguos, instrumental viejo y escalo. El médico argentino está mal remunerado. Dentro de su especialidad es de los más inteligentes del mundo pero los jóvenes deben trabajar en tres o cuatro lugares para poder solventar sus necesidades más elementales. El panorama sombrío obliga a una transformación total. Hay que volcar a la salud pública los recursos que el país posee y que están absorbidos por actividades no prioritarias.
Reconocemos que un sistema de seguro de enfermedades, o seguro social, debe canalizar gran cantidad de fondos para que el país obtenga la asistencia médica que corresponda a esta década del 70.
EXTRA: Volviendo al terreno eminentemente político: usted integra la comisión encargada de organizarle el regreso al general Perón. ¿Podría usted profundizar en esta tarea emprendida —ya que, aunque secundario como eje a analizar, se ha convertido en preocupación de todo el país— pro y contra?
Taiana: El regreso de Perón ha sido un proceso cuidadosamente preparado desde hace largo tiempo. Existe, como es sabido, en toda la masa peronista el deseo del reintegro de Perón al seno de la patria. Perón, que ama profundamente a su país, ha expresado con toda claridad que desea retornar como prenda de paz. Su presencia dinamizará sin duda a inmensos sectores de la población argentina. Reafirmará la unidad de la misma. Su sola presencia propulsará el trabajo y servirá como un enorme motor de satisfacción íntima de los trabajadores. Los enemigos de la Nación argentina quedarán desenmascarados por su sola presencia catalítica. Las contradicciones de todos los sectores monopolistas y de sometimiento quedarán enfrentadas por lo que nosotros llamamos el “ser nacional”. Corresponde analizar sus consecuencias y respetar la decisión que le cabe al propio general Perón. Los argentinos debemos luchar para que vuelva, pero él debe tener la libertad de aceptar nuestras sugerencias y elegir el momento, la forma y la manera de realizar su regreso, según los dictados de su extraordinaria capacidad estratégica.
Revista Extra
11/1972


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